El final de esa semana y las dos y media siguientes pasaron extremadamente lentas, o eso me pareció a mí. Las clases se me habían hecho eternas. Tal vez se debía a que esas lecciones me las sabía bastante bien, aunque, en honor a la verdad, más bien se debía a que me había pasado las horas pensando en Jacob.
Jacob, Jacob, Jacob.
Ese era mi único pensamiento. Por la mañana, Jacob. Por la tarde, Jacob. Por la noche, Jacob. Jacob hasta en sueños.
No sabía cuánto tiempo me iba a llevar olvidarme de él en ese sentido, pero tenía que ser fuerte. Me pasé los días diciéndome eso.
Tenía que hablar con Jake, y necesitaba ser de hierro. Sin embargo, era tan difícil. Tan sólo mantener las distancias, ya me parecía imposible, no solamente por él, sino porque yo misma le necesitaba. Adoraba sus abrazos, que me cogiera de la mano, que me acariciara… En la primera semana, ya echaba muchísimo de menos todas esas cosas. Pero sabía que si me rendía a todo eso, mi corazón también lo haría. No podría resistir ni un roce de sus dedos, me lanzaría a sus labios sin pensarlo. Jacob era mi droga y no podía ni probarla.
Se me pasará, no pensar, no pensar, me repetía una y otra vez.
Cuando salí de clase, Jake me esperaba apoyado en su moto, como siempre. Estaba guapísimo con esos vaqueros y esa camiseta negra, o eso me parecía a mí. El corazón ya me daba tumbos, así que respiré hondo, me despedí de mis amigas y me acerqué a él.
- Hola, preciosa – me saludó, sonriendo, cogiéndome la cintura con la mano.
Él sí que era guapo.
Me separé disimuladamente para coger el casco, que colgaba del manillar, y su sonrisa se desvaneció.
- Hola, ¿cómo te ha ido el día? – le pregunté, sonriéndole yo -. ¿Habéis despedazado a muchos vampiros?
- A unos cuantos – volvió a sonreír, aunque esta vez su sonrisa era más apagada.
¡Cómo me apetecía lanzarme a sus brazos para que sonriera del todo!
Me puse el casco para que no pudiera ver mi cara compungida.
- ¿Nos vamos? – propuse.
- Claro.
Mientras él se subía a la moto, me fijé en mis amigas para despedirme de ellas con la mano. Brenda estaba disfrutando con esto. Se la veía contentísima con mi cambio de actitud hacia Jake. Apreté los dientes de la rabia y me monté. Ni siquiera podía agarrarme a él como a mí me gustaba, solamente me sujetaba a su cintura, y eso me ponía más de los nervios, porque la veía sonriendo con descarada satisfacción.
Durante el viaje a casa, su sonrisa desvaída me hizo pensar en que se lo tenía que decir ya. Jacob me notaba esquiva, rara, por supuesto, y eso le tenía preocupado. No podía dejar pasar más tiempo. Tenía que aclararle las cosas, cuanto antes, mejor.
Pasamos los últimos árboles del sendero y aparcó la moto delante del edificio.
Jacob se bajó después que yo y empezó a encaminarse hacia el porche.
- Espera – le llamé. Se dio la vuelta para mirarme -. Quiero… quiero hablar contigo. ¿Podemos dar un paseo?
Sus cejas se fruncieron para adoptar una expresión de extrañeza.
- ¿Hablar? – inquirió.
- Sí. Vamos a dar un paseo, ¿vale?
Se quedó un momento mudo, mirándome con igual semblante.
- De acuerdo – contestó al fin.
Se acercó a mí y comenzamos a andar para adentrarnos en el bosque.
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JACOB Y NESSIE DESPERTAR
FanfictionEste libro está registrado en Save Creative para evitar posibles plagios. Todos los derechos están reservados a Tamara Gutiérrez Pardo, la mala utilización de los mismos por parte de otras personas podría ser objeto de sanción y/o delito. Nº de regi...