TENSION

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Mi cuerpo dejó de moverse sobre el suyo cuando apagamos nuestra última llamarada, y mi frente reposó en su frente mientras nuestros pulmones trabajaban sin cesar, intentando recuperarse. Jacob acarició mi nuca y mi espalda y nos besamos con dulzura durante un rato, más tranquilos.

Por primera vez, parecía que mi fuego se había calmado un poco, y me encontraba totalmente relajada. Aunque aún sentía el calor y la llamada de su efluvio, me sentía satisfecha, y el inmenso e incontenible deseo había disminuido algo de intensidad, poco, pero lo suficiente como para ser capaz por fin de controlarme. A Jacob parecía pasarle igual que a mí.

Me bajé de mi maravilloso y perfecto pedestal y Jake levantó su brazo para que me acurrucase a su lado a descansar. Lo hice encantada, sonriendo de felicidad, que era lo que sentía en esos momentos. Mi mano y mis dedos empezaron a jugar con las curvas de su increíble y aún húmedo torso; sí, no había mujer más feliz en el universo que yo, no había nada ni nadie mejor que Jacob.

Giró su rostro y lo acercó hasta que nuestras frentes se rozaron. Sus ojos y los míos se engancharon por un instante y ya nos lo dijimos todo. Aún así, alcé la mano y la puse en su mejilla, dejándole ver todo lo que sentía mi alocado corazón. Jake jadeó y pegó su rostro del todo.

- Acabas de describir lo que yo siento – susurró en mis labios; nos sonreímos y después los unimos por unos minutos.

No hubo más palabras, ni preguntas, nos conocíamos tan bien, que no hacía falta. Ambos sabíamos lo que pasaba por la mente del otro en estos momentos. Nuestros rostros de felicidad plena y absoluta lo decían todo. Describían perfectamente lo especial, increíble, mágica y maravillosa que había sido nuestra primera vez, no habían suficientes adjetivos para calificarla. Jake me apartó el pelo mojado de la cara y me dio un beso en la frente.

- ¿No tienes hambre? – inquirió, pasando sus dedos por la maraña de mi cabello.

Levanté un poco la barbilla y comencé a besarle por la mandíbula.

- Sí, todavía tengo hambre – ronroneé, bajando a su cuello -, pero de otra clase… ¿Tú no?

- Uf. Si yo te contara – afirmó con un murmullo -. Tu olor me vuelve loco.

Me separé para mirarle con sorpresa.

- ¿Mi olor?

- Es muy fuerte. Tu olor es inconfundible, nada más que pasaste por mi lado, pude sentir la pulsión y ya no me pude resistir.

Mis párpados se abrieron y se cerraron con alegría. Él había sentido lo mismo.

- Yo también sentí la llamada, pulsión o como se llame – le confesé -, por eso vine hasta aquí sin poder evitarlo.

- Por supuesto, ya te dije que tienes instintos lupinos – declaró con una enorme sonrisa.

- ¿Esto es un instinto lupino?

Jacob bajó su rostro para mirarme.

- ¿No te has dado cuenta? – me preguntó.

- ¿De qué? – quise saber, sin entender.

- Bueno, suena fatal, pero estás en celo, Nessie – me reveló con su sonrisa torcida.

- ¿En celo? ¿Me tomas el pelo?

- Te lo aseguro – asintió con convicción.

Mi boca se quedó abierta, sin embargo, algo dentro de mí sintió como si le hubieran quitado un peso de encima al saber por fín qué me pasaba. Ahora todo encajaba.

- ¿Y cómo lo sabes?

- Ya te he dicho que noté la pulsión al instante – me recordó, volviendo la vista al techo -. Nunca lo había sentido, pero mi instinto supo enseguida lo que era y lo que tenía que hacer. Tus señales son tan fuertes, que podría olerte a kilómetros de distancia.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora