Huérfana -Joel Pimentel

~32~

Frene la moto en un parque de diversiones, tenia algo de dinero ya que parte de los regalos de la familia de mamá me mando eso ya que no me conocían bien.

—¿A que quieres subir? —pregunte y la baje de la moto, ella sonrió cuando le quite el casco.

—A eso —señaló y deje el casco en la moto.

—¿Que es eso? —pregunte y ella tomo mi mano.

—Un carrusel —contesto, nunca había subido a uno.

—¿Alguna vez jugaste en el? —la mire y asintió triste, nota mental; no preguntar por cosas de su pasado.

—¿Y tu? —negué—. Sube conmigo ahora, por favor —alargó las últimas dos palabras y su tierna voz me convenció.

—Esta bien —caminamos a él—. Dos por favor —pague y la chica rubia sonrió.

—Que linda su hija —miró a Bella—. Debió tenerla muy joven —me puse roja.

—No es mi hija —dije sonriendo—. ¿Me veo vieja? —pregunte alarmada.

—Claro que no —sonrio la chica—. Ya me parecía que no lo era —se rio—. La lógica no daba con tu edad, ¿Tienes trece? —pregunto y negué.

—Ayer cumplí diecisiete —conteste y Bella me llevo impaciente arriba del juego.

—Feliz cumpleaños —dijo Bella y hice una mueca.

—Gracias... —la subí a un caballo y me subí al caballo de al lado.

—¿Puedes subirte conmigo? —pregunto—. Mamá solía hacerlo —asenti, me baje de mi caballo y me subí con ella.

—¿Mejor? —asentío con sus rizos y el juego comenzó, escuchaba sus risas y me hacía sentir viva, el sonido de su voz retumbaba y me hacía vibrar, le estaba tomando cariño.
Bajamos del juego.

—Estuvo asombroso —sonrio—. ¿Que nombre le ponemos al caballo? —pregunto y le extendí mi mano para que me diera la suya.

—El que tu quieras —sonreí y me dio su mano.

—¿Que te parece, Pegaso? —la mire y asenti.

—Me gusta ese nombre —afirme—. ¿Cuantos años tienes? —pregunte y me mostró los dedos de su mano, tiene cinco.

Flashback

—¿Cuantos años tienes? —pregunto y comencé a contar mis dedos.

—Así —mostré mis cinco deditos y Chris sonrió.

Fin del flashback.

—¿Estas bien? —pregunto Bella.

—Si —asentí—. ¿Quieres ir a casa a ver películas?

—Claro —levanté a la niña en mis brazos y camine con ella hasta la moto, la senté y le puse el casco, me subí y arranque.

•••~

Abri la puerta de mi casa y ella entro temerosa.

—Estamos solo tu y yo —sonreí—. Ahí está el sillón,  siéntate y haré palomitas.

Corrió al sillón y se sentó,  fui a la cocina y me puse a preparar palomitas.

—¿Podemos ver "Stranger things"?—pregunto, una niña con buen gusto.

—¡Claro! —se escuchó el sonido de Netflix y volví con las palomitas a su lado—. Come —me senté con ella y comenzamos a ver la serie.

—¿Por qué Once? ¿Por qué?  —Terminamos la primera temporada y yo lloraba.