Capítulo 12

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- ¿De verdad?

- Sí.- sonreí.- Se lo diré.

- ¡Al fin podré gritar que soy tío!- Leo sonrió y me abrazó.- Vale ya está, no le hagamos daño al nene.

- Idiota.- reí.- Voy a...

- ¡No! Ya lo llamo yo, ¡Paulo!

- ¿Estaba fuera y no me dijiste nada?

- Él y Higuain, nos esperamos afuera, chao y suerte.- me guiñó un ojo y se marchó.

- ¿Qué?- Paulo me miró confundido.- ¿Pasa algo?

- Sí...tengo que decirte dos cosas.- sonreí intentando ocultar mi nerviosismo.- Importante.

- Dale, decíme.- se sentó junto a mí en la cama, sí, seguía con la pierna apoyada en la silla.- ¿Pasó algo o...?

- Paulo, yo jamás estuve con Nicolás.

- ¿Qué?

- Él era el novio de Marc y justo ese día lo acabábamos de conocer, sí, es argentino y sus padres no son de aquí, pero no juega a baloncesto y para nada es mi tipo.

- ¿Era gay? ¿Por eso rompiste?

- No, no rompimos porque nunca estuvimos juntos, él no fue mi novio jamás.

- Y entonces, ¿Por qué mentiste?

- Pues...porque estábamos todos ocultando algo que no queríamos que ni tú ni Leo supierais y...estabas tú con Antonella y eso hizo que Nicolás se ofreciera a hacerse pasar por mi novio.

- ¿Qué? ¿Leo no sabe esto?

- Sí, lo sabe ahora y sabe qué os ocultábamos.

- Y, ¿Qué es?

- Es...- los mareos empezaron, sentía nauseas y un calor inmenso por todo mi cuerpo. Empecé a rascar mi brazo como siempre que estaba nerviosa y él me miraba más confundido.- ¿De verdad que no estás con alguien? ¿Ni con Antonella ni nadie?

- Ya te dije que no, que aunque quisiera no te olvidé.

- En ese caso tienes que saber que...Paulo tú...

- ¿Yo qué?

- Tú...- los mareos iban a más y decidí cerrar los ojos para soltarlo sin más.- Vas a ser papá.

Y reinó el silencio. Abrí mis ojos poco a poco, encontrándomelo de la misma manera que antes de que lo dijera. Intenté buscar alguna reacción, pero nada en su cuerpo parecía entender lo que acababa de decir.

- ¿Qué?

- Yo...fue el día antes de la final y pasó lo que pasó y...no voy a abortar si es lo que quieres, lo tendré aunque tú no quieras y lo tendré como una madre soltera si no te quieres hacer caso de él. Me ayudarán todos y yo no...

- Tania.- le miré de nuevo.- Cuando tenía 15 años perdí a mi padre, era demasiado joven como para perderlo y supongo que ya sabes por lo que pasé y lo que sufrí después de aquella noticia. Yo...me prometí que no haría lo mismo con mis hijos, que no les dejaría a pesar de todo y ahora llegas tú, la chica a la que amo y me dices que voy a tener un hijo contigo.

- ¿Qué sign...?

Dejé de hablar porque volví a sentir como mi cuerpo se elevaba aunque seguía sentada en la cama. Sus labios tocaron los mismos con deseo y necesidad de volver a sentirlos y yo acepté sin problemas aquel beso inseperado.

Puso entre sus dos manos mi rostro y con su pulgar o acariciaba lentamente mientras yo pasaba mis brazos alrededor de su cuello. Cuando nos separamos por falta de aire nuestras frentes se quedaron pegadas y los dos abrimos poco a poco nuestros ojos, mirándonos fijamente.

Promesas rotas (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora