¡Quil, Aaron, cubrid ese flanco!, mandó Jacob a la vez que nosotras llegábamos a la cueva. ¡Jeremiah, ayuda a Seth en esa emboscada! ¡Brady, tú ven conmigo!
La cueva, en realidad, era un enorme hueco sin salida en los acantilados – salpicados de caprichosa vegetación y coronados con enormes abetos – que lindaban con esa zona de la playa y el mar, que tendría unos cinco metros de fondo por unos tres de ancho. Las chicas se acomodaron repartidas por las paredes de piedra, con las caras intranquilas, y Embry se sentó en la entrada, vigilante.
Dejé a Brenda con cuidado en la arena, estaba húmeda de la pleamar que la había inundado hacía unas horas, pero no podía hacer otra cosa. Por lo menos, la superficie estaba blanda. Claire me ayudó, sujetándole la cabeza para apoyarla con suavidad.
Jacob tenía razón. Mi mente estaba repleta de voces y gritos, una maraña embarullada del que no distinguía casi nada, tan sólo tensión y más tensión.
Estaba tan preocupada por Jake y sus hermanos, tan nerviosa, que no sabía qué hacer con las manos, incluso me dio un escalofrío, con el calor que hacía. Y lo peor es que no podía avisar a mi familia. Ellos no podían saltarse el tratado, así que si los llamaba, solamente iba a conseguir que se preocuparan. Además, confiaba en el buen hacer de Jake y la manada. Ellos estaban acostumbrados a luchar con grupos grandes de vampiros y nunca habían necesitado de la ayuda de nadie, ¿no? Intenté aferrarme a esa idea.
Saqué mi ropa de la mochila para vestirme. Mis pantalones piratas blancos no subían bien debido a que todavía estaba mojada, así que me los embutí como pude. La camiseta fue mucho más fácil de poner. Escurrí el bañador de Jacob todo lo que dio de sí, lo sacudí y lo metí en su mochila, doblándolo bien. Me arrodillé junto a mi amiga a esperar a que se despertase del todo y le di aire con una revista que me pasó Eve.
Claire se arrodilló frente a mí, dejando a Brenda en el medio de las dos, y me observó con sus dulces ojos marrones, absorta.
- ¿Ahora eres un vampiro? – me preguntó de repente.
Miré a Brenda para cerciorarme de que seguía desmayada.
- Casi. Nunca me transformo del todo – le aclaré.
- ¿Y no quieres chuparnos la sangre?
Todos los rostros, incluido el lobuno de Embry, se giraron para mirarme con un matiz de cautela.
- No. Como no soy un vampiro completo, tengo sangre en mi cuerpo – empecé a aclararle, lo más sencillo que pude para que una niña de nueve años lo entendiera -, así que mi organismo la coge de ahí, ¿entiendes?
- ¿Quieres decir que chupas tu propia sangre?
Era una niña muy lista, enseguida lo pilló.
- Sí, visto así… - me reí.
- ¿Y qué pasa si se te acaba tu sangre?
Sí, era muy, muy lista.
Todos volvieron a mirarme, expectantes.
- Pues… que tengo que beber la de otros seres – pude percibir el salto de los corazones que me rodeaban -, pero sólo la de los animales – maticé.
A Embry le dio un respingo.
- La de los lobos tampoco – apuntillé con una sonrisa.
Escuché su risa en mi mente.
- ¿Y por qué puedes oír a los chicos?
Ups, a ver cómo le explicaba yo eso…
- Claire, deja a Nessie en paz, ¿quieres? – le regañó Eve.
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JACOB Y NESSIE DESPERTAR
FanfictionEste libro está registrado en Save Creative para evitar posibles plagios. Todos los derechos están reservados a Tamara Gutiérrez Pardo, la mala utilización de los mismos por parte de otras personas podría ser objeto de sanción y/o delito. Nº de regi...