Capitulo Treinta.

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Al bajar las escaleras está Byron vestido todo de negro y con una hermosa sonrisa en el rostro.

—Lo he dicho, eres la mujer más hermosa del mundo entero.

—Se parece a su abuela.—Ay abuelo.

—De hecho sacaste los ojos de ella.

En lo que terminaba la cena nos pusimos a platicar en la sala, el abuelo preguntó demasiadas cosas sobre el y como estaba llevando su vida ahora que su madre falleció.

—Me estoy quedando con un amigo, por lo menos hasta que tenga la mayoría de edad y liberen el fideicomiso de mi madre.

—¿Y tu hermano? —Me siento incomoda con esto.

—No lo sé, creo que el si se fue a México con la familia.

—¿Porque no aceptas un hogar temporal? Tu custodia pasará a ser de las personas con las que te quedes hasta tu mayoría de edad, yo podía ayudarte con eso.

—Gracias pero creo que estoy mejor así, a Scott le importaba muy poco lo que hisieramos antes y ahora le importa igual o menos. Se cuidarme solo.

—Pues no tengas duda de pedir algo que necesites, con gusto te podemos ayudar.

—Gracias señor Pirsons.

La cena fue buena, demasiado diría yo.

—Bien Byron, equipo de fútbol americano.

—Fácil 49 de San Francisco. Esta temporada jugó fatal, pero aún así es mi equipo.

—Ya me callo bien este chico. De hecho tengo una playera enmarcada y firmada por todos los jugadores en el año en que llegaron al Super bowl.

—¿Bromea?

—Acompañame a verla.—Se levantaron ambos y se fueron al despacho del abuelo.

—Hombres y el fútbol.—Dijo la abuela  rendida.

—¡Emma traemos sushi!—¡No!—¡Arianna traje tu favorito!

—Creo que ya cenaron amor.—¿Amor?—Buenas noches Emma.

—Buenas noches Gael.—Del despacho salio el abuelo y Byron. El silencio me mata, mi padre quiere explotar pero creo que aún no sabe cómo.

—Bueno, lo mejor es que yo me retire.—No.—Muchas gracias por la cena señora Pirson, estuvo deliciosa.

—Me alegra que te gustará hijo.—Yo no quiero que se valla..

—Señor Pirson fue un placer conocerlo.—Byron tomó mi mano para besarla.—Buenas noches señores Henderson.—Y salió. La noche perfecta arruinada.

—¿Que hacía el aquí?—Fue lo único que se le ocurrió decir a mi madre.

—Vino a cenar. Yo lo invite.—la abuela esta molesta, comenzó a levantar los platos de la mesa para llevarlos a la cocina.—Y no me interesa lo que tengas que decir, es mi casa y hago lo que me da mi gana.

—Te deje muy en claro Arianna que no quería que lo volvieras a ver.—Papa esta furioso, se ha acercado a mi para regañarme. Días sin verme y es lo primero que hace.

—Suficiente Gael.—Le grito el abuelo.—Arianna sube a tu habitación que tus padres y nosotros tendremos una conversación muy seria.—Obedeci al abuelo y subí llorando, hay días en que quisiera dejar de ser una Henderson, quisiera desaparecer de su mundo, de la vida de todos los que ya me conocen.

A la mañana siguente la abuela esta más emocionada que yo. Me ha traído de tienda en tienda buscando mi vestido para el baile padre he hija.

—¿Y tu padre pasará por ti Cariño?—No le he dicho nada ni a la abuela de que no lo llame ni a mi padre de dicho baile. Planeo pasar todo lo que dure el baile con Byron.—Aún no puedo creer que lo llamarás después de lo que pasó ayer.

—Es mi padre.—Tome de un colgante un vestido color rosa pastel hermoso, tiene detalles en plata por la parte de atrás que lo hacen aun más lindo de lo que ya es.—¿Te gusta?—La abuela tiene gustos muy especiales, para ella todo lo clásico es más elegante.—Con unas zapatilla quedaría hermoso.

—Gracias al cielo, tu madre lo hubiera usado con converse.—Oh eso lo se.

Compre dicho vestido y de ahí la abuela me llevó a con una amiga suya del salón para que me arreglara el cabello, maquillaje y quedara fabulosa.

Me encuentro parada frente al espejo, el vestido me ha quedado un poco grande de la parte del busto pero no es nada de preocuparse. Puedo esconde golosinas ahí.

—Arianna, ya llego la limocina.—¿Limo? Al bajar esta el abuelo con la boca abierta, la abuela me sonríe orgullosa de la niña que está formando.

—¿Porque lloras abuelo?—Me abrace de él, rompió en llanto en cuanto estuve abajo con el.

—Recordé el primer día que conocí a tu madre.—Inmediantamente se aparto de mi.—Perdon no debí decir eso.—Camino a la cocina.

—No le hagas caso a tu abuelo, esta sencibles.—Paso un pequeño mechón de cabello hacia atrás mientras me observaba fijamente a los ojos.—Esta noche quiero que dejes de lado todo, quiero que te diviertas como nunca y por primera vez en tu vida Arianna pongas tu felicidad antes que cualquier cosa. ¿De acuerdo?—Asentí.

Al salir de la casa esta ya el chófer parado junto a la puerta, hizo una pequeña reverencia y abrió la puerta para mi.

Mensaje residido de Byron.

Paso uno completado.

El auto condujo hasta las afueras se la ciudad, he llamado a Byron y no reposonde.

—Disculpa, la preparatoria Collins esta del otro lado.

—Usted no se preocupe señorita, se encontrará con alguien conocido pronto.—El tipo sólo subió el vidrio que nos separa. Estoy preocupada, Byron dijo que nos veríamos en la escuela, no en el planetario.
El mismo hombre abrió mi puerta y me pidió que entrará.

—¿A quien veré adentro?

—Alguien que esta muy ansioso por verla.—Luces de colores comenzaron a verse dentro del planetario, música sube para bailar sonaba.—Descubralo. —Me tendió un antifaz negro con verde. Lo tomé y coloque.

Al entrar no hay nada más que un espacio vacío, el suelo está abarrotado de globos rosas y blancos.

—¿Hola?—Al llegar al centro de la pista la música disminuyó.

—Bienvenida querida.—Me gire a todas partes y no hay nadie, la voz salió por la bocianas en la pared.

—¿Byron?

—No, no soy Byron.—De uno de los pasillos se ve una silueta negra la cual me da pánico.—Soy yo, tu abuelo.

¿El regreso del demonio Collins? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora