Especial Navidad (2)

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NOTA DE LA AUTORA:

¡Hola caramelitos!

Este capítulo lo borré porque suelo escribirlos a lo largo de la semana y los publico el fin de semana pero cuando publiqué este me di cuena de que ¡estaba incompleto! Así que lo borré y lo terminé para que lo tuviérais entero.

Siento mucho las molestias y espero que lo disfrutéis tanto como yo.

Muchas gracias caramelitos ¡Nos vemos!

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La casa de Fran estaba decorada con un único árbol de navidad rodeado de luces de distintos colores navideños. Yo mismo le ayudé a decorarlo y es que si fuera por él ni siquiera se habría molestado en poner el árbol.

Me encontraba bostezando en una de las sillas de la mesa de cristal que siempre estaba vacía al final de su salón mientras esperaba a que Fran yerminara de fregar los platos de la cena. Habíamos pasado la tarde comprando ropa porque yo quería renovar mi armario y no se cómo acabé yendo a su casa para cenar.

-¿Tienes sueño?

La voz grave de Fran me hizo mirar hacia la puerta del salón donde le encontré apoyado sobre el marco de la puerta granate que separaba la cocina.

-Un poco... hemos andado mucho.

Me estiré en mi asiento mientras Fran se acercaba a mí. Cuando estaba lo suficientemente cerca me abrazó por detrás acariciando mi peso por encima de el jersey de lana blanco que me regaló mi madre, mi prenda favorita para el invierno.

-¿Tú no estás cansado? Has cargado con todas las bolsas.

Escuché suapirar a Fran sobre mi oreja.

-Un poco...

-Entonces será mejor si nos vamos a dormir.

Recogí mi abrigo y las bolsas de papel que me correspondían para irme de su casa cuando sentí cóm me rodeó la cintura con sus brazos hasta dejarme sentado sobre sus piernas.

-¿A dónde te crees que vas?

Su voz sonaba molesta y me aferraba con fuerza contra su pecho.

-A mi casa así que... ¿me sueltas?

Fran arrugó el entrecejo y me abrazó con más fuerza.

-No esperarás que te deje ir sin pedirte nada a cambio por la cena.

Golpeé indignado la mesa de cristal controlando la fuerza para no romperla.

-Fuiste tú el que insistió en que venga.

-Entonces se me olvidó decirteque quería algo a cambio.

Suspiré algo fastidiado. ¿No podía ser romántico aunquesea por un día? Sus grandes manos levantaron un poco mi jersey para introducirse tímidamente rozando mi pecho con delicadeza mientras me dedicaba un dulce beso en el cuello.

No tardé en ablandarme y comenzar a ceder. Dejé que me besara en la mejilla y después en la sien mientras sus manos amenazaban con quitarme el jersey y es que sus manos eran tan suaves y cálidas como un beso de ángel, le había visto alguna vez echarse crema después del trabajo pero no sabía si lo hacía habitualmente.

Enamorado de un chico de compañía (Primera Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora