Capitulo Nueve.

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Sara.

Entre furiosa a la casa. Se suponía que el cambio de ciudad por día ayudar a resolver nuestro matrimonio puesto que esa tipa estaría a miles de kilómetros de el, pero no. Ahora está aquí.

—¡Sara! ¡SARA HIJA! ¿Que pasó?—Mi madre me ha seguido hasta mi habitación, ella es con la única que puedo hablar seriamente de esto con la que puedo desahogarme.

—¡Esa estúpida Emma! Esta aquí en Chicago.—No voy a llorar, no pienso llorar aunque me ahogue con mis propias lágrimas.—Ha venido por el.

—Ay cariño.—Me abrace de ella, no se como pude pasar tantos años lejos de ella, es como si estos años jamas hubiera pasado y sigo siendo esa chica que se metía en problemas por todo.—Por mucho que me cueste creerlo, pero es mejor ya terminar con esto. Firma el divorcio cuanto antes. Acepta las conduciendo que Gael quiera pero ya termina con esto.

—No quiero perderlo Emma.—No puedo más, las lágrimas salen a montones. Soy patética.

—Es lo mejor Sara, para el, para ti y para Ariana.—Esto va a destrozar a mi hija, tenia la esperanza de que todo se solucionará al volver aquí, al recordar Collins pero no. Fue inútil. Emma sacó del escritorio los papeles del divorcio.—Ya lo has perdido hija.—Me los entregó junto con una pluma.

—Lo haré.—Lo que tanto me temí, lo que tanto evite ya no puedo hacerlo más. Ya no. Firme.

Ariana.

—Tío Sam ¿Has visto al abuelo?—Preguntó Osean.—Nuestro plan por saber quién era el demonio Collins de nuestra familia se ha convertido en una misión.

—Creo haberlo visto en el jardín tracero ¿Que traman?

—Nada, queremos jugar con el.—Mentí.

—Haber, tiene 17.—Señalo a Ross.—16.—Señala a Osean.—16.—Señala a Owen. —Y 16.—Me señala.—Ustedes ya no juegan, ¿Que traman?—Ross y Owen comenzaron a mirarse extraño y a rodear al río Sam.—Esto no me esta gustando.

—Tío Sam, usted tiene casi la misma edad de nuestro padres ¿No? —Pregunta Owen.

—Si ¿Que pasó con ello?

—Por lo tanto debió estudiar junto con ellos.—Dice Osean.

—Am si.

—Agarrenlo.—Entre los cuatro lo logramos amarrar y sentarlo en el sofá.

—No tendrán regalo de navidad, ahora sueltenme criaturas del demonio.—La puerta de abrió dejando ver a mi tía Zoey.—¡Cariño ayudame! Estos hijos de satanás me van a matar.

—¿Que le hacen a su tío? ¡Sueltenlo ahora!—Nos negamos.

—¿Vez porque no quiero hijos? Son unos demonios, hijos de satanás.—Mi tía Zoey lo miro sorprendida.

—Niños que sufra.—Se fue.

—¡Zoey vuelve aquí ahora y desatame!—Entró en la cocina y que inicie la tortura. Entre Owen y yo le quitamos los zapatos y calcetines para poder hacerle cosquillas, me robe las plantillas de cera de mamá para depilar y unas tijeras para el cabello.

—Tío fue mala idea los pantalónsillos deportivos.—Calente la cera con las manos y se los pegamos.

—Ya, no lo hagan ¿Que quieren saber?

—Los nombres de los que iniciaron la competencia del demonio Collins.—Pregunto Ross mientras calentaba la otra cera.

—No se de que me hablan.—Se la pegue en la pierna, esto le va a doler y mucho.

¿El regreso del demonio Collins? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora