Capítulo 33

107 11 10
                                    

FRAN:

Nací en un día lluvioso y frío y se podría decir que prácticamente toda mi vida ha sido así, no me malinterpreteis, no me sentía aislado o maltratado por nadie, simplemente sabía que tenía un vacío difícil de llenar.

Mis padres siempre fueron serios y de carácter fuerte, de hecho fue eso mismo lo que les hizo enamorarse. Los dos estudiaron repostería y pastelería y su gran sueño era abrir una cafetería y más tarde tener un hijo así que se podría decir que fui completamente deseado.

Se pasaron toda mi infancia luchando por sacar a delante la cafetería sin dejar mis necesidades en segundo plano pero es verdad que su frío carácter no les permitía mimarme con otras cosas no fueran material. Para cuando llegué a secundaria su personalidad no había cambiado pero continuaban mimándome con una muy buena paga a la semana que utilizaba para comprarme lujos. La cafetería había echado raíces e incluso habían podido abrir otra que estaba muy bien encaminada. Recuerdo que los días lluviosos me gustaba ir allí cuando salía de la escuela para tomarme un café y aprovechar para hacer los deberes.

Cuando llegué a la universidad decidí estudiar la carrera de economía para llevar bien las cafeterías cuando las heredara y todo seguía igual pero con dos cafeterías más y más empleados y personas que me conocían. Era popular en clase y mi vida sexual no estaba abandonada pero aún así continuaba con ese vacío que me comía por dentro. Sentía un silencio tan profundo cuando estaba solo que hacía todo lo posible para callarlo con música o cualquier otra actividad que requería ruido pero un día todo pareció cambiar.

Un día lluviosos como otro cualquiera fui a una de las cafeterías al salir de la universidad y tenía pensado sentarme en el mismo sitio de siempre si no fuera porque una hermosa chica estaba sentada allí. Ese día lo recuerdo borroso y no soy capaz de dar muchos detalles pero me pude aprender perfectamente su aspecto: unos grandes ojos verdes con amplias pestañas negras resaltaban con su hermoso pelo castaño, sus cabellos ondulados caían hasta la parte baja de su espalda y estaban recogidos con una fina pinza por su largo flequillo. Era sencillamente hermosa y, como en muchas películas de romance nos acabamos enamorando. Ahí fue cuando comencé una nueva etapa en mi vida con kala.

Kala tenía un carácter de lo más normal, era cariñosa, buena... todo lo que una persona enamorada diría de su pareja pero no todo era perfecto en nuestra relación, no por ella, si ni por mí. Mi personalidad había salido exactamente igual que a la de mis padres y, por mucho que la dijera que la amaba ella no se lo creía siempre. Discutíamos mucho sobre mi frío comportamiento y mi dificultad para decir esas palabras con más cariño pero no eran peleas tan fuertes como para separarnos.

Con el tiempo, mis padres me regalaron un lujoso apartamento para celebrar el inicio de la empresa con diez cafeterías abiertas. Por aquél entonces yo había cumplido un año con Kala y la invité a irse a vivir conmigo, a lo que ella aceptó con mucho entusiasmo. Los primeros meses fueron perfectos, las discusiones sobre mi comportamiento habían parado y sólo había espacio para la parte bonita de nuestra relación, aunque, como todo, eso terminó muy pronto. Kala dejó los estudios de derecho por una escusa que no terminé de entender y debido a mi poco tiempo con ella por los estudios nos acabamos distanciando.

En ese tiempo conocí a un chico llamado Jacob, nos hicimos amigos a partir de un trabajo de universidad y poco a poco comenzamos a llevarnos muy bien. Oh, Jacob, mi pequeño Jacob, era un chico espléndido. Su sentido del humor iluminaba toda la habitación y su cabezonería le hacía superarse a él mismo continuamente, para mí, era digno de admirar. Lo que no sabía era que mis sentimientos comenzaron a depender de él y de su sonrisa. Con el tiempo, Kala se alejó de mí y yo, quizás buscando un poco más de compañía decidí quedar un día con él para ver un partido de fútbol, para entonces me había convencido de que solo era una atracción de amigos pero Jacob me sorprendió cuando se abalanzó hacia mí convirtiendo lo que iba a ser una quedada de amigos en mi primer contacto con el sexo entre hombres.

Enamorado de un chico de compañía (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora