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— Te odio, no deseo que compongas para mi si también lo harás para él — los verdes ojos de Nikolay se llenaron de lágrimas a pesar de sus deseos de no llorar — no te necesito en mi vida, no quiero verte nunca más ¡lárgate a USA de una buena vez! — apretó los puños ignorando las palabras de su hermano mayor.
— yo...no pensé que, Niko por favor no llores —
El menor empujó a su hermano y clavó su mirada en los ojos celestes de Yuuki — lo conseguiste, ahora mi hermano también compone para ti — se limpió el rostro bruscamente — te haré sufrir tanto en el hielo que no volverás a querer patinar en tu jodida vida — salió corriendo con Otabek tras él mientras Yuri intentaba charlar con Andrew, el pelirrojo lucia completamente destruido.
Otabek atrapó a su hijo quien inició a llorar fuertemente — papá — se abrazó al pecho de su padre intentando calmarse sin resultado — todos se van... — sus sollozos partían el corazón del héroe — Odio el amor, solo aleja a las personas de mi ¿acaso soy tan malo? — El kazajo tomó el rostro de su pequeño hijo — cariño, tú no eres malo —
— Dimitri se fue antes de mi cumpleaños, no ha regresado y Andrew ahora se inspira en Yuuki porque es más amable...todos me remplazan, tú también lo haces porque te la pasas con Aisha — continuó llorando sin parar — papá Yura ama más a Andrew porque es listo — no podía con sus sollozos, le costaba respirar y las lágrimas seguían cayendo por sus rojas mejillas.
Otabek lo abrazó contra su pecho en un intentó de trasmitirle cuanto lo amaba — necesito ganar, todas las medallas — Nikolay se apartó de su padre intentado sonreír, sin resultado alguno — no las necesitas, creo que debes tomarte un descanso — soltó el héroe acariciando su rostro — nos iremos de vacaciones, te gusta Kazajistán o algún otra lugar y prometo pasar mucho más tiempo contigo — besó la frente de su hijo — lo siento mucho, no pensé que te estaba lastimando — ser padre de un adolescente era extremadamente complicado, sin embargo nada lo preparo para ver llorar a su hijo de esa forma. Sentía todo su ser romperse en mil pedazos.
Nikolay negó con la cabeza — no es tu culpa — se dejó mimar, adoraba poder refugiarse en los brazos de su padre — debo ir a terminar, es mi final como Junior — Otabek lo apretó más contra sus brazos, no deseaba dejarlo ir — hijo, no es necesario...es solo una competencia, retírate — el menor negó con un rápido movimiento de cabeza y salió de su refugio dispuesto a llevarse el oro en su programa libre.
