Eddie:
Caundo nuestras bocas se juntaron comencé a arrepentirme de lo que estaba haciendo pero no pensé en apartarme. Tenía que desmostrarle que tenía agallas y un beso no significaba nada.
La lengua de Fran entraba con furia y recorría mi boca con ganas de comérsela, mi pulso se aceleró y comencé a temer por lo que podía pasar. Nunca me había sentido tan acelerado, ni siquiera con la chica más sexy de la universidad pero esto era diferente. No es que jefe me llamara la atención, es más, no le soportaba y hacer algo fuera de lo normal sería peligroso pero no podía evitar dejarme llevar. Me dolía admitirlo pero el muy condenado besaba agresivamente bien.
Nos apartamos un segundo para tomar aire y volvimos a besarnos, Fran rodó sobre mí y me dejó tumbado en el sofa. Era consciente de que la situación estaba empeorando y no tenía intención de detenerse pero quería seber más, apreciar esa nueva experiencia que resultaba tan adictiva por solo unos segundos más...
El tacto de sus manos, desconocido para mi cuerpo, atravesó mi pecho y rodeó mis caderas, fue entonces cuando comprendí que estaba llegando demasiado lejos.
Reuní todas las fuerzas que pude y le empujé para alejarle, no sé si fue porque mi fuerza había aumentado demasiado en pocos minutos o porque él se dejó pero dejó de besarme y se apartó de inmediato. Su rostro era imposible de leer, tenía una expresión de seriedad y decepción que a la vez se mostraba indiferente. Me pregunté en qué narices estaba pensado y le miré a los ojos intentando encontrar respuesta, la cual no obtuve por lo que decidí adoptar mi típica postura de "no me importa nada" y me centré en contener mi dignidad.
-Podría continuar pero sería demasiado para tí.
Fran levantó una ceja de la manera más exagerada qur había visto y me miró fijamente. Entonces sue que posiblemente había metido la pata.
-Quiero decir...-Con un movimiento ágil me escurrí de entre sus brazos para ponerme de pie. -Te mostraría demasiada valentía.
Fran se estiró en su sofá.
-¿Quieres irte?
Su pregunta me pilló desprevenido pero no lo mostré.
-Si es posible... Tengo cosas que hacer.
Mentí.
-Allí tienes la puerta.
Señaló al pasillo por donde habíamos entrado. Pero no me giré para verlo, en lugar de eso me centré en sus palabras. ¿Me trae a su casa para decirme lo mucho que le gusto y ahora me quiere echar?
-¿Qué bicho te ha picado?
Fran me miró sorprendido, como si se sintiera ofendido o hubiera dicho lo más extraño del mundo.
-¿No tienes cosas que hacer?
-¡No me refiero a eso!
Le miré de arriba abajo, su actitud me molestaba.
-Entonces explícate.
Suspiré hondo para tomar paciencia.
-¿Me traes a tu casa para decirme que me quieres y ahora me dices que me vaya?
Mi jefe se apoyó sobre sus rodillas y cruzó sus dedos para adoptar una posición interesada.
-¿Sabes qué consecuencias va a traer el haberme besado?
Le miré atónito.
-No tiene que traer ninguna consecuencia.
-Sí que la trae.
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Enamorado de un chico de compañía (Primera Parte)
Ficção AdolescenteAdvertencia, contiene escenas +18 *Chico de compañía*: Normalmente son chicos muy educados, serviciales y dispuestos a hacer realidad las fantasías de sus clientas. La gran mayoría son contratados para acompañar a mujeres a cenas o eventos de lujo...