Capitulo Venticinco

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Llame a Liam una y otra vez y sigue sin responderme, ha pasado una semana y ni rastro de él.

—¡Arianna cuidado!—Un pastel terminó en mi cara.—Ese título es mío primitia.—¡Diganme que Ross no dijo eso! Díganmelo por favor.—Intentare no ser tan rudo contigo, pero es mi último año y tengo que ser el Demonio Collins.—Todo por ese estúpido título.—Nos vemos luego primitia.

—El rosa te sienta bien rubia.—Lo que me faltaba.

—Creo que también te sienta bien Mónica.—Estampe lo que sobraba en el platillo sobre su cara.—Un recordatorio de que no me pienso rendir con Byron, el me ama y muy por dentro lo sabes.—Camine a mi siguente clase.

—Al otro lado Rubia.

—Limpia eso, se verá mal en clase.—Pase y le di un pañuelo como el mio, esa cosa arde en los ojos.

Crema de afeitar y láminas. Ross despidete de tus cejas.

—Eres de cuidado. ¿Que piensas hacer con eso?—Desde la primera clase la morena me sigue a todos lados, todo el descanso se la paso junto conmigo y eso me asusta.

—¿Piensas venir al baile padre e hija?

—Nop, a menos que pueda ser Abuelo nieta.

—Ya viene.—Me grito Osean. Me coloque en la escuela de la puerta en una mano tengo las plantillas de cera y en la otra la crema para afeitar. Al ver que entro estampe la crema y pegue lo más rápido que pude las plantillas.

—¡Arianna!—Joder.—¿Asi te vengas por no responder tus llamadas?—Mire mal a Osean que fue el culpable, luego me encargaré de él.—Ay no, dime que no es lo que pienso.—Intenti quitarse una plantilla de una de sus cejas.—Mierda, Arianna Henderson lo pagaras caro.

—Servirá decir que lo siento.—Puse mi cara de angelito pero sigue furioso.

...

—Deja de mirarme así.

—Te vez chistoso.

—¿Gracias a quien?—Solo se pelón o media deja de cada lado, por suerte no pego del todo por la crema pero aun así si perdió muchos pelitos.

—Ya dije que lo sentía, la broma era para Ross.—¿A donde demonios me lleva?—¿Porque estamos saliendo de la ciudad?

—Antes de que me atacarás con crema de afeitar y quedara sin cejas.

—Sin la mitad.

—Sin la mitad de mis cejas. Quería decirte que he pensado lo que me has dicho.—Lo mire confundida.—Eso de volver a entrenar y solicitar una beca el próximo año.—Esa es la mejor noticia que me han dicho en meses.—Hay un entrenador a las afueras de la ciudad que me ofreció su ayuda hace meses y rechacé, se que fue un error.

—Si lo fue.—Me mira mal.

Al llegar a la dirección es un jardín de vehículos rodantes.

—Super sencillo no.

Llamada entrante de Byron.

—Te alcanzo.

Hola...Bueno...¿BYRON?

Fin de llamada de Byron.

Llamada saliente a Byron.

Su llamada será transferida al buzón.

Arianna, lo encontré.—Corrí hasta el y de todos los vehículos rodantes tenía que ser el que da más miedo.—705. ¿Llamas a la puerta?

—Llama tu, eres tu el interesado.

—¿Quien era al telefono?

—Byron, no respondió nadie al otro lado.—Llamo a la puerta. Nadie respondió.

—Lo pueden encontrar en los campos al final del parque. —Nos grito una mujer de algúna parte pero no la vemos. —Ahora largo de aquí.

—Vamono, vámonos.—Caminamos por 20 minutos dentro del bosque donde porfin lo encontramos, esta solo.—Vamonos.

—¡LIAM STEVEN! Sabia que tarde o temprano vendrías.—Lo encontramos en un área despejada, justo enmedio de el bosque.

—¿Como nos vio? Esta de espaldas.

—Dicen que tiene ojos en la espalda. Fue una mala idea, mejor nos vamos.—El hombre se giro a nosotros, lleva en las manos un bastón para invidentes. Lo detuve.

—¿Aún está disponible tu oferta de quererme ayudarme?

—¿Aun quieres jugar?

—Por eso estoy aquí.

—Pues yo ya no, tu tiempo espiro muchacho.—¿Porque se va?—Suerte en encontrar a otro entrenador.—¿Que? No.

Liam camino a el dejándome atrás.

—Pero ninguno es tu, así que deja tu maldito orgullo que te pagaré bien.

—Los muchachos de hoy en día solo quieren arreglar todo con dinero, pero estoy en la misma frecuencia. Quiero cien billetes.

—Hecho.

—Por entrenamiento.—¿Que?—En dos semanas habrá un juego donde irán cazadores de talento, se llama juego de barrios. En mi equipo falta uno pero solo quiero a los mejores.

—Es demasiado.—Camine hasta ellos, es demasiado lo que pide pero espero y sea bueno.

—Hecho, pero si no logra poner en forma a Liam para esa fecha se las verá con los agentes del FBI. ¿Entendió?

—Arianna estas loca, no tengo ese dinero.

—Pero yo si, a entrenar escualiducho.

—Ya escuchaste a tu novia, a entrenar.

—Ella no es mi novia.

—No soy su novia.—Dijimos al unismo.

—Claro, vemos que traes Steven.

Solo lo puso a correr por dos horas, Liam aún tiene esa condición y resistencia pero ya está cansado.

—¿Cuando puedo parar?

—Cuando aprendas que lo que te quema las piernas es tu límite, pero para ti el límite no existe, exigente más.

Intente llamar a la abuela para avisar que no volvería temprano pero no tengo señal, absolutamente nada.

Llego las 8 de las noches y nosotrso aun aquí, regrese a la camioneta por mi mochila para poder hacer mis tareas aquí en lo que Liam sigue corriendo.

—¿Puedes cargarle de regreso?

—Es broma ¿Cierto?—Callo frente a mi de pura cara, creo que fue demasiado para su primer día.—Pense que ayudaría a tu entrenamiento cargarme a mi de regreso.—Me mira mal.

—Arriba muchacho.—El señor me ayudo a levantarlo y llevarlo a la camioneta.—Un trato es un trato niña. —De mi cartera saque 100 dolares.

—Más le vale ser bueno o se arrepentirá.

Subí a la camioneta para ponernos de camino de regreso.

—Te lo pagaré, lo juro.

—Solo llévame a casa, estoy muerta.

—¿Tu?

—Solo conduce, te invito una hamburguesa.

—¿Sabes cuanto tengo sin probar una hamburguesa?—Negué.—Hace un año, Madisson se volvió vegetariana.

—Podrás comerte dos si quieres pero ya conduce, muero de hambre.—Abri la guantera y encontré unas gomitas.

—Son de Luis.

—Eran. Muero de hambre.

—Arianna, tu siempre tienes hambre.






¿El regreso del demonio Collins? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora