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Ahora solo escuchaba disparos, los chicos de la academia se encontraban dispersados siguiendo los planes de Zahir, yo los seguía detrás, a veces tomaba las armas de los caídos hasta que se quedaban sin municiones. Estaba en la retaguardia disparando a los pocos que osaban cruzar. En mi mano aun brillaba el anillo el último anillo que poseía. Quería entregarlo antes de seguir mi camino, pero no encontraba a nadie para dárselo.

Mi primera opción fue Sergio, darle el anillo a uno de los mejores estudiantes de la academia, incrementaría nuestra defensa. Pero el dar el anillo a alguien con menos habilidades le daría más posibilidades de sobrevivir. Aun así al final, un súper soldado dotado de más habilidades lograría terminar con muchos más invasores, aumentando así la posibilidad de sobrevivir no solo para él, sino también para el resto de sus compañeros. No debía pensar en la seguridad de una sola persona cuando había miles de vidas en riesgo.

Sergio era quien debía usarlo, sus grandes habilidades nos permitirían aguantar más tiempo, hasta que los refuerzos llegasen, rápidamente decidí buscarlo, no estaba consciente de cuanto camine por seguir al escuadrón hasta que en mi campo de visión apareció a lo lejos una pista de unos seis kilómetros.

La reconocía a la perfección porque ayer casi me había matado allí, la pista de obstáculos, había sido el lugar desde donde se habían infiltrado. Las inmensas torres que ayer conocí hoy estaban hechas añicos en el suelo.

- Iss. – escuche a alguien llamándome.

Al darme la vuelta, no sabía si estar feliz o llorar, simplemente me quede sin palabras, al ver a las personas detrás de mi, ellos llevaban un uniforme negro, el más resistente que cualquier otro, el mismo uniforme de nuestro equipo. Lo mismo que llevaba puesto yo.

Lena, Vel, e incluso Thomas estaban aquí, portando armas y listos para la guerra, ellos eran muy nuevos en esto, a pesar de eso, ellos acudieron a aquel lugar cuando me vieron en problemas, haciendo que mi pecho se hinchara de orgullo.

- Rochelle está revisando los documentos que pediste, vendrá cuando termine. – dijo Vel. – Kilian y Benjamín se nos adelantaron, en estos momentos están en el frente de la batalla.

Thomas se veía asustado, pero a pesar de todo trataba de mantenerse firme, Lena por otro lado tenía una mirada depredadora en sus ojos. Y en sus manos, brillaba un fusil, brillante y algo distinto a los demás.

- Es hora de sacar a esta escoria. – dijo ella recargando su fusil.

En el punto en el que nos encontrábamos ya había demasiado invasores, algunos se atrevían a atracarnos de frente, pero nos defendíamos. Thomas también debió implantar mis recuerdos en su mente porque luchaba como nunca en mi vida lo había visto. A pesar de ser delgado y alto, golpeaba con fuerza y flexibilidad. Sus patadas eran brutales, tanto que escuchaba los huesos de sus contrincantes crujir al contacto.

Vel disparaba con mas puntería, cada una de sus balas eran mortales y sus golpes letales, además lograba escabullirse con una agilidad sorprendente, ataco a todo aquel que se interpusiera en su camino.

Todos nos separamos y nos metimos en la verdadera pelea, los chicos de la academia militar estaban a pocos pasos de mí, pero alguien me ataco, me dieron un golpe sorpresa por la espalda, no tuvo tiempo de darme otro, me di vuelta, lo tome por la garganta y lo impacte contra el suelo, le di un último golpe y se desmayó.

Como él, vinieron algunos en mi contra, empezaban a llegar como hormigas, me atacaban por todos los francos, pero la adrenalina que corría por mis venas, hacía que los golpease, con mucha fuerza, no iba a caer frente a ellos, tenía una misión, mi obligación era vengar a Terry y no lo haría hasta que todos ellos murieran.

Proyecto: ValkyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora