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¡Llegó la cigüeña! Y esta cargada...


Esme se sienta sobre mis piernas, mientras no aparta la mirada de la televición viendo la pelicula de Pokemon: "Te elijo a ti" y se pone alborotada cuando aparece pikachu en escena.

Pero todo mi interes acaba en la aparicion de mi madre por las escaleras y al verme niega con la cabeza sabiendo la respuesta que hubiece esperado.

Han pasado dos dias desde que me vine a vivir con ellas nuevamente. Christian envio algunas cosas con Taylor y no he recibido ningún mensaje suyo, tampoco llamadas. Las únicas personas que me llaman para convencerme de volver es Grace y Kate.

Hace unos minutos atrás recibí la inesperada llamada de Weston diciendo que su tio la esta pasando mal, que se a encerrado en su despacho e incluso no quiere que nadie lo moleste. Sin embargo, he estado lista desde hace diez minutos esperando su milagrosa aparición. Tal vez ambos esperamos lo mismo. Que él suba por esas escaleras con una sonrisa arrolladora o que yo tire de la puerta de su despacho y corra a sus brazos.

¿porqué debe ser tan complicada una relación?

Una que al principio fue ficticia y no puedo dejar de pensar en el pasado que poco a poco me devora. Todo es mi culpa, todo. Que él este en peligro a causa de mi hermano y necesitaba espacio para aclarar lo que realmente sentia, mis dudas y miedos. Lo que no quiero aceptar y sin embargo, no estoy decidida a perderlo. No es hasta ese momento que me doy cuenta que estoy llamando a Taylor para que venga por mi, no es hasta que su auto se detiene enfrente del restaurante que me doy cuenta de lo estupida que he sido. Nadie me va arrebatar la felicidad que merezco, nadie.

He luchado sola por mantener a mi familia después de la muerte de papá, he luchado internamente con los terribles demonios del pasado, con el sadico rostro de Donovan, he luchado por hacer feliz a los demas, pero no por mi.

Siempre he sido conocida como la chica post-it, la que no era buena en las matematicas y hacia recados a todos sin poner pero que valga y sin pretenderlo termine trabajando en una de las editoriales más populares del pais donde seguia siendo la misma y de repente me veia envuelta con mi propio jefe en algo que se convirtio en lo que jamás pense que me sucederia. Que alguien me amará sin importarle mi pasado. Por eso nunca intente esforzarme en una relación porque pensaba que iba acabar en el momento en que supieran mi verdad.

-señora Grey- abre la puerta del coche y me ofrece su mano.

-gracias Taylor

-no, a usted. El necesita a su caracol- ambos reirmos al unisono.

-es raro lo se, pero me gusta que me llame asi.

Abre la puerta de la casa por mi, pero aparto la mirada del equipaje cuando Christian sale corriendo del despacho y detrás de él Wes y Mia.

Él aun no se da cuenta de mi presencia en la casa porque se encuentra buscando algo con tanto desespero.

-¡¿Donde estas las malditas llaves?!-grita por los cielos y en aquella enorme casa se producian ecos casi siempre. Como en este momento.

-¡Tio!

Christian gruñe y yo me la paso de maravilla observando tal espectaculo pensando si deberia o no avisar que por fin estoy en casa.

-¡Christian!-esta vez quien grita es Mia señalandome.

-¡joder, ¿Qué?!

Se da la vuelta para encontrarme de lleno con esa mirada risueña.

Christian

Exasperado, volteo para encarar a Mia, y sin embargo en mi mente solo resuena su nombre, pero al ver su figura de pie en la entrada de la casa me invadio la más placentera emoción de mi vida.

Sonrío, y recibo la recompensa de una timida sonrisa que le ilumina la cara.
La esperanza crece en mi interior. Esta aqui, en casa, esta de vuelta en casa. La tengo conmigo, cuando crei que todo estaba perdido.

-Anastasia

-hola, Christian

Como un animal siendo liberado en la naturaleza me acerco con el único deseo de amarla con el alma. Mis brazos cubren su inocencia y mis labios besan sus labios necesitados.

-te eche de menos-dijo, contra mis labios-siento haberme ido.

-y yo siento haberte ocultado lo que sabia de ti

-y yo lamento no haberte dicho- acaricio sus labios con las yemas de los dedos.

-ya no importa. Solo...quiero recordar este momento por el resto de mis dias. Recordar que fuiste el accidente más hermoso de mi vida.

-tengo miedo.-aclara repentinamente.

-ambos tenemos miedo, pero no dejaré que tu hermano nos haga daño.-dije con seguridad, con la verdad. Porque así será, mi familia estará a salvo sin importar que.

Durante el resto del dia pasamos en cama, abrazandola, enrrollandonos de formas extrañas, besandonos mucho y riendo con sus ocurrencias, mientras comiamos tostadas con mermelada. Uno de sus mayores antojos.

-¿alguna vez te habian dicho que eres la mujer más graciosa de este universo?

-si- dice, en tono sarcastico- pero no del universo, sino del mundo.

-he ganado entonces- anuncie en tono petulante-¿se podria saber quien te lo dijo? No fue el idiota de Dante, ¿verdad?

Ella niega con la cabeza.

-no, mi padre.

Su delicado rostro se torna triste.

-yo hubiera querido un padre como el tuyo.

-¿Que quieres decir?- acaricio mi mejilla quitando el sobrante de mermelada de la comisura.

-bueno, mi padre era un hombre peculiar que tenia unos modos peculiares de querer.

Asiente, a pesar que aún noto su confución.

-¿puedo preguntarle algo?

-adelante

-puedo saber lo que ocurrio, bueno, tu versión de los hechos- abrio la boca para decir o tal vez protestar, pero la interrumpí- cuando estes lista-finalice apresurado. No queria arruinar la velada.

-esta bien, ahora yo.

Frunzo el ceño.

-¿porque no me llamaste o me enviaste algún mensaje durante estos dos dias?-pregunta con intriga.

Siempre tan curiosa.

-queria darte espacio y te aseguro que moria por hacerlo. Correr y sacarte de alli sin importar que tus hermanas se me tiren encima y sin importar que tu madre me propicie un golpe con su sarten- rie con la comida en la boca.

Pero de pronto, su rostro iluminado por una sonrisa se oscurece y mi corazón se estruja con violencia.

-¿Qué pasa?

En respuesta sale un grito ahogado de su boca, mientras una de sus manos se aprieta contra el vientre y la otra se enrolla alrededor de mi muñeca.

-¡mierda, duele!

-¡duele!-repito gritando.

Abro los ojos como dos orbitas fuera de su curso.

-¡Ana!

-¿Que sucede?- entra mi madre a la habitación- escuche los gritos.

-no lo se- dije desconcertado.

Anastasia jala de mi camiseta y dice entre dientes:

-¡llego la cigüeña!

-es demasiado pronto- dice Grace.

Apenas puedo articular palabras.

-falta un meses y medio.-trastabille.

-en algunos casos suele suceder antes- dice mi madre y eso no me tranquiliza.-tenemos que llevarla al hospital ahora.

¿Llego la hora?, espero no suceda nada en mitad del camino.






Eres Mia Y Mi Destino © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora