El dolor prácticamente había desaparecido después del tratamiento y de mi confesión, el peso de mis secretos se había tornado más ligero desde aquella mañana, estaba renovada y motivada como hacía mucho tiempo en mis recuerdos.
A mitad de nuestro paseo, decidimos dirigirnos al bar en busca de nuestro equipo para volver al entrenamiento y por algo de comer, pues gracias a mi pequeño ataque de dolor ninguna había comido nada, aun así mi apetito no estaba a la altura del de Lena, pues su bandeja parecía estar llena de un montaña parecida al Himalaya, no tenía idea de cómo, pero Lena poseía un cuerpo espectacular, lleno de curvas y con una cintura de avispa envidiable a pesar que ella se alimentaba con todo lo que podía.
Desde que estábamos en la universidad Lena sabía lo imposible que era para mí tomar una bandeja yo sola, ya que al caminar con la muleta cojeaba mucho y era muy riesgoso tomarla solamente con una mano pues terminaría botando todo, por lo que ella solía acomodar su comida y la mía en una sola. Cualquier persona en el mundo podría pensar que aquel era un pequeño gesto pero a mis ojos no era así, con aquel gesto ella demostraba que le importaba y que cuanto me ayudaría a pesar de incomodarla. Con aquel gesto me hacía jurarle mi gratitud de por vida.
Cuando llegamos todo el grupo estaba sentado en la mesa, nos acercamos a ellos, tan solo para darnos cuenta que Benjamín y Thomas estaban es un gran partido de ajedrez, se veían tan inteligentes que me dio escalofríos con solo verlos, pero en el momento que Rochelle entro en la habitación los ojos de Benjamín se desviaron inmediatamente a ella, Thomas hizo su último movimiento y ganó, algo que a Benjamín no le pudo haber importado menos, porque dejó a Thomy tirado para encontrarse con el amor de su vida.
Ambos, Benjamín y Rochelle se atesoraban el uno a otro tan solo con la mirada, tanto que parecían sacados de un cuadro de Klimt, casi era imposible de imaginar que un amor tan inmenso existía en la realidad y no solo en la literatura, pero ellos demostraban cada día que aún hay esperanza en el mundo. No obstante no todo alrededor de la parejita era color rosa pues al estar juntos aún recibían miradas de antipatía por parte de las chicas celosas que los rodeaban, ya sea en la universidad o en la academia acababa de notar que aquello nunca cambiaría.
- Algunos nacen con una maldita suerte. – comento Anthony por lo bajo.
Tony desvió la mirada de ellos, haciendo que un presentimiento muy extraño recorriera por mi mente, pero no podía ser posible.
- Las chicas no lo son todo en la vida. – Hablo James, sacándome de mis pensamientos.
Él tenía la mirada clavada en mí, causando que sus palabras fueran poco convincentes. No lo había notado pero todos los presentes se quedaron atentos ante sus palabras y antes de poder sonrojarme siquiera, todos los chicos de la mesa, y aquellos que lograron escuchar sus palabras, lazaron carcajadas, se reían como si alguien les hubieran contado la broma más graciosa de la vida.
- Acaba de hablar el hombre más mujeriego de la Academia. – dijo un chico sentado en la mesa de atrás. – muchos de los chicos, sabemos que la mayoría de chicas en esta sala han pasado por tu cama. - prosiguió el chico entre risas.
Me quede petrificada ante sus palabras, no sabía que decir de la declaración de sus compañeros, James regresaba rápidamente la vista de ellos a mí, tenía una furia que ojos que pudo haber matado a aquel chico, pero la verdad ya había sido dicha.
Trate de disimular y tome asiento junto a las chicas, Benjamín leyó el ambiente o tal vez mi expresión, no lo sé a ciencia cierta, pero empezó a distraerme para tratar de romper el hielo, afortunadamente él era un hombre con una profesión muy interesante para mí y terminé cayendo en su engaño por completo. Mi amigo empezó contándome historias fantásticas de libros nuevos, me daba la sinopsis de libros que él estaría seguro que me encantarían pero a pesar de estar concentrada en su charla seguía sintiendo una punzada de dolor en mi pecho, me sentía algo inquieta pero no quería que nadie lo notara.
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Proyecto: Valkyria
Teen FictionIzzel Sullivan ha pasado toda su vida dentro de la academia Militar siendo una de las mejores alumnas de su generación, gracias a esto llegó a ser parte de un grupo selecto de estudiantes conocidos como Brigadieres, quienes tienen el mando de la aca...