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— Quiero irme a casa —respiraba cortado y limpiaba mis lágrimas a cada rato.

—¿Sabes? —negué con la cabeza mientras Chris caminaba lento por el pasillo—. Yo también quiero ir a casa pero eso no se puede —se le cayó una lagrimita y la limpie con mi manito.

—Si no lloras yo no lloro —dije y el asintio y no lloro más—. ¿Quieres un besito para sentirte mejol? —las "r" aveces no me  salían.

—Por favor —le di un beso en el cachete—. Gracias —apoye mi cabeza en su hombro y el beso mi pelo.

Desperté en mi cama, esta vez no vino Sol, me levante y me asome  por la puerta para ver si veía a esa monja.

—____ —Gritaron del otro lado del pasillo—. Ven —salí corriendo a abrazar a Chris, me levanto en sus brazos como un hermano mayor y dijo—. ¿Cuantos años tienes? —empecé a contar con mis dedos.

—Así —le mostré mis cinco deditos.

—Eres muy pequeña —hablo—. ¿Quieres desayunar? —asenti y me toque la pansita.

—Tengo hambre —dije y el sonrió,  me llevo hasta una mesa y me sentó a su lado. Desayunamos juntos, no vi a Sol en toda la mañana, la busque con la vista pero había chicos muy altos y no me dejaban ver.

—¿Buscas a alguien? —Me pregunto el.

—A Sol —conteste.

—Vamos a buscarla —me dio la mano y camine con el por todo el pasillo.
Llegamos a una oficina y preguntamos por ella.

—Una familia la adoptó —me respondió la monja pero no sabia que significaba. Me fui de ahí al patio con Chris y los sentamos en el césped.

—¿Que es que una familia te adopte? —pregunte y lo tome por sorpresa.

—Es lindo, te llevan a su casa y te dan mucho amor —respondió con cierta tristeza.

—¿Que significa la palabra adoptar? —pregunte otra vez.

—Creo que es cuando ya no tienes que venir a este lugar porque otra familia decide que formes parte de su familia —me miró.

—Entonces... —pregunte triste haciendo puchero porque quería llorar—. ¿Sol ya no estará conmigo? —pregunte y el nego.

—Lo lamento —me abrazo y pense que no tuve tiempo de despedirme, así como paso con mi papá y luego con mi mamá.

El sol caía, se hacía tarde, fui sola a jugar en el arenero y un niño se sentó junto a mi.

—¿Estas bien? —pregunto Joel.

—Estoy triste —respondí.

—¿Por qué? —giro su cabeza asiendo entender que no entendía la razón.

—Mi única amiga se fue —hable.

—Si es por eso, yo puedo ser tu amigo —dijo y me abrazo, se separó y se puso nervioso, luego se acerco de nuevo y beso mis labios muy rapido y salio corriendo, me quede ahí sentada sin saber que hacer, paso tan rápido que pensé que me pegaría un cabezazo.

—¡Adentro! —grito una monja alargando la palabra, agarre la muñeca que era de Sol y camine con ella hasta la entrada. "Bese a un niño"
Puaj ¡bese a un niño! Un niño me beso a mi.

No se si les estará gustando...

Huérfana  -Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora