Viktor.
—Más, Vitya —jadeó, arqueando su espalda en una perfecta curva.
—¿Te gusta? ¿Se siente rico?
—Sí, se siente rico —balbuceó con la respiración agitada y su pene a punto de explotar en mi mano.
—¡Viktor, despierta! —gritó papá afuera de mi habitación, sacándome de esa burbuja de ensueño en la que me hallaba—. Vamos a comer.
Me dormí después de llegar de la escuela y Yuuri me avisó que hoy se quedaba en el salón hasta tarde porque tenía un proyecto. Realmente era un buen sueño el que tenía, producto de los videos porno, pero Vladimir intervino.
—Iré en un minuto —respondí mientras brincaba de la cama y agarraba el celular que estaba sobre la mesita de noche.
—No tardes —advirtió y sus pasos comenzaron a oírse hasta desaparecer en el pasillo.
Desbloqueé la pantalla con el fondo de mi dulce novio tomando una siesta en mi regazo. Tenía una expresión adorable, la boca entreabierta y la saliva chorreando por la comisura de sus labios. ¡Hermoso! Ese hombre es la perfección y soy afortunado de que sea mío.
—Shuuri —murmullé, buscando en mis contactos el número registrado como El patrón de este culo y empecé a escribir un mensaje en la ventana de nuestra conversación, protegida por contraseña.
"Te follé en mis sueños y estoy duro, ¿quieres enviarme una foto de tus pezones? La necesito :c 💙"
Escribiendo...
"Deberías estar en tu entrenamiento y no con el pene duro, Viktor Nikiforov 😒"
"Hoy no tuve entrenamiento, sólo envíame la foto, tacaño 🙄"
"Vete a la farmacia y cómprate un dildo..."
"Estoy en el salón y no te compres el dildo 😑"
"¿Al menos envíame un beso? Te extraño 😭"
En línea
"Yuuri, ¿a quién le hablas? ¿Por qué no contestas? ¿Qué te hacen? Tardas más que mi papá 😒"
"Te dije que estoy en el salón con el proyecto 😖"
"¿Puedo ir por ti? 😍💞"
Escribiendo...
"Debes estar escribiendo una biblia...🙄"
"Vitya, ve a masturbarte y deja de molestar"
"Se me antojó una mamada, pero no la tendré... Por cierto, ¿sabes cómo se dice sexo oral en árabe? 😮"
"No sé árabe 😑"
"Al Bajad Mamad, Yuuri 🌚"
"¡Viktor! Lo acabo de decir en voz alta 😭"
"Jajajajaja, te amo, corazón 😂💕"
Bloqueé el móvil y lo lancé en el colchón. Suspiré estirando mis brazos hacia arriba y me encaminé al comedor, donde papá platicaba con Sarah y Eliza. Últimamente, ellas vienen mucho a la casa y Vladimir se queda más tiempo aquí. No ha ido a sus reuniones ni ha salido de viaje.
—Hola —saludé a las rubias, quienes ocupaban asientos a los costados de papá—. ¿Cómo han estado?
—Oh, Viktor, cada vez estás más alto y guapo —aseveró Sarah con una sonrisa de oreja a oreja. Esa mujer era amable y tierna, ideal para hacerle compañía a un viejo solterón.
—Yo lo veo igual —bufó Eliza, dirigiéndome uno de sus gestos traviesos—. ¿Qué tal tu vecino? Hoy no estás con él.
—Yuuri está en la universidad —comenté, acomodándome en la silla frente a mi padre—. Tenía un proyecto.
—Mi hijo y Katsuki eran como el agua y el aceite —señaló el científico que deja experimentos en la mesa para que yo los beba—. No sé qué sucedió, pero me alegra que sean amigos porque vivimos cerca.
—Sí, cerca —enfatizó la mocosa de Eliza, sabiendo que lo decía con otras intenciones—. Ellos no parecen amigos.
—¿No? —cuestionó el viejo, frunciendo el ceño sin entender—. Creo que se llevan bien y Katsuki lo ha aceptado.
—Digo que no parecen amigos porque se ven como hermanos —aclaró, riendo maliciosamente.
Supongo que papá va a comprometerse con Sarah, pero aún no ha encontrado el momento indicado para proponerle matrimonio. Lo imagino yendo a las tiendas sin tener una idea de qué anillo elegir o qué modelo le luciría a su futura esposa. Me gustaría ayudarlo a seleccionar una argolla de oro blanco con incrustaciones de diamantes.
Sin embargo, también recuerdo a mamá. Ella era una persona incomparable y nadie más obtendrá su lugar, eso lo sé. Sarah no será una sustituta y no intentará llenar el vacío de mamá, pero vivirá y dormirá en la misma cama. Cocinará en las mismas ollas negras y tocará los objetos que un día mamá acarició con sus delgados dedos.
...
Cerré la puerta y me recargué en ésta. Exhalé una bocanada de aire y observé el techo color crema que nunca me había encantado. Mi corazón palpitaba asustado, como si estuviera siendo aplastado por una fuerza invisible. Me sentía incómodo, sensible y tan estúpido por ser un egoísta con Sarah.
—Vitya —susurró él, mi precioso Yuuri. El novio que cualquiera querría, pero que me pertenecía—. ¿Quieres venir a mi departamento?
—Shuuri, ¿quién demonios dijo que los jóvenes no tenemos razones para deprimirnos? —pregunté, conduciendo mis ojos hacia los suyos, unos ojos avellana que me enloquecían—. Es tonto.
—Está bien si es una razón tonta —declaró, girando el pomo para ingresar al interior de su cálida casa—. Ven, es tarde para que estés ahí.
La gente que no tiene a alguien como Yuuri, ¿qué hará? ¿Cómo sobreviven a estos días de incertidumbre y tristeza? Antes solía permanecer en mi recámara en silencio y papá se iba. Me abandonaba con mujeres y ellas sólo veían televisión, invitaban a amigos, ordenaban pizza en la cena y no me hacían caso. Yuuri no estaba preparado para ser mi niñera, pero fue diferente. Él aprendió conmigo y me amó a pesar de mi carácter y de la inestabilidad que yo representaba.
—Jamás te rindes —canturreé, siguiendo a mi novio. Aseguré la puerta y continuamos avanzando a través del pasillo hasta el cuarto, donde se quitó el suéter ligero.
—Estoy agotado —reveló, bostezando por el cansancio—. ¿Cenaste? ¿Quieres que te prepare algo delicioso como cereal?
—Preparaste cereal cuando me encontraste y no sabías si Vladimir tenía otro hijo —expresé, recostándome en la orilla del colchón—. Fue una sorpresa para ti.
—Me sorprendiste más cuando dijiste que era tu amor platónico —articuló, y sus mejillas se pintaron de un intenso rojo carmesí por la vergüenza—. Tu confesión fue...
—Amazing! —exclamé, carcajeando por todas las experiencias que cruzamos juntos.
—Y gracias a eso —contestó, apresurándose para saltar sobre mí—, tú y yo somos novios —concluyó, esparciendo besos en mi cara y cuello.
—Quiero acariciar tu trasero —mascullé mientras él me mordisqueaba los labios y los lamía de una forma sensual.
—Mi trasero es tuyo —admitió, sonriendo en complicidad—. Quédate hoy, Vitya. Permitiré que hagas realidad tu sueño.
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Mi niñera
Hayran KurguYuuri Katsuki, un joven universitario de 22 años y Viktor Nikiforov, un adolescente de 15 años; ambos con personalidades opuestas. La vida de estos chicos se entrelaza cuando un inesperado accidente transforma a Yuuri en la niñera de un pequeño Vity...