Capítulo 22

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La moto de Ian estaba aparcada a unos pocos metros de mi piso, hacía un clima húmedo con una leve brisa fría por lo que crucé mis brazos en busca de un poco de calor. Cuando estábamos lo suficientemente cerca de la moto, Ian se puso el casco rojo con llamas naranjas que estaba colgado del manillar y abrió la tapa de una pequeña caja situada en la parte trasera de donde sacó otro casco que, al igual que la moto, era concretamente negro.

-Ponte esto. ¿Es la primera vez que montas en moto?

La imagen de mis brazos aferrados a la cintura de Nico recorrió mi mente dejandome un mal sabor de boca.

-No, ya lo he hecho más veces.

Una sonrisa pícara afloró en el rostro del rubio.

-Entonces no hay ningún problema.

El chico se sentó en la moto y se ajustó el casco mientras esperaba a que estuviera listo. Una vez sentado me aferré a su pecho y las ruidosas marchas de la moto comenzaron a retumbar en la calle hasta que fimalmente comenzamos a avanzar.

Un extraño cosquilleo afloraba en mi estómago cuando sentía la suave respiración del chico y los suaves acelerones me hacían sentir que perdía el equilibrio obligandome a aferrame con más fuerza el pecho de Ian quién, de alguna forma, sabía que estaba sonriendo.

Cuando nos paramos en un semáforo noté unas pequeñas gotas caer sobre mi brazo y tras el fuerte ruido del motor de la moto se escuchaban truenos.

-¿¡Queda mucho!?

Hice un esfuerzo para que Ian me escuchara, no me apetecía mojarme bajo la lluvia a 100km por hora.

-¡No mucho, pero la lluvia nos va a pillar sí o sí!

La respuesta del chico me decepcionó pero no dije nada, "cuando lleguemos a donde se supone que vamos me tocará escurrirme la ropa", pensé y el semáforo cambió de color dejándonos paso para continuar con nuestro camino.

Justo como dijo el rubito, la lluvia nos pilló en plena carretera. Empezó como pequeñas gotas pero no tardó en intensificarse tanto que podía escuchar el golpe de las gotas contra el casco. Por suerte no tardamos en aparcar en un espacioso hueco en frente de lo que parecía un moderno bloque de pisos. Ian guardó mi casco todo lo rápido que pudo bajo la lluvia en el interior de la caja de donde lo había sacado y corrió hasta la puerta del edificio con su casco cubierto por llamas en la mano, después, le seguí decidido hasta que entramos en el lujoso bloque.

Al principio pensaba que era un hotel o eso era lo que pensaba ya que el interior no estaba el portero o la sala de recepción si no que era un bloque de pisos normal y corriente. Como si Ian lo hubiera recorrido mil veces, subió las escaleras hasta el segundo piso donde se paró en la tercera puerta donde introdució una llave.

Cuando el sonido metálico que indicaba que la cerradura se había desbloqueado, la puerta se abrió dejando paso a un espacioso apartamento decorado con colores blancos y negros.

-¿De quién es esto?

Me parecía imposible que Ian tuviera algo de aspecto tan caro, sobretodo cuando yo mismo había entrado a su casa días antes así que supuse que era de algún conocido.

-Mío.

El sonido de las llaves chocando contra un mueble de madera acompañó a la media vuelta que di para mirar al chico.

-¿Tuyo?

Observé cómo se despeinó sus cabellos rubios soltando pequeñas gotas de lluvia mientras me hablaba.

-Cuando trabajas en esto necesitas un lugar donde llevar a tus clientes.

Una pequeña punzada golpeó mi pecho pero no tardé en olvidarme de ello. Él era un chico de compañía, era de esperar que tuviera un apartamento para sus clientes aunque, de alguna forma no pude quitar el mal sabor de boca de su respuesta.

Enamorado de un chico de compañía (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora