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Cuando todos se calmaron, en vez de regresar a mi habitación en la academia me dirigí con el resto de mi familia a mi modesta casita en las afueras.

Seguía sin creer que habíamos ganado y mejor aún habíamos impuesto nuestro propio record. Era pasada las tres de la tarde cuando llegamos a nuestro hogar, mamá empezó a cocinar con la ayuda de mi hermana y mi cuñada, mi hermano se quedó jugando con los niños y yo, los observaba a todos desde el mesón.

Por un instante parecíamos una de esas verdaderas familias felices que aparecen en las películas, solo que la ausencia de mi padre hacia que este cuadro sea incompleto.

Dos horas después, la deliciosa comida de mi madre estaba puesta en la mesa, olía exquisito y hacia rugir mi estómago, moría de hambre. La comida que preparaba era lo mejor que se podía encontrar en este mundo, no tenía idea de cómo lo hacía pero siempre terminaba con mis papilas gustativas bailando de alegría.

La cena estuvo deliciosa, incluso mejor de lo hubiera podido esperar, para cuando tuve que irme, estaba tan cansada que no podía ni dar tres pasos, aunque no sentía el dolor de mi cadera, gracias a la fuerzas de muchísimas pastillas, me cansaba muchísimo más ahora.

Tenía la hipótesis de que las fisuras que una vez menciono mi doctor, se estaban agrandando, sabía que muy pronto podía dejar de caminar para siempre, lo único que esperaba era que pudiera terminar mi competencia antes de desfallecer.

No supe en que momento Iván llamó a Anthony para que viniera por mí, pero escuche la bocina de su camioneta sonar poco después de anunciar que me marchaba.

Los niños Sammy y Pan, corrieron hacia mí, tenían los dedos llenos de algo pegajoso y al abrazarme me embarraron todo, me reí mucho sin molestarme siquiera un poco, ese dúo era demasiado tierno como para enfardarme, en cambio les di un beso en la frente y tome un trapo de la cocina para limpiarme.

Anthony entro a la casa, tenía una enorme sonrisa en su rostro, al parecer él también estaba orgulloso de nuestro triunfo, mamá lo saludo como si de un hijo más se tratara y lo detuvo para que comiera algo de sus deliciosos platillos.

El ni siquiera intento negarse, todos conocían lo rica que era la sazón de mamá, cuando éramos pequeños y mamá estaba en casa, ellos siempre estaban invitados a cenar con nosotros, al igual que yo lo estaba en su casa cuando mis padres no se encontraban, pasábamos temporadas de casa en casa, pero la única en la que siempre estuvo presente una madre, era la casa de Terry.

- Sabes Tony, esos hermosos ojos azules que posees últimamente brillan mucho.

Anthony que normalmente era muy juguetón y hablador, aunque normalmente Sergio lo era más, pero en este instante se quedó helado, no dijo nada por unos minutos pero después empezó a hablar.

- Tiene toda la razón Señora Sullivan, la verdad es que me gusta una chica.

Me quede muy sorprendida que le haya contado a mi madre, lo del enamoramiento, el no era de los que contaban ese tipo de cosas, era más del tipo reservado que se guardaba las cosas para si mismo.

- Me alegro mucho de escucharlo. – dijo mamá con una verdadera emoción en el rostro. – espero de todo corazón, que la persona que amas te corresponda, eres un gran chico.

Mamá seguía hablando con el pero yo seguía en shock, no tenía idea de lo que el sentía era tan fuerte, pero aunque el diera la vida por ella, Rochelle ya tenía alguien quien moriría por salvarla.

Mamá decidió enviarme un pequeño pastel para compartir con las chicas, a Anthony le dio un pedazo para Sergio y otro más para la chica de la que hablaba, poco después de que acomodara, nuestros postres en la camioneta, volvió por mí.

Proyecto: ValkyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora