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Iss. – llamó Valkyria, pero no quería, escucharla.

Déjame en paz. – estaba muy dolida debido a que no ayudo a Terry

Solo quería informarle que coloque el escudo sobre el señor Eberbarch, antes de ser impactado, su estado de inconsciencia es debido al primero golpe que recibió, pero su vida no corre peligro. Discúlpeme por desobedecerla. – no sé muy bien ni que sentí en aquel momento, una parte de mi estaba aliviada, pero otra parte aún seguía muy angustiada por lo sucedido con mi amigo. Me quedé en blanco, hasta que logré reaccionar.

Gracias Valkyria. ­– fue lo último que dije antes de volver a enfocarme en Terry, su rostro estaba un poco hinchado pero inconsciente, se veía dormido, lleno de paz como si nada de esto hubiera sucedido.

Mi corazón se calmó, pero mis ojos que ya estaban cubiertos de lágrimas, lloraron hasta verlo en la camilla, una vez más uno de mis seres queridos era sacado inconsciente y en camilla, solo podía preguntarme hasta cuando duraría esto.

BATALLA FINAL anunciaban las pantallas, esta vez teníamos que ganar, pero no soportaba la idea que Ross fuera herido.

Me acerque a Sergio quien acaba de volver, su hermano también yacía en la enfermería, lo conocía lo suficiente para saber cuánto añoraba la venganza. Su furia se percibía incluso a metros de distancia. Me acerque con mucho cuidado, él sintió mi presencia y trato de ocultar esa furia asesina que desprendía de todo su ser.

- No me hagas pasar por esto tú también Sergio. – mi voz tenía un tono suplicante, ya no podía soportar nada de esto.

- Con esas palabras me estas expresando tu infinito amor por mí. – me dijo mientras me guiñaba un ojo, me alegraba saber que a pesar de la situación el Sergio que yo conocía aún se encontraba ahí.

- Sabes que estoy loca por ti, cariño. Y si te atreves a hacerte el muerto, yo misma entrare en el ring para matarte. – él se rio un poco y empezó a alejarse de mí. – cuida a mi Ross. – le dije en murmullo, no sabía si me escucho, pero, el cuidaría a Ross, aunque yo no le diera nada.

Sergio era de los chicos que cuidaban a sus compañeros, era un hombre noble y amable, con gusto me habría enamorado de él si tan solo no me hubiera cortado mi cola de caballo cuando éramos niños o tal vez esa fuera razón, la verdadera era debido a que mi corazón le pertenecía al hombre más caballeroso y maravilloso que había conocido jamás.

Lo vi subirse al ring y dedicarme una gran sonrisa de oreja a oreja. Sus ojos brillaban con unos destellos picarones y coquetos.

- Tranquila Prima, cuidaré de tu amado Ross. – gritó él desde lo alto del ring a todo pulmón, todos y cada uno de los presentes lo escucharon, sentí mi rostro encenderse en llamas, hasta las orejas me quemaban. No hice nada solamente coloque mi mano en mi boca porque estaba segura que se caería de tanto abrirla.

Rápidamente busque a Ross que se encontraba ascendiendo al ring, se veía majestuoso, pero en su rostro se hallaba una pequeña sonrisa torcida, él al igual que todas las personas en el coliseo habían escuchado el nada oportuno comentario de Sergio. Sentía mi rostro arder, nunca antes había deseado tanto que la tierra me tragara.

Pero a pesar de la vergüenza que tenía, la pequeña sonrisa de Ross fue suficiente para hacerme sentir feliz incluso en aquel momento cuando todo se derrumbaba a mi alrededor, mis ojos se quedaron clavados en él, su cuerpo se encontraba deslumbrante como siempre, pero la sonrisa en sus labios era mágica, después de haber visto como mis amigos caían uno a uno, no pensé que podía sentir aquella calidez sentía ahora mismo en mi corazón.

Proyecto: ValkyriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora