Bajé a la fuerza a Martina. Se la notaba confundida. No tenía ni idea de que le había salvado la vida.
Cuando llegamos a la primera planta de mi casa, yo me sentía mucho más tranquila. Esa mirada de loco incomoda a cualquiera.
Martina, como es de costumbre, habla, habla y habla. Solo que esta vez sobre posibles nombres de mi amigo.
-No sé lo que pienses tu, pero Martín es un bello nombre- Dijo ilusionada.
No, no, no... DEFINITIVAMENTE NO!.
Mi mirada se volvió una mueca desaprobadora, negué con la cabeza lentamente con un gesto de asco.
-Creo que eso deberíamos buscarlo por internet... Ya sabes... Nombres de demonios o algo así- Dije tratando de convencerla.
Ella me miró con el ceño fruncido, imitando mis gestos.
-JA! Y cómo piensas llamarlo, señora inteligente? Lucifer?-Rió burlonamente.
En realidad, no me interesan los nombres. Para mi siempre va a ser "bicho raro".
Ignoré su comentario.
Me dispuse a revisar la nevera en busca de algo para comer, por suerte había dulce de leche y galletas.
Las preparé y...
-DAMEEE! -Una Martina salvaje apareció de la nada... ¡Que sorpresa!...
Como buena amiga que soy le dí una. Eran cinco. Le dí una. Creo que le dí muchas...
Comimos tranquilamente. Al final, ella comió tres, y yo dos... Porque Mi amiga utiliza la violencia para todo y prefiero vivir a comer una galleta.
.....
Mi madre llegó a los 15 minutos con grandes bolsas en las manos. Traía frutas, chuches, helados, de todo. Creo que compró la tienda entera. Y estoy segurísima de que solo lo hizo porque Martina está aquí.
Estuvimos con ella alrededor de una hora, comiendo como las gordas que somos y hablando como viejas chismosas de cualquier tema. Lo normal.
Mi tranquilidad se acabó cuando Martina comenzó a hacer gestos raros con la cara. Juró que parecía una posesión. Ponía la boca en trompa y abría los ojos con fuerza. Yo no entendía nada, tanta azúcar creo que le hace mal..
-Whatt?- Susurré para que solo Martina me escuchara.
Ella siguió haciendo lo mismo pero más rápido y con más intensidad. Esta chica está loca.
Admito que me asustó un poco.
-Qué te pasa?!- Seguí susurrando, mirándola fijamente.
Ella puso la boca en trompa y subió la mirada al techo. Señalaba arriba. Esto solo puede significar algo....
-Por qué no me dijiste que habías empezado a hacer ejercicio para reducir la papada? Mala amiga. Dijimos que lo ibamos a hacer las dos.- Dije cruzándome de brazos.
Pude ver como golpeaba su frente con la palma de la mano.
Se acercó a mí y me jaló del brazo. Mi mamá estaba distraída y no se dio cuenta. Me llevó a las escaleras y por fin habló....
-Buscar el nombre... Ahora... Si sigo con tu mamá voy a acabar como el papá de peppa pig. Como un círculo.
Me quejé, hice puchero, pero me obligó. Que raro, QUE RARO...
Subimos las escaleras, bueno, yo fuí arrastrada literalmente.
Y ella se encargó de abrir la puerta.
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Mi amigo el demonio
Paranormaal-AAHHHHHHH! UN FANTASMA! -Corrección, un demonio... -AAHHHHHHH! UN DEMONIO! -Un gusto conocerte!