Esa noche no pude pegar ojo. Era la primera vez que dormía sin la compañía cercana de mi lobo y, encima, cuando cerraba los ojos, podía ver la imagen de Jacob en la barra tonteando con Brenda mientras ésta se le insinuaba descaradamente. Intenté pensar en otras cosas, pero todas terminaban en el mismo punto: Jacob. No podía quitármelo de la cabeza. Y para colmo, me sentía culpable. Él nunca se había enfadado conmigo y lo había provocado yo. ¿Por qué no había podido simplemente reconocer que estaba celosa? Era evidente, lo estaba. Tenía que haberle dicho la verdad, que tenía celos porque no quería que lo separaran de mi lado, porque era mi mejor amigo y quería que estuviera conmigo para siempre. Pero eso era tan egoísta.
Cuando me levanté de la cama, me sentía fatal. Tan sólo pensar que no le iba a ver esa mañana, hacía que el día se pareciese al bosque entre nieblas de la tarde anterior.
Después de ducharme y arreglarme, salí de mi dormitorio, desganada, para ir a desayunar.
Mi corazón saltó como un resorte y empezó a latir a trompicones en cuanto le olí y escuché su voz en la cocina. Con una alegría desbocada, comencé a bajar las escaleras, pero cuando llegué al primer piso, se me ocurrió pensar en qué le iba a decir. Me quedé quieta, agarrada a la barandilla. ¿Y si me contaba lo bien que se lo había pasado con Brenda? ¿Cómo se supone que tenía que reaccionar? ¿Me atrevería a decirle la verdad? Y lo peor iba a ser cuando ella me lo contara en el instituto, porque claro que lo haría, vamos, seguro que me lo restregaría por la cara.
Me apoyé en la barandilla, en mitad de la escalera. No entendía por qué me molestaba tanto. Al fin y al cabo, algún día Jake encontraría a una chica que… El alma se me cayó al suelo sólo de pensarlo. Pero tenía que asumir la realidad. La cruda y horrible realidad: Jacob no podía estar conmigo para siempre, como yo quería. Algún día se imprimaría o se enamoraría de alguien y me dejaría. Me dio un puntazo en el corazón tan grande, que pensé que me había dejado de latir. Y pensar en que esa chica pudiera ser Brenda, me ponía mala. Él se merecía a alguien mejor, una chica que le entendiera, que le quisiera por cómo es, no por cómo está. Y esa Brenda… ¿por qué le gustaba a Jacob? No lo comprendía.
- No estuvo con ella, tranquila.
Pegué un salto al oír la voz de mi padre.
- ¿Qué…? ¿Cuánto llevas ahí? – inquirí, nerviosa.
- Acabo de llegar – mintió.
- ¡Papá! – protesté.
- Bueno, vale – dijo, levantando las manos - Lo siento, no lo pude evitar. Es que a veces tú también piensas un poquito alto, hija.
Resoplé y me repantigué en uno de los peldaños. Mi padre se sentó a mi lado. Nos quedamos un rato en silencio, lo cual me sirvió para tranquilizarme.
- ¿Cómo sabes que no fue? – le pregunté con un susurro, mirándome las manos -. ¿Te lo dijo él o le leíste la mente?
- Lleva pensando en que te lo iba a decir toda la mañana – me pasó el brazo por el hombro -. Está muy arrepentido por haberse enfadado contigo.
- ¿Él? – alcé la vista para mirarle -. Pero si fue por mi culpa.
- Pues él piensa que se excedió. Además, odia estar enfadado contigo. Bueno, no te voy a reproducir sus palabras exactas, pero no lo soporta.
- Sí, yo también pienso que es una… - miré a mi padre, que ya estaba poniendo mala cara -, asquerosidad – rectifiqué.
- Pues baja ahí y arregla las cosas con él – dijo, incorporándose para levantarse.
- Espera – le agarré del brazo para que no lo hiciera.
- ¿No me dijiste que no me metiera en vuestras mentes? – me recordó, después de oír mi pensamiento.
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JACOB Y NESSIE DESPERTAR
FanfictionEste libro está registrado en Save Creative para evitar posibles plagios. Todos los derechos están reservados a Tamara Gutiérrez Pardo, la mala utilización de los mismos por parte de otras personas podría ser objeto de sanción y/o delito. Nº de regi...