..Hola de nuevo, Pequeña..

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¡Oh vamos! En serio?

-URIEL!- Grité desde adentro de la casa.

  Corrí hasta la puerta y traté de abrirla... Pero nada...

Estaba cerrada.

-Busca tu celular Andrea. Tranquila!- Me dijo... No entiendo cómo puede estar tan relajado.

Me dejaron encerrada, y él solo se preocupa por mi celular? ¡No jodass!

Seguía tratando de abrir la puerta, pero era imposible. Me desesperé y la empecé a golpear.

Desquité toda mi furia con esa puerta (lo siento puerta, sé que no tienes la culpa). Mi hermano trataba de tranquilizarme, pero yo estaba a punto de llorar.

Tengo muy mala suerte. O mejor dicho, un demonio que me está acosando.

-Cálmate. Hazme caso, busca tu celular mientras yo pienso cómo abrir, si? Y deja ya de golpear a la pobre puerta que no tiene culpa de nada!- Dijo mi hermano.

De cierta forma me tranquilicé un poco y comencé a respirar lentamente.

No tenía ni idea de donde podría estar mi celular.

Todo estaba oscuro.

Busqué y busqué pero el celular nunca encontré (y volvemos con las rimas XD).

Revisé toda la planta de abajo. Pero no encontré nada.

¡TRÁGAME TIERRA!

-Uriel!!- Llamé.

-...

-URIEL!- Volví a llamarlo.

-Lo encontraste?- Preguntó desde afuera con un tono fastidiado.

-Aquí no hay nada. No lo encuentro.- Dije tratando de conseguir ayuda por parte de Uriel.

-Busca bien!- Insistió... ¡¡Que gran ayuda!!- Revisa en la segunda planta.

NO, NO, NO.

ESO SI QUE NO!

ESTÁ LOCO.

-Ayy hermanito... Sabes perfectamente que no voy a subir- Es la verdad, no pienso subir ni porque este Harry Styles allá arriba.

- Quieres irte ya, verdad? Entonces sube y búscalo. Mientras más rápido lo encuentres, más rápido nos vamos.

Pero había un problema. Estoy cien por ciento segura que nunca subí mi celular. La última vez que lo utilicé fue para ver la hora y estabamos en el mesón.

-Nunca subí mi celular...- Respondí bajando la voz.

-Si no está abajo, está arriba. Sube- Lo odio... Claroo. Mi hermana muere y yo me quedo con sus cosas. Idiota.

Por muy estúpido que era, me dispuse a subir.

Tal vez mi hermano tenía razón.

....

Caminé a las escaleras y eché un vistazo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero. No había nadie pero sentía una muy mala vibra, igual a la de la otra noche.

Subí lentamente con temor a lo que podría encontrarme arriba. Pero ya no estaba dispuesta a retroceder.

Subí y sentí una corriente de aire que chocó contra mi piel. Sentí frío. Mucho frío.

Cuando por fin estaba arriba, miré a todos lados tratando de encontrar mi celular. Miré el piso. Una mesita. Pero nada...

Había un detalle. La puerta que anteriormente estaba cerrada, ahora estaba semiabierta. ¿Quién la abrió? No lo sé. Pero ahora eso no me importaba. Solo me importaba encontrar esa carcacha que tenía de celular.

Mi amigo el demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora