El día paso, el cuerpo aun me dolía, pero me sentía ajena a mí, hoy había sido la practica en los laboratorios de informática y no preste ni un poco de atención, Ross estuvo allí actuando como si nada, jugaba, sonreía e incluso bromeaba, en mi delirio pensé que él iba a estar enojado o siquiera un poco triste, pero aunque así fuera no lo notaba.
Ahora sola en mi cuarto, me sentía mal, los gemelos me habían dejado cuando estuvieron seguros que yo me encontraba completamente a salvo en mi habitación.
En este punto ya no sabía que era a lo que se referían, después de esto ya no estaría bien jamás. Mi cuerpo físicamente estaba muy mal, el dolor se había intensificado después del entrenamiento cuando mis músculos se enfriaron, el caminar era una tortura, cada vez que movía una pierna sentía miles de pinchazos en la cadera, no me había sentido así desde el día después de la primera cirugía cuando me había parado sin autorización, e incluso en aquel momento no me había dolido tanto
A lo largo del día tome las pastillas más fuertes que tenía, pero no surtían efecto, a lo mucho, hacían que el dolor desapareciera por unos minutos, pero nada más, incluso había tomado dos para sentirme mejor.
Literalmente estaba destrozada por lo que decidí tomar un baño en la tina para tratar de relajarme y olvidarme por un segundo del dolor, la cabeza me daba vueltas pero decidí que el baño lo arreglaría todo, abrí el grifo y el agua empezó a caer, la escuchaba mientras acababa de despojarme mi ropa, cuando la tina estuvo llena, se veía deliciosa y olía a mi esencia de rosas, el agua se sentía cálida cuando toco mi piel, una vez dentro me percaté de los moretones en mi cuerpo, había recibido algunos en el entrenamiento pero en moretón más grande que recorría toda mi pelvis me lo había ganado en la caída a la piscina.
El tiempo pasó, el agua estaba casi helada cuando escuche la puerta abrirse de golpe, no me asuste, no me moví, hasta ese punto me percaté que no era muy consciente de lo que sucedía a mi alrededor. El dolor de cabeza se había intensificado, ahora las voces en mi cuarto hacían que me doliera aún más, pero no podía quejarme, si acaso respiraba y eso con mucha dificultad.
- ¡tenemos que sacarla! Solo dios sabe cuánto tiempo ha estado allí, está helada.
Rochelle había llegado en mi ayuda, junto con Benjamín. Sentí unos brazos tomarme el agua y llevarme a mi cama, veía levemente el rostro de Rochelle, ella se veía horrorizada.
- ¡Oh por Dios! – susurro
- Estoy bien, pequeña lo prometo
En sus miradas solo un sentimiento se reflejaba: horror.
Rochelle me cubrió con otra toalla un momento antes de salir corriendo, dejándome con Benjamín. El me vigilaba, observando mis movimientos, evitando que muriera, Benjamín a lo largo de estos años se había convertido en un muy querido amigo y mi preciado cuñado, dolía llamarlo así después de haber herido cruelmente a su hermano.
Las lágrimas que había guardado todo el día, rodaron por mis mejillas, él rápidamente se acercó a mí. Y logre ver aquellos ojos ámbar, los mismos que compartía con Ross, debido a su parecido sentía la necesidad de pedirle disculpas, quería desahogarme.
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Proyecto: Valkyria
Teen FictionIzzel Sullivan ha pasado toda su vida dentro de la academia Militar siendo una de las mejores alumnas de su generación, gracias a esto llegó a ser parte de un grupo selecto de estudiantes conocidos como Brigadieres, quienes tienen el mando de la aca...