2.

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Al otro día, Jungkook se estaba bañando cuando escuchó un estruendo afuera. Se asustó tanto que casi se cae en la ducha. Terminó de bañarse, saliendo del baño con una toalla enrollada a la cintura. Se acercó a la ventana para averiguar de dónde provenía ese sonido, y no le sorprendió tanto ver al muchacho de la vez pasada tratando de arreglar una podadora de césped. Probablemente lo echarían del resort sin rechistar por haber roto algo que no es suyo.

El pelinegro negó con la cabeza para luego ir hacia su maleta y buscar ropa. Minutos después salió de su habitación, encontrándose a sus padres en el pasillo. Bajaron al gran comedor para ir a desayunar, por lo cual tenían que pasar frente al patio del Resort, notando al pobre muchacho que trataba de arreglar esa máquina.

—Vamos, bebé, funciona —decía el muchacho, como si esperara que la máquina le fuera a hacer caso.

—No creo que vaya a contestarte.

El castaño levantó la mirada, encontrándose con el mismo muchacho que había visto la noche anterior.

— ¿Te molestaría echarme una mano?

—No puedo —respondió Jungkook tajante.— Estoy ocupado.

— ¿Mirándome? —sonrió con egocentrismo el otro muchacho, haciendo que el pelinegro cambie su expresión.

—Ya quisieras.

Cuando Jungkook estaba ya a unos metros lejos, escuchó cómo por fin la cortadora de césped encendió. Se dio la vuelta y pudo ver al otro muchacho lanzando un grito de triunfo, haciéndolo reír.

Era gracioso después de todo.

[...]

¿Por qué al pelinegro le estaba costando tanto dormir?

Desde que habían llegado al resort no había pegado ojo, él trataba con todas sus ganas el quedarse dormido, pero no funcionaba. Daba vueltas por la cama tratando de alejar pensamientos que pudieran interrumpir su sueño. Ya un tanto cansado, tomó su teléfono y llamó a la única persona que podría entretenerlo en momentos así.

— ¡Jungkookie! —gritó el muchacho a través de la línea.— Hasta que te dignas a llamarme.

—Lo siento, hyung —rió el menor.— He estado instalándome estos días y con suerte he tocado mi teléfono.

—Te perdonaré porque me caes bien.

—No tenías de otra.

Hoseok era lo más cercano a un hermano para el castaño. Se habían conocido hacía años, al iniciar la secundaria. Nadie podría entender cómo esa rara amistad había generado fuertes lazos hasta al extremo de que, a pesar de que se encontraban en lugares diferentes del mundo en ese momento, seguían comunicándose.

— ¿Cómo están mis otros padres?

—Derrochando amor —murmuró Jungkook con un poco de molestia.

— ¿Y por qué eso te molesta? ¡Déjalos que vivan el amor! —exclamó Hoseok.

—No creas que no quiero ver a mis padres juntos, es solo que... tú sabes...

—Por supuesto que lo sé, pequeño —el mayor soltó un suspiro.— Deberías haber venido de vacaciones conmigo, hay chicos lindos para ti.

—Por más tentadora que sea tu propuesta, ya la desaproveché —dijo riendo levemente.

— ¿Y no hay ningún muchacho que llame tu atención?

—Hay alguien... Pero no sé si cuente.

— ¿Sientes esas mierdas en el estógamo?

—Es estómago, hyung. Y respondiendo a tu pregunta, no —contestó Jungkook.

— ¡No me dejas hacer divertida la situación, niño! —exclamó Hoseok nuevamente, haciendo reír al menor.— Rayos, la policía viene.

El novio de Hoseok se estaba acercando lentamente hacia él, con una mirada asesina. Había dejado la ropa sucia en el cesto por más de dos semanas, y el muchacho estaba hirviendo en ira.

— ¿Lo hiciste otra vez?

—Se me olvidó —hizo un puchero el mayor, estando al tanto de que el pelinegro no podía verlo.— Tengo que irme, presiento que moriré hoy. Te dejaré lo más preciado en caso de que muera: mi colección de videos porno.

— ¡Hoseok!

— ¡Soy tu hyung!

Luego de eso ambos cortaron, Jungkook aún riendo como un desquiciado. Adoraba que Hoseok con solo unas palabras ya le alegraba el día.

— ¿De qué te ríes?

Del susto, Jungkook se cayó de la cama, su cara golpeando secamente el suelo. El muchacho que estaba en la ventana rompió en carcajadas en vez de ayudar al pelinegro a levantarse.

— ¡¿Qué diablos haces aquí?!

—Estaba aburrido y te escuché reír, entonces vine. Por cierto, tienes una muy linda risa.

Jungkook no sabía si tomarlo como un cumplido o una burla, pero no pudo evitar que sus mejillas se tiñeran de un leve color rojizo.

—No puedes ir así como así entrando en las ventanas de la gente —murmuró el pelinegro mientras se levantaba del suelo, sacudiendo su pijama.

—Si dejas la ventana abierta, es casi como una invitación.

— ¡Es verano! Por supuesto que estaría la ventana abierta.

—Lo que sea. Me iré antes de que tu mirada con rayo láser decida arruinar mi bello rostro —aunque no quería, Jungkook lanzó una carcajada por el comentario del muchacho, tapando inmediatamente su boca en señal de vergüenza. El castaño no pudo evitar mirarlo con una sonrisa llena de ternura.— Extráñame.

Le dedicó una última mirada antes de salir por la ventana, cayendo estrepitosamente al suelo. El pelinegro corrió a la ventana para asegurarse de que estuviera bien, pero éste ya se había levantado y continuaba con su caminata a quién sabe dónde.

—Ni creas que podríaextrañarte.    

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friends ➳ vkook. [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora