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Había pasado veintiún años de mi vida tratando de ser una buena persona, siempre había obedecido a mi padre, nunca me había quejado por las largas vacaciones encerrada en la academia, trataba de ser amiga de todos y cada uno de los conscriptos que se encargaban de cuidarme, pero al parecer en lo que sería mi inminente muerte no se encontraba un cielo, no hallaba nada más que oscuridad.

El otro mundo estaba lleno de oscuridad o tal vez había obrado mal en mi vida, fuera lo que fuese ya no podía dar marcha atrás. El único remordimiento que tenía era no haber podido despedirme de todos aquellos a quienes ame.

- Vuelve. - una voz que no lograba reconocer, resonaba a mí alrededor, parecía un tímido susurro. Pero hizo latir mi corazón con fuerza.

Por unos segundos, nada ocurrió, todo seguía lleno de sombras, la voz que había oído dejo de resonar, sentí mucha decepción, quería creer que algo más me esperaba en esta otra vida.

- Debemos salvarlo, vuelve. - la voz que escuchaba no estaba distorsionada en un susurro, era fuerte, clara y llena de desesperación, aun así no reconocía a quien le pertenecía.

Con la voz, una pequeña luz se asomó al horizonte y como aquella aparecieron cientos, miles, no sentía nada pero mi consciencia trataba de ir en aquella dirección.

Al cabo de lo que parecieron unos segundos, empecé a sentir la pesadez de mi cuerpo, hasta este momento no me había dado cuenta que simplemente estaba flotando, deseaba abrir mis ojos pero me era realmente imposible.

- Por favor. - seguía llamando la voz que reconocí como la de Katherina

Su voz me hizo rememorar el día en el que la había conocido, ambas estábamos en el mismo curso en cuarto de primaria, ella era nueva, recuerdo haberla visto llorando en un rincón, parecía que la vida se le escapaba, ese era el sentimiento que expresaba su llanto.

Terry estaba a mi lado cuando nos acercamos a ella, al parecer lloraba por haber roto sus lentes, recuerdo haber pensado que no era un gran motivo para llorar pero después ella me explico que su madre los había comprado y que eran exactamente iguales a los de su difunto padre, hace meses que había fallecido y aquellos lentes le permitían sentirse cerca de el.

Su historia me entristeció y me conmovió lo suficiente para ayudarla, al final junto con Terry terminamos arreglándolos pusimos cinta adhesiva como locos, ahora que lo pienso, las gafas quedaron horribles, pero aquella chica, sonrió, ella tenia la mas hermosa sonrisa de agradecimiento que haya visto jamás.

Eventualmente nos hicimos amigas pero tiempo después ella fue transferida.

- Te necesitamos. – decía ella.

Katherina había cambiado con el tiempo, de niñas fuimos muy unidas pero el tiempo paso factura, en las ultimas semanas había hablado muy poco con ella, pero aun así deseaba verla, ella era una llorona, incluso mas que yo, pero su sonrisa cálida podía calentar cualquier corazón.

Proyecto: ValkyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora