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La mirada llena de confusión y tristeza que destello en Ross en aquel momento nunca se borraría de mi memoria, se dio vuelta y le dedico una amplia sonrisa a su hermano, una sonrisa que no se reflejó en su mirada.

- Benjamín, me preguntaba qué había pasado contigo - dijo en un tono bromista. - No he podido hablar contigo en mucho tiempo. – enfatizo Ross para que yo pudiera oírlo fuerte y claro

La sonrisa destellante de su hermano se extendió al escucharlo, había pasado mucho tiempo sin verse y Benjamín no se contuvo, termino por abrazar a su hermano fuertemente con mucho amor y tristeza, un sentimiento que solo un hermano podía combinar.

- Tu eres el que desapareció, la última vez que te vi fue hace seis años en tu graduación antes de entrar a estudiar en la Academia Superior - el volvió a abrazarlo con tanto cariño que sentí un poco de envidia al verlos juntos, hacía tiempo que yo no veía a mis hermanos, ellos también eran parte de la fuerza militar por lo que siempre estaban en diferentes sitios. A pesar que se suponía que los mandarían a la primera capital, ellos simplemente se encuentran demasiado ocupados.

Me quedé allí parada no tenía idea de que hacer, empecé a sentirme incomoda por estar de más en esta reunión familiar. Ross y Benjamín empezaron a charlar, se veían muy animados y felices, este era un cuadro encantador en el que simplemente no encajaba. Ross no me necesitaba aquí para arruinar el momento, decidí hacer lo mejor para ambos, le susurré un adiós a Rochelle, di vuelta y escape.

Tenía que esperar hasta mi clase de la tarde y había muchísimo tiempo de sobra, meses habían pasado desde que estaba en la universidad, pero aún me sentía muy perdida, por lo que decidí dar un paseo para reconocer el lugar. No era tan grande como había imaginado, pero era agradable, estaba lleno árboles y jardines, en los patios centrales había grandes estatuas.

- Estas en mi clase, ¿cierto? - alce la mirada para encontrarme con una chica alta y delgada, su cabello era negro azabache, era bella, demasiado bella, tenía una pequeña nariz, delgada y perfecta, justo en la mitad de dos ojos verdes que brillaban como esmeraldas.

Tenía mi mirada clavada tratando de reconocerla, pase un poco de tiempo hasta darme cuenta ella era la chica del cabello largo en mi clase de informática, nunca me fije en que era muy guapa.

- Emmm... si .. hola, soy Issys – dije con un poco de tartamudeo, causado por la vergüenza de verla fijamente sin quitarle los ojos de encima.

Ella me sonrió y empezó a caminar junto a mí, pero yo me sentía muy mal de caminar junto a la gente, no era nada fácil acostumbrarse a esta muleta, era muy incómoda y una trampa mortal, en innumerables ocasiones al caminar junto a mi madre se había tropezado con ella, haciendo que estemos a punto de caer ambas.

- Me llamo Alena Ivanóvic - estaba segura que era un apellido europeo, pero no sabía si era Ruso o Checo.

Llegamos a la cafetería sin un rasguño y me sentí feliz, no todos los chicos de mi curso hablaban conmigo y el estar simpatizándoles, aunque sea un poco calentaba mi corazón.

Pase la tarde con ella mientras me recomendaba productos y mascarillas de belleza, las cuales nunca había usado, pero Alena estaba convencida que ayudarían contra las ojeras que mis develadas habían causado.

Esa tarde la clase de informática fue mucho más divertida con ella cerca, Alena era rápida con los ordenadores, tanto como yo, estaba muy segura que con un poco e entrenamiento sería una hacker estupenda, pero sabía que no duraría por siempre, las clases de informática solo duraban la mitad del semestre y de nuevo estaría sola. O tal vez solo tal vez ella sería mi amiga después que esto acábese, una vez que la clase termino Alena y yo esperábamos que la recojan y un auto de lujo apareció, era un Aurum, una de las marcas más caras en todo el país, jamás había visto uno tan cerca. Todos los hombres a mi alrededor sé que les caía la saliva de solo ver el auto.

Proyecto: ValkyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora