Yuuri.
—Mngh —jadeó, enterrando sus dedos en mis cabellos para jalarlos hacia él—. Chúpalo más fuerte, Yuuri, como si lamieras una paleta de hielo que está derritiéndose.
—¿Qué? —balbuceé, sacándome su paquetazo de mi boca—. Eso no fue gracioso, sonó asqueroso.
—¿Te dan asco las paletas de hielo? —preguntó, agachando su mirada hacia mí—. ¿No te gustan los chupetines?
—Ésos sí —asentí—. Los de fresa y chocolate son deliciosos.
—¿Quieres que me unte chocolate en el pene para que sepa rico?
Bueno, ésta es mi vida. Soy Yuuri Katsuki, el novio de Viktor Nikiforov, mi vecino y el niño que cuidé. Sé que es horrible aprovecharme de un adolescente de quince..., no, dieciséis años, pero no es tan horrible cuando sabes que el adulto está siendo devorado por el menor de edad. Casual, ¿no?
—No, no quiero, gracias por tu oferta —bufé, retomando su miembro duro con la mano derecha.
Me acomodé en el piso, donde estaba arrodillado entre las piernas de Vitya, y engullí otra vez al Poderoso, sobrenombre asignado por su dueño. Saboreé con la punta de mi lengua el semen de consistencia pegajosa que comenzaba a escurrir y que tenía un sabor amargo, nada parecido a un chupetín o una paleta de hielo.
Con los labios presioné el glande y descendí por la erección dentro de mi cavidad bucal, succionando y procurando no morder o rozarlo con mis dientes. Repetí cada movimiento, recorriendo las líneas y espacios que me eran permitidos y que podía controlar sin ahogarme.
Viktor gimió al sentir la humedad de mi lengua envolviendo su pene y mis dientes uniéndose con su delgada piel en un intento desesperado por suavizar la rigidez de mi boca. Sin embargo, se empujó más profundo, iniciando unas estocadas que eran conducidas por sus manos en mi cabeza.
Apreté los ojos cuando su miembro se adentró en mi garganta, induciendo mis ganas de vomitar. Él simplemente agarró mi melena y continuó, aferrándose a mí a punto de culminar. Su erección se endureció aún más en cuestión de segundos, acompañado de un calor que cruzó mi cuerpo como si fuera una descarga eléctrica.
—Yuuri, ya —informó, eyaculando sin previo aviso—. Nh, joder —gimoteó, temblando al llegar a la cima del orgasmo.
Me aparté de él y tosí una gran cantidad de semen en la alfombra, pues había tragado un poco y no era lo que planeaba hacer en el principio. De hecho, no planeaba hacerle una felación, pero siempre termino obedeciéndole.
—Podría hacerte el amor —comentó, y lo fulminé con la mirada, diciéndole no—. Dije que podría, pero tú no me dejarías.
—Tus espermatozoides entraron a mi organismo —refunfuñé, limpiando la comisura de mi boca con los dedos.
—Oh, no te preocupes, se perderán en el camino —concluyó con los ánimos renovados—. Vamos por un helado, se me antojó.
—Que no sea de vainilla —murmuré para mí y me reincorporé con su ayuda.
-n-
—Mañana es la competencia, ¿no deberías estar practicando? —pregunté, observándolo de reojo a mi costado izquierdo en el sofá.
—¿Practicar? Mis brincos son perfectos —canturreó, presumiendo que era un excelente patinador.
—Te llaman el Señor Modestia —inquirí suspirando. Ya estaba acostumbrado a él y a sus dotes artísticos que elevan su ego—. ¿Quieres que te regale algo?
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Mi niñera
FanfictionYuuri Katsuki, un joven universitario de 22 años y Viktor Nikiforov, un adolescente de 15 años; ambos con personalidades opuestas. La vida de estos chicos se entrelaza cuando un inesperado accidente transforma a Yuuri en la niñera de un pequeño Vity...