XIV: Viktor, es por tu bien

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Yuuri.

Fui la primera vez de Viktor Nikiforov, el quinceañero por el cual babean muchas chicas de su edad. Cualquiera de esas mujeres pudo haber sido su novia o con cualquiera pudo haber perdido la virginidad, pero me eligió a mí. ¿Qué hay de bueno en un universitario ordinario como yo?

En serio, me he hecho cientos de veces la misma pregunta y no sé qué vio en mí. ¿Por qué se enamoró? ¿Cuándo se enamoró? ¿Cuántos años le llevó darse cuenta de que me quería? ¿Cuántas ocasiones intentó confesarme sus sentimientos y terminamos peleando?

—Yuuri —gritó en mi oído, sorprendiéndome por su repentina aparición y provocando que tirara el cuchillo con el que cortaba unas zanahorias—. ¿Qué pasa? Estás asustadizo.

—¿Qué pasa? —repliqué en un suspiro y me di la media vuelta—. Bueno, yo también me digo eso: ¿qué pasa?

—La ONU no vendrá por ti —aseveró, envolviendo mi cintura con sus brazos—. No te preocupes, no le diré a papá que tú y yo... ¿somos novios?

—No acepté ser tu novio y no, no somos novios, ni lo seremos —sentencié, apartándolo de mi alcance—. Escucha, Viktor, me dejé llevar por la calentura, pero no significa que estemos en una relación.

—Sí, tu excusa es porque soy un menor de edad, aunque mi cuerpo sea el de un chico de veinte años —bufó como si estuviera cansado—. No estás enamorado de mí, no te gusto porque estás interesado en Yuko y ya.

—Oye, no lo digas así —murmuré. Me acerqué a él y lo sujeté de sus suaves mejillas—. Es cierto que no te amo, pero te quiero mucho.

—No, tú quieres al Vitya que es niño y no te exige que correspondas su amor unilateral —rezongó, quitando mis manos de sus cachetes—. Está bien, Yuuri. Esto acabará cuando papá traiga la cura y ambos regresemos a nuestras vidas.

—No deseo que acabe de esa forma —revelé, agachando la mirada al suelo—. Es cruel que pienses que quiero volver al pasado. ¿Crees que me gustaba discutir contigo? Odiaba no hablarte sin que nos insultáramos. Tú sólo estás viendo por tus intereses e ignoras mis sentimientos.

—Si los ignorara, te diría que me duele que no me ames. Rechazaría un no como respuesta y te obligaría a quererme, pero no lo hago. ¿Sabes por qué? —cuestionó, agarrando mi mentón para alzarlo y que lo observara a los ojos—. Porque eres importante para mí, Yuuri, y no quiero imponerte mi amor. Agradezco que me hayas regalado una noche maravillosa, pero no esperaba que te enamoraras de un mocoso que te ha jodido la existencia.

Me soltó y se marchó de la cocina, dejándome ahí, destrozado y con las lágrimas a punto de desbordarse como cascadas. Se largó después de decirme algo tan triste y que es doloroso para él porque yo no lo amo, pero lo peor es que sí quería abrazarlo y jurarle que estaba en un error.

No es fácil cuando tienes todo en tu contra. Vladimir me repudiará porque le puse un dedo a su hijo. Me aproveché de un menor de edad, porque sí, Viktor tiene quince años y nada justifica mis actos. Vitya es un patinador que promete una carrera llena de trofeos y medallas de oro, no es un tipo normal como yo. Si la gente se entera de que es novio de otro hombre, él será el objeto de burla y humillación.

-n-

Luego de una semana en silencio, finalmente hoy llega el señor Nikiforov. Viktor estuvo encerrado en su recámara y sólo salía por comida y agua en las noches. Makkachin no me hizo caso por estar cuidándolo, así que he estado acompañando a la televisión en la inmensa sala.

Mi niñeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora