¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡SEGURO QUE ES UNA PESADILLA!

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Salí de nuestra casa en rehabilitación silbando alegremente mientras lanzaba la llave del coche arriba y abajo, con un único pensamiento rondándome por la cabeza: hoy por fin era el último día de clase de Nessie.

Eso implicaba más horas para vernos, más horas para estar juntos, más horas para estar a solas…

Sí, la vida es bella.

Me subí al coche, arranqué, puse música en el estéreo e inicié la marcha.

Tenía pensado hacer un picnic nocturno en Rialto Beach, con una manta, una hoguera y todo eso, para celebrarlo, pero con este tiempo se me habían chafado todos los planes. Aún así, la débil llovizna me hizo poner los limpiaparabrisas, pero no salpicó a mi entusiasmo. También podíamos ir al cine a ver esa película de vampiros y hombres lobo de la que tanto me hablaba. ¿Qué tendría esa película, que volvía locas a todas las chicas? Y más a ella, que estaba acostumbrada a verlos en carne y hueso todos los días. Bah.

No tardé mucho en llegar al aparcamiento del instituto y estacioné donde siempre.

Me bajé del Golf y me acerqué a ese más que conocido para mí Volvo azul metalizado.

- ¿Qué tal, Seth?

- ¡Hey, Jake!

- Vaya ojeras que tienes, tío – me burlé.

Más que ojeras, parecían socavones.

- Es que ayer estuve en el Ocean esperando hasta que acabase Brenda – me explicó.

- ¿No lo iba a dejar? – pregunté, apoyándome en el capó, con los brazos cruzados, junto a él.

- Sí, pero la pagan bien – se encogió de hombros.

- Ah, ya.

La gente empezó a salir del edificio y Seth y yo desviamos toda nuestra atención a la puerta del mismo. Se notaba que era fin de curso, muchos ya estaban tirando los apuntes por el aire.

Fruncí el ceño, extrañado, cuando vi salir a las amigas de Nessie y ella no estaba, ni siquiera podía olerla. ¿Se habría puesto mala o algo? Pero, de ser así, me habría llamado…

Brenda no tardó mucho en despedirse de Jennifer, Alison y Helen y empezó a acercarse a nosotros. Mientras se aproximaba, se quedó mirándome con cara de sorpresa. Volví a fruncir el ceño igual que antes y me incorporé.

Algo iba mal…

Seth ya no se enteraba de nada, se abalanzó sobre ella para abrazarla y besarla.

- ¿Qué haces aquí? – quiso saber, extrañada, apartando la cara del cegato de su novio, que ya no veía otra cosa que su boca.

- ¿Que qué hago aquí? ¿Dónde está Nessie? – inquirí, nervioso.

- Se fue… contigo… – respondió, mirándome estupefacta -. ¿No?

- ¿Conmigo? – mi voz no daba crédito -. ¿Cómo… cómo que conmigo? ¡Yo estoy aquí, acabo de llegar! – contesté con inquietud.

- Pero… si estábamos en el pasillo… - empezó a explicar con nerviosismo -, y tú… te acercaste a nosotras…, la cogiste de la mano… y os marchasteis deprisa…

¡No! ¡Mierda!

Eché a correr hacia el edificio como una exhalación, entre aquel tumulto de gente, y empujé la puerta para abrirla con un golpe seco.

Todavía quedaban algunos alumnos rezagados por los pasillos, pero no veía a Nessie por ninguna parte. Empecé una búsqueda neurótica y frenética por todas las aulas, una por una, asomándome puerta por puerta. Ni rastro de ella.

JACOB Y NESSIE DESPERTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora