Capítulo 13

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Durante la semana había quedado más de lo que pensaba con Ian. Había disfrutado de besos increíbles varias veces pero nada más allá de eso y cada segundo que pasaba junto a él intentaba descifrar mis sentimientos por él, los cuales se encontraban bagando sin guía en la duda, pero enseguida me convencía a mí mismo de que solo eran tonterías y olvidava todas mis dudas.

Una vez más me encontraba esperando en la fuente donde acordamos quedar. El frío me había obligado a ponerme un abrigo de color caqui, el cual me agradaba y me mantenía con las manos dentro de los bosillos para guardar el calor. Pocos pájaros eran los que se atrevían a cantar y el sol se ocultaba tras las grisáceas nubes.

No tardé en distinguir la figura de Ian caminar entre los coches y según se acercaba ponía detalles a su abrigo negro azabache, no tenía capucha como el mío pero se veía cálido.

-No pensaba que iba a hacer tanto frío. ¿Llevas mucho tiempo esperando?

El rubio se frotó las manos y las guardó en sus bolsillos.

-No mucho. Será mejor que vayemos a un sitio con calefacción.

Sonreí al ver la nariz rojiza de Ian. Él se mostró pensativo a mi propuesta.

-¿A dónde propones ir?

-Tengo chocolate caliente en mi casa.

-Entonces está decidido.

Juntos caminamos hacia mi casa. Esta vez las conversaciones no eran solo discusiones absurdas, que alguna sí teníamos, sino que ahora teníamos más temas de conversación de los cuales descubríamos más acerca del otro. Todavía no sabía mucho de Ian a parte de que vivía con su hermana y poco más, pero quería seguir conociéndole.

Cuando llegamos a mi casa dejamos los abrigos en el salón y fuimos a la cocina para preparar el chocolate caliente.

-¿Cuando viene Sara?

Cuando me giré para verle le encontré sentado en una de las sillas.

-Mañana.

Continué buscando el bote de chocolate mientras escuchaba la risa vacilona que siempre me sacaba de mis casillas.

-No pensaba que eras capaz de cuidarte tú solito.

Tarde o temprano tendría que decir algo para molestarme. Metí los vasos en el microondas y me giré de nuevo para mirarle dasafiante.

-Pues ya ves, soy capaz de cuidar de mí mismo.

El rubio me devolvió la mirada y sonrió.

-Ya lo veo...

El microondas avisó de que nuestros chocolates estaban listos y fue cuando fui a por ellos que noté como Ian me comía con la mirada.

Algo nervioso agarré los vasos, los puse en lamesa y me senté enfrente de él.

-Como no apartes la mirada de mí se te enfriará el chocoate.

Ese comentario pareció gustarle y me lo mostró con una sonrisa, después se inclinó sobre la mesa quedando más cerca de mí.

-Seguro que el chocolate no puede superarte.

Aquel susurro me hizo estremecer y, en un intento de encontrar tema de conversación bebí un poco de chocolate, pude ver que Ian hacía lo mismo.

-Tienes un poco de chocolate en la cara.

Confuso, me limpié los labios con la mano.

-¿Ya?

Ian pareció ver todavía restos y se acercó a mí para comprobarlo, o eso pensé. Pero él decidió lamer la comisura de mis labios para después introducir su lengua en mi boca y fundirnos en un beso de chocolate.

Enamorado de un chico de compañía (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora