Capítulo 46 (Final 1)

79 8 9
                                    

EDDIE:

El último día lo pasé con mis padres y mis dos primos, Sofía y Marcos. La verdad es que fue bastante agradable ver a mis únicos primos después de tanto tiempo y me gustó compartir lo que les había pasado durante los últimos años pero según avanzaba el día me sentía aburrido y echaba de menos mi rutina en la cafetería junto a Fran.

Durante el viaje tuve ocho horas para recordar todo lo que había pasado desde que decidí irme a la ciudad y creo que me faltaron horas para recordarlo todo. Desde mi primera experiencia en cocinar (Que no fue para nada agradable) a la primera vez que quise buscar trabajo y que, por suerte no solo lo conseguí a la primera, si no que también me dí de morros contra el amor, aunque ahora que lo pienso eso no fue tan bonito como suena dese el principio ya que antes tuve que pasar por un periodo de autoaceptación con que era gay. Finalmente conseguí aceptarlo y pude ver a Fran como el centro de mi vida.

A pesar de todo, nuestra relación no fue fácil ya que la diferencia de edad se refleja demasiado en el carácter y en la manera de afrontar las discusiones que tiene cada uno, por no hablar de lo celoso que es Fran. No sé si os acordáis del reloj que me regaló porque tenía un localizador pero os puedo asegurar que lo llevo puesto a diario porque él se comportó como un niño de cinco años hasta que me lo puse aunque fue con la condición de que no activara el localizador (dudo que lo haya cumplido). Sin duda fue un camino complicado y lleno de obstáculos pero no me arrepiento de nada.

Cuando llegué a la ciudad era de madrugada ya que a pesar de prometer a Fran que saldría temprano para llegar pronto acabé saliendo poco antes del anochecer, entonces tuve que decidir en si ir a mi solitario apartamento o ir al lujoso piso de Fran donde seguramente me esperaría un buen castigo. Lo sé, lo sé, sé que sabéis perfectamente la respuesta pero ¿Qué iba a elegir si no? Fran me cocinaría y dudo que al llegar a mi apartamento tuviera la cena hecha.

No tardé en llegar al apartamento de Fran y solo unos segundos después de llamar al timbre me abrió la puerta, entonces, sin siquiera verle me abalancé directo a sus labios para poder findirnos en un dulce beso, era más alto que yo así que tuve que levantar un poco la cabeza (por suerte no era demasiado alto). Tras el beso le abracé para poder apreciar su cálido torso.

-Te he echado de menos...

Musité sin soltarle y recibí un beso en la cabeza antes de entrar a su lujoso piso.

-¿Qué tal el viaje?

Sutono era igual de monótono que siempre.

-Bien aunque agotador. Cuando estaba por irme mi madre ha comenzado a llorar y mi abuela casi le da con el bastón diciendo que no fuera dramática, te has perdido a mi padre sin saber donde meterse y a mis primos riendo sin parar.

Cuando Fran cruzó el pasillo tras quitarme la mochila de los hombros para dejarla en su habitación me di cuenta de que estaba hablando demasiado y decidí detenerme antes de entrar en un bucle de palabras.

-¿Te he despertado?

Fran tiró mi mochila junto al armario y me regaló otro abrazo que recibí son problema.

-No, pero tendrás hambre.

Justo la respuesta que quería.

-¿Me haces algo para cenar? Porfi~

Fran se separó de mí y comenzó a caminar hacia la cocina conmigo a modo de mascota hambrienta.

-Cuando me hice el Sándwich sobró para hacer otro, ¿Lo quieres?

-¡Por supuesto!

Varios minutos después me encontraba comiendo un sándwich de jamón de York, lechuga, tomate y mostaza, una combiación sencilla pero con sabor a filete si tienes hambre.

-Mm... que rico...

Dije con la boca llena pero pronto vi que Fran no tenía nada para comer.

-¿No vas a cenar?

Dije esta vez sin comida en la boca.

-He cenado antes.

El hombre sacó un brick de zumo de uva y me lo dejó en la mesa antes de sentarse en frente de mí. Lo bueno que tenía la cocina ericana eran esos taburetes de cuero y es que me encantaba comer en esos taburetes.

-He pensado en un cosa mientras no estabas.

Pinché el zumo con la pajita y hablé antes de dar un leve trago.

-¿En qué?

-En que creo que aún no eres del todo mío.

Casi escupo un trozo de lechuga.

-¿¡Qué!? ¡Por favor Fran, llevo puesto el localizador que me regalaste!

El negó con la cabeza y continuó hablando seriamente.

-No me refiero a eso. Es que quiero estar contigo más tiempo.

-Básicamente estás conmigo siempre.

Di otro bocado a mi sándwich y mi mente se centró en que ya iba por la mitad de mi cena y estaba drmasiado rico como para terminarlo.

-No siempre, cuando tienes examenes pasas todo el tiempo en tu apartamento estudiando.

¿Y si lo congelo? No, no puedo hacer eso porque si no me quedaría con hambre.

-Eddie, ¿Dejas el sándwich y me prestas atención?

Bebí un poco del zumo y miré a Fran con la esperanza de recordar que había dicho sin resultados.

-Te estoy escuchando.

Fran suspiró y decidió ir al grano antes de que volviera a despistarme.

-Quiero que te vengas a vivir conmigo.

Tuve que termimar de masticar concuidado el último bocado del sándwich para evitar atragantarme y poder hablar después.

-¿Y qué hago con todas mis cosas?

-No creo que un universitario tenga que contratar un camión de mudanza para todas sus cosas.

Esta vez apoyé mis codos en la mesa y la cabeza sobre mi mano.

-No es demasiado pero es mi madre quien tiene que hablar con el dueño para dejar de pagar el alquiler.

En este momento mi cabeza estaba cansada para pensar en ese tema pero aún así tenía muy claro que, a pesar de no disgustarme la idea, era difícil.

-Estoy seguro que de tu madre pagaría por una niñera que te cuidase las veinticuatro horas del día, esto no la molestará.

Bebí un poco de mi zumo hasta gastarlo y dejarlo apartado a un lado.

-¿De verdad quieres que viva contigo?

Aprecié con detalle la seria expresión de Fran y sin que tuviera que decirme nada supe que hablaba con total sincesirad. Agarré el brick de zumo vacío y el plato.

-Entonces, está bien que duerma aquí hasta que termine de transladarme, ¿no?

Fran sonrió y caminó hacia mí para tirar el brick mientras que yo dejaba el plato en el lavabo.

-Porsupuesto que puedes.

Y solo necesité su abrazo para sentirme completamente en casa. Sería difícil la convivencia con él, y estoy seguro de que durante el último año estudiaría menos que en mi apartamento, pero aún así estaba completamente dispuesto a sufrir las consecuencias y es que, en ese momento comenzaba una nueva etapa de mi vida.




Enamorado de un chico de compañía (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora