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Cuando terminamos la decoración había un montón de fotos que mande a imprimir a Ross pegadas en todas las paredes, una mesa llena de bocados y un gran ramo de rosas que Benjamín nos mandó a comprar, los invitados que era los chicos de la universidad, llegarían pronto.

Algunos recuerdos tristes venían a mí mientras paseaba por mi hogar, había uno en específico que rondaba mi mente, ocurrió cuando tenía entre cuatro o cinco años y me aferré a la pierna de mi padre para que no se marchara, al final de tanto llorar me quedé dormida y cuando desperté, él ya no estaba.

- ¿En qué piensas, Iss? - Ross estaba a mi lado envolviendo sus brazos a mí alrededor.

- En lo triste que es despertarse, sola en tu habitación.

Ross se quedó observando la casa, y tomo mi quijada suavemente con sus dedos.

- Si deseas yo podría solucionar eso cada noche, o cuando no tenga guardia.

Pensaba en mi madre siempre que me decía que, existían dos tipos de familias en la vida militar, la primera era la que se mudaba con el padre, viajaban cada dos o tres años y se establecían en lugar diferente para estar juntos, claro no era muy cómodo para los hijos les dificultaba el hacer amigos y todo eso, pero siempre poseían el amor de sus padres.

El segundo caso era el mío, en el que la familia se instalaba en un solo lugar y se quedaban solo con un padre, esperando que su otro padre tuviera días francos, podían tener una vida estable, amigos de toda la vida, pero no siempre se podía tener el consejo o consuelo de un padre cuando lo necesitaba.

La puerta sonó y todos los invitados entraron, me sorprendió mucho ver a Katherina pero al parecer se llevaba bien con la sonriente Madison, Frank y Royce también habían arribado, al igual que los inseparables Vel- Kilian y Justin- Lena. Cerré la puerta, pero al cabo de minutos volvió a sonar, para anunciar a Terry y James que estaban del otro lado, con el resto de chicos.

Algunos minutos pasaron cuando Sergio mando un mensaje que decía: "Los tortolos están llegando al nido" era la señal que esperábamos. Todos hicimos silencio y escuchamos al auto ronronear en las afueras de la casa.

El primero en aparecer fue Benjamín acompañado de Sergio, ambos se alzaban despampanantes entre las sombras a las afueras de la casa donde ya estaba anocheciendo, el adorable Ben se había separado de Rochelle para que esta no notara la sorpresa y le habían encomendado a Anthony la tarea de llevarla.

Los chicos aun seguían haciendo su aparición en la fiesta cuando unos faros se lograron divisar lejos, Anthony junto a Rochelle estaban llegando exactamente a la hora planeada. Me asome a la ventana para tener una clara visión de la situación y vi como una despampanante Rochelle descendía con algo cubriéndole los ojos.

- Anthony ya sé que esto es algo planeado por Benjamín por nuestro aniversario, ¿podrías quitarme la venda de los ojos? – decía ella en un tono divertido mientras se acercaban.

- Nop. Solo sigo órdenes, tienes que entender que la persona al mando de esto es muy aterradora y podría morir si no cumplo mi misión. – dijo él sacándome una sonrisa.

Anthony la llevo hasta la entrada de la casa, donde suavemente Benjamín cambio de lugares con él y la dirigió al interior de la casa, ella aún seguía con la venda en los ojos cuando la puerta se abrió, todos gritamos sorpresa, mientras Benjamín le quitaba la venda.

Al parecer Rochelle no se esperaba una fiesta, porque se quedó sin palabras, ella se veía tan hermosa, como una pequeña muñeca, con sus infaltables tacones y un hermoso vestido.

Proyecto: ValkyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora