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Un mes, un mes exacto había pasado desde el accidente, no tuve la oportunidad de despedirme de nadie, ni siquiera pude asistir al funeral de James, había pasado un mes en cama porque aún no podía sentarme debido a la gravedad de la lesión, mi espalda ardía por pasar días y noches acostada, mis talones se encontraban con llagas, mamá hacia todo lo que podía, trataba de ocuparse de mi más que los demás pacientes y siempre entraba a mi habitación con una sonrisa en el rostro, ella nunca lo admitiría pero trataba de ser fuerte por ambas, mamá trataba de ser fuerte aún más por mí.

Estaba recostada tratando de conciliar el sueño cuando escuche la puerta abrirse, regrese la vista muy rápidamente y sentí una punzada en mis caderas que me dejo sin aire, los movimientos bruscos desataban una oleada de dolor sobre todo mi cuerpo, esta lesión era una verdadera molestia a la cual me estaba acostumbrando, porque lo único que hice fue cerrar mis ojos con muchísima fuerza para aguantar el dolor. Simplemente me concentre en respirar y esperar que el dolor fuera menguando, pero la persona que había atravesado por la puerta, camino rápidamente hacia mí y tomaba mi mano.

- Lo siento, te he asustado, ¿Estas bien Izz? – Era Ross

Asentí con la cabeza y suavemente empecé a abrir mis ojos. Tenía aquellos hermosos ojos color ámbar clavados en mí, estaba empezando a asustarme.

- ¿Cuál es el motivo de su visita Teniente?

Al darse cuenta de mi mirada el teniente me soltó mi mano sutilmente y recupero su compostura, se plantó en medio de la habitación y me indico el motivo de su visita, había una silla de ruedas detrás de él.

Automáticamente las lágrimas cayeron de mi rostro, eran incontrolables, no tenía idea de cómo me sentía en aquel instante, estaba claro sentía una gran opresión en mi pecho, recordaba aquellos días en los que atravesaba la odiosa pista de obstáculos, días en los que recorría la Academia, cuando trepaba los árboles, días en los que corría de Sergio y Anthony, días en los que perseguía los chicos que molestaban a Terry, recuerdos de May y el ultimo recuerdo que paso por mi mente mi último baile escolar con James; viendo esa silla delante de mi sentía como todo se había ido, no tenía a James, no tenía a mis amigos ni siquiera tenía salud, los doctores me habían dicho que aunque me recuperara jamás sería una recuperación completa, siempre quedaban secuelas, yo ya no podría volver a hacer esfuerzo físico, en conclusión no podría volver a la Academia Superior.

Veía como Ross estaba petrificado, al parecer nunca había visto llorar a una mujer, era eso o yo daba realmente mucha lastima, un sentimiento del que avergonzaría toda la vida, pero tal vez aquel era mi castigo por dejar morir a James.

- Tu padre me ha encargado que te compre una, los doctores han autorizado que te sientes, al parecer la primera operación fue un éxito.

Seque mis lágrimas lo más rápido que pude y le pedí a Ross que me acercara la silla, empecé a sentir muchas punzadas de dolor, pero poco a poco baje una a una las piernas de la cama, se sentían realmente pesadas y aunque los cortes provocados por el paso de las balas habían sanado aparentemente, dolían como el infierno en ese momento.

Tome una respiración profunda y con mis brazos me impulse para sentarme en aquella silla, pero el dolor fue sofocante, pronto sentí como mis brazos fallaban, el dolor causado por las heridas había hecho que soltara mi agarre de la silla, estaba a punto de impactar contra el suelo cuando a centímetros de caer Ross me tomo y me sentó, un gesto noble para cualquier otra persona, pero para mí era un signo de mi debilidad.

Murmuré un inentendible, gracias, mientras empezaba a alejarme de él, con muchísima dificultad abrí la puerta y escape, al salir vi a mi padre, se veía destruido, pero lagrimas se derramaron al verme en ese estado, no sabía si lágrimas de felicidad por verme viva aun o lágrimas de dolor por ver solo los vestigios de lo que algún día fue su hija.

Proyecto: ValkyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora