Mi amigo el demonio

Llegada.

-¿Aquel no es el hijo de B...?- Comentaba una vieja leprosa apenas se percató de mi presencia, aunque no terminó la frase... Solo cubrió su boca.

Sabía que esto ocurriría.

Por culpa de su comentario varios entes se fijaron en mi.

Y yo que no quería llamar la atención.

-No puede ser... -Dijeron otros.

Pasé entre la muchedumbre, sin olvidar la sonrisa y guiños de ojos para las señoritas. Ya no estoy acostumbrado a estas cosas. Tantos ojos abruman, y es raro sentirme así... Los colecciono, que me miren es otro motivo para irritarme.

-... -La calle está llena. - ¿Qué miran?

Me detuve en seco.

-... -Los nervios los invadieron y comenzaron a dispersarse.

Mientras más me adentro en las oscuras y asquerosas calles, con más claridad se escuchan gritos y llantos... Sonidos que me traen muchos recuerdos. Que nostalgia...

-... -Ahora que estoy aquí, no pienso llegar directamente a la casa de mi padre. Creo que mejor me detendré un rato en alguna taberna y luego iré.

Tampoco quiero que a los idiotas les salga tan bien su plan.

Ya hicieron que viniera, ahora se esperan.

-¡ATENCIÓN! -Gritó un enano en medio de la calle. Tuvo que subirse a una silla para que le prestaran atención... - Esta es una orden de los hermanos As... Según lo planeado por ellos, su pequeño hermano, Samael, está por llegar. Si alguien lo ubica, deben ir a la mansión a comunicar dónde lo vieron...

-... - Un demonio común palideció al notar que el que estaba a su lado (o sea, yo, queridos) era el dichoso hermano pequeño.

-Hola... -Sonreí y saludé con mi mano.

Me abrí paso entre la gente hasta llegar al enano y aclaré mi garganta.

-Diablos...¡AQUÍ! ¡AQUÍ EST...! -Comenzó a gritar mientras intentaba alejarse un poco... Cayó torpemente al suelo.

-Ahora escúchenme a mi... No es necesario que vayan corriendo a la casa de mi viejo, yo mismo iré en un rato. Les pido que se calmen, de lo contrario se repetirá la carnicería de hace unos años...

El enano intentó salir corriendo.

¿Ven? Me obligan a hacerles daño.

-¡Que le corten la cabeza! -Dije animado.

Aún no tengo mucho poder, pero me bastó para hacer aparecer un filoso cuchillo y lanzarlo en su dirección.

Y su cabeza fue cortada.

-Muy bien... Espero comprendan.- Hice un ademán y me seguí mi camino.

Muchos murmullos, viejas incluso lloraban...

Ahora, ¿Por qué hacer que esta gentuza informe? Ellos pueden sentir mi presencia si se concentran un poco. ¿Será que les da flojera?

Les conviene que la gente se inquiete. Eso es.

..........

-Me da un vaso de cerveza. -Pedí en el bar "Luna negra" de la calle principal.

-¿Samael? - Dijo alguien desde una mesa cercana. Se me hizo muy conocida la voz que escuché.

Genial, lo que me faltaba.

-Así me dicen... - Respondí sin siquiera dirigir la mirada.

-¡Tanto tiempo, sádico!