..Los hermanos As..

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-¡En el nombre de Dios... - Gritó con cierto miedo el padre Miguel Angelo. - Te ordeno que te vayas!

-Que patético... ¿Dónde quedó tu valentía?, titubeando no lograrás nada. - Refutó burlonamente Asmodeo desde es cuerpo del joven muchacho al que le practicaban el exorcismo.

-...- El padre recitaba oraciones con esmero.

 Astaroth observaba desde un rincón de la habitación sin permitir que los ojos humanos de los presentes los vieran.

-Si me hubieses dicho desde un principio que sería así de aburrido, me hubiera  largado a matar prostitutas, hermano...- Dijo el mayor con los brazos cruzados y viendo la escena con desinterés. - ¿Puedes matarlo de una vez?

-Únete... - Dijo Asmodeo dirigiéndose al mayor.

 Miguel Angelo se distrajo y volteó hacia esa dirección.

-Muy bien... - Completó.

 Se apoderó del cuerpo de unos de los frailes sin ningún problema.

El padre encargado entró en pánico cuando se percató de los extraños movimientos de su acompañante. Los hermanos se adueñaron de dos cuerpos, dejando sin defensas al creyente.

La gesticulación de Astaroth se volvió macabra.

-Y tú... ¿No te acuerdas de mi? - Dijo Asmodeo.

-...- El cura intentaba no prestar atención para poderse concentrar en su asunto.

Apuntaba con un crucifijo de metal a los hermanos.
Se precipitó a esparcir agua bendita, pero justo en ese momento el mayor se lanzó hacia él.

Reía sonoramente mientras lo tomaba por el cuello.

-¡RESPONDE! ¡¿Te acuerdas de él?! - La risa del mayor era frenética.

-Cómo olvidarlo...

-Que manía recurrir a esa agua de mierda... - Se quejó Asmodeo quitándole el frasco de la mano.

-Dios te ordena que te largues... - Refutó sin siquiera alejarse.

-JA... Tu Dios...- Apretó su agarre- es una basura.

-Abandona el cuerpo de este pobre inocente en el nombre del padre... - Dijo con dificultad intentando llevar el crucifijo al pecho del demonio.

Asmodeo con el ceño fruncido miraba a su hermano que claramente estaba disfrutando la situación.

-Del hijo... - Su cuerpo fue levantado del piso por la fuerza que ejerció Astaroth. Estaba a punto de asfixiarlo.

El menor no se quedó atrás. Tomó la mano de Miguel Angelo que sostenía el artilugio y dijo...

-Y del espíritu santo, ¿No es así?

Empujó fuertemente la cruz metálica hacia el cuello del padre.
Se incrustó fácil...

La sangre no tardó en salir por la boca de la víctima, tosió varias veces manchando el rostro del mayor que asqueado y fúrico estrelló el cuerpo contra el piso.

Asmodeo observó que su mano estaba horriblemente quemada pero no le dio importancia.

Para su sorpresa, al subir el rostro su hermano lo miraba con notoria molestia.

-¿Qué te pasa?

-¡¿POR QUÉ HICISTE ESO?! - Gritó.

-¿Hacer qué?

-Lo mataste.

-¡¿Y qué con eso?!

-¡YO QUERÍA HACERLO!

Mi amigo el demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora