PRESENTACIONES

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Noté el calor en mi mejilla, en mi pecho, brazo y espalda. Me acurruqué, arrimándome un poco más a la fuente de ese calor. Ya no tenía frío, olía muy bien y se estaba tan a gusto…

De repente, me di cuenta y abrí los ojos de sopetón.

Estábamos de lado, mirando el uno hacia el otro. Yo estaba entre sus brazos, con la mejilla apoyada en su pecho, y le abrazaba por la cintura. Levanté la cabeza para verle la cara y seguía durmiendo profundamente. Me percaté de que Jake no se había movido de su sitio y que había sido yo la que me había acercado a él, probablemente para paliar mi frío nocturno.

Intenté desencarcelarme de sus brazos, pero me tenía tan abrazada, que era imposible. No me quedaba otra que despertarle.

- Jake, despierta – le empujé con mi cuerpo, ya que tenía las extremidades atrapadas.

Jacob no se despertaba, y como Alice nos descubriera así, era el fin. Aunque, pensándolo bien, mi padre ya tenía que estar enterado.

Hundí la cabeza en su pecho, preparándome para lo peor.

Le empujé, esta vez un poco más fuerte, y funcionó.

Jacob se despertó, me liberó súbitamente y saltó de la cama, aturdido y confundido.

- ¿Qué? ¿Qué? – preguntó en estado de alerta, mirando hacia los lados.

Por lo menos, él no había advertido la manera en que dormíamos. Estaría a salvo del escáner y posterior juicio de mi padre.

- Buenos días, Jake. Estás en mi habitación. Te quedaste a dormir, ¿recuerdas?

- Ah, sí, claro – bostezó y se desperezó -. ¿Has dormido bien?

- Sí, sí. Muy bien – la verdad es que había dormido genial entre sus brazos. Otra vez tuve que desviar la atención a su rostro -. Muchas gracias por quedarte.

- Nah, de nada – me miró el camisón -. Esto… Me voy afuera para que te cambies y eso, ¿vale? Te espero abajo.

- Vale.

Jacob salió de la habitación y, en cuanto cerró la puerta, me levanté de la cama. Salí al vestíbulo y entré en el baño, que estaba frente a mi habitación.

Era un baño muy grande, como no. Tenía toda la equipación necesaria para relajarse allí un día entero. Había un enorme jacuzzi, una ducha cuadrada de un metro de lado con hidromasaje, un bidé e inodoro que colgaban de la pared y dos enormes lavabos encastrados en una meseta de mármol con un bajo mueble y un gran espejo. Todo estaba decorado en un estilo actual.

Una de las ventajas de llevar genes de vampiro es que no te tienes que depilar, así que después de estrenar el inodoro, cogí unas toallas del mueble del lavabo, me desnudé, me metí en la ducha y cerré la mampara de cristal. Al abrir el grifo, casi me ahogo. En vez de salir el agua por la ducha, salieron chorros helados con una fuerza increíble por el hidromasaje. Bajé el monomando y me restregué el agua de los ojos con las manos. Cuando por fin fui capaz de abrirlos, vi que el botón del hidromasaje estaba conectado. Lo desconecté y abrí el agua de nuevo, cogiendo la ducha con la mano para no congelarme hasta que saliera caliente. Al final, pude ducharme tranquilamente.

Me enrosqué la toalla al cuerpo y me dirigí a mi habitación otra vez para vestirme. La ropa interior era punto y aparte, todo eran encajes y puntillas, muy del gusto de Alice, pero pude elegir unos sencillos vaqueros, una camiseta de tirantes blanca y una chaqueta con capucha de color verde pino. En cuanto salí del vestidor, picaron a la puerta.

- ¡Ya salgo, Jake! – exclamé mientras me desenredaba el cabello -. Me queda el pelo, pero lo seco en un momento.

La cabeza de Rosalie asomó por la puerta.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora