Capitulo Treinta Y Cuatro.

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—No puedo creer que diré esto, pero estas castigada Arianna.—Dijo mi madre.

—No es muy diferente a mi situación actua, solo cambio de por tu seguridad a castigo.—Me gire y camine hasta la cafetería para ayudar a mis nuevas amigas a limpiar nuestro desastre.

...

—!Arianna pase largo!—No logré atrapar el globo, voló por ensima mio y termino ensima de un pobre chico.—¡Uy! ¡CORRAN!—Estaba por salir corriendo y huir de los problemas pero ese pobre chico no tenia la culpa de mi estatura de minion.

—¿Estas bien?—Ayude a levantar sus cosas.

—No, no estoy bien.—De entre la porquería que traía el globo buscaba algo.—¡Maldicion!—Tomo una carpeta hecha un asco.

—¿Dime que no era importante?

—¡Henderson!—Scott.—A mi oficina ahora.

—Lo lamento chico.—Tome mi mochila del suelo y camine a dirección, no cambio mucho su sermón de lo bueno y lo malo y como simpre buscando pretexto para llamar a mamá.

—Hablaremos en la casa, ahora ve a clase.—A mamá poco le falto para estallar en risa cuando Scott me hizo contar mi travesura, soy igual a ella y ya esta dándose cuenta.

—¡Ah!—Y si, estoy en el suelo.

—Revisate la vista rubia.—Y es el mismo chico de hace rato, solo que ahora está sentado en el piso con su portatil en las piernas.

—Existen bancas ¿Lo sabías?

—Y existen cretinas como tu.—Esta furioso. Me senté frente a él cruzada de piernas.—Sigue tu camino y deja de molestar.

—Y existen personas con pésimo genio. ¿Que te hice para que me odies?—Me mira mal.—Aparte de que estas cubierto de porquería por mi culpa. 

—Digamos que cada que haces una vagancia estoy cerca.—Me mostró su mochila blanca manchada de amarillo y rojo.—Tu batalla en la cafetería.—Me mostró su sudadera café con manchas verdes.—Tu batalla en la aula de artes.—Un moretón en su pierna.—Tu brillante idea de jugar quemados en física y no me hagas mostraerte los daños que me hicieron los gases de laboratorio.—Uy, creo que si he sido un poco travieza estos últimos días. Pobre chico.—¿Ahora entiendes porque no te quiero cerca?

—Eres el rey de la mala suerte.—Dijo Rebeca detrás de mi.—Arianna vamos, tenemos que planear algo porque Ross lleva la delantera en la página.—Me levante.

—¿En verdad creen que eso importa?—Se levanto junto conmigo.—¿Un estúpido título?

—Ese estúpido título lo crearon mis padres y debo defenderlo.—Ataque.

—No, no eres tus padres Arianna.

—Don aburrido jamás entenderá, vámonos Ari.—Rebeca es algo grosera, se entender perfectamente a este chico, yo era igual a el en Kennedy. Intentaba hacer que Alex no se metiera en líos a cada rato.

—Hare una fiesta en casa de mis abuelos el sábado por la noche, estas invitado por si gustas ir.

—Estaré bien.—Me fui.

Ross se ha tomado eso de la competencia muy en serio, se a aliado con mis primos para vencerme y tengo que admitir que son muy buenos.

—¡Cuidado!—Cubrí mi cabeza pero eso no me salvo de el globo que callo sobre mi cabeza cubriendome de algo viscoso y blanco.—Te lo advertí.—Me dijo Osean.

—La broma no era para ti lo juro.—Me informo Ross. Mire detrás de mi y esta ese pobre chico, la broma era para el chico don aburridon. Ross tomó una cubeta con aun liquido blanco y se lo vaciaron ensima, aún no se porque no hago nada, estoy congelada. Su risa me recuerda a los idiotas de Kennedy aquella vez que me llenaron de batido de moras en la cafetería, Kendall y el equipo llegaron a defenderme y se hizo una pelea en grande. Ahora esa chica se convierte en chico y está frente a mi.

¿El regreso del demonio Collins? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora