Lo Más Perfecto Y Hermoso

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Michelle
Vanesa me miraba como el depredador mira su presa. Sus ojos verdes estaban oscuros y la vi apretar sus puños. Estaba intentando controlarse, lo sabía, pero también sabía que ella no me lastimaría. Tomó una respiración profunda y con sumo cuidado estiro mis piernas y las abrió un poco, pero no dejaba de mirarme, los músculos de su abdomen estaban contraídos y resaltaban. Sexy.

Estaba nerviosa, su mirada estaba llena de lujuria y sentí vergüenza al estar denuda frente a ella y exponiéndome de esta manera. Nunca imagine estar desnuda frente a alguien que me mira como si quisiera comerme.

Se puso sobre mi quedando una de mis piernas entre las suyas, sus manos fueron a cada lado de mi cara y me miro. Su mano acaricio mi pierna desde el tobillo hasta la cintura, lo hacía despacio, sin prisa y con cuidado, temiendo lastimarme.

-Eres tan hermosa y perfecta. Voy a besar cada parte de tu cuerpo y no habrá lugar que mi boca no recorra. - Habló suave y sentí su mano en mi vagina, cerré los ojos y solté un grito que era una mezcla de dolor y placer, sentí que me penetraba con un dedo y arqueé la espalda.

-Estas bien? - Preguntó preocupada y asentí.
-Muévete. - Su dedo entro por completo y se movió un poco, fue imposible para mí no enterrar mis uñas en su espalda.
-Joder. - Gruño de dolor y me mordí el labio.
-Lo siento.- Me disculpe y sentí sus penetraciones más constantes.
-Estas tan apretada. - Gimió en mi oído y siguió entrando y saliendo, cuando se acostumbró agregó otro dedo y gemí tan fuerte que creo que se escuchó en la calle. -Eso es hermosa, grita todo lo que quieras. No sabes cómo me pone eso.

No había ni rastro de la tierna y encantadora Vanesa de hace un momento, y aunque me gustara esa parte de ella, la que ahora salía a la luz me encantaba más. Sus penetraciones se hicieron más rápidas y más profundas y estaba tan sensible que podría llegar en cualquier momento, y así fue, no pasaron ni cinco penetraciones cuando yo ya había llegado al orgasmo.

-Pero que...? - Vanesa se detuvo confundida y me miro.
-Que? - Ella pareció entender y sonrió divertida.
-Entiendo, está bien. ¿Tratare de ir más lento vale? - Asentí y se acercó para besarme, salió de mí y se acomodó para quedar a horcajadas sobre mi haciendo que nuestros centros chocaran, gimió y me las arreglé para darle la vuelta y quedar encima de ella, me senté y acomode mi cabello poniendo mis manos en su abdomen. Me moví un poco y sonreí al escucharla soltar un gemido, le gustaba que hiciera eso así que me moví de nuevo.

-No pares. - Hablo apretando los dientes y me moví más fuerte. Sus manos fueron a mi espalda y luego a mi trasero para apretar y pegarme más a ella.
-Es delicioso verdad que si? - Pregunte y recibí como respuesta un gemido.
-Tienes un culo increíble - Sus palabras  me excitaban y hacían que me moviera más rápido sobre ella.

Segundos después ambas llegábamos al orgasmo y yo caía encima de ella respirando con dificultad. Cuando nuestra respiración se normalizó Vanesa me dio la vuelta y empezó a besarme, un beso apasionado y un tanto brusco, pero me gustaba, paso a mi cuello e hizo lo suyo, bajo a mis senos y lo mismo hizo, hasta que sentí que dejaba besos por mi estómago hasta llegar a mi vagina, no tuve tiempo de protestar porque su boca ataco y me llevó al cielo, empezó chupando y luego metió su lengua en mi entrada, y término succionando los restos de orgasmo que quedaron después de hacer un maravilloso trabajo con su boca.

Subió para besarme y me pude probar a mí misma en ese beso.

-Sabes delicioso.- Hablo contra mis labios y pase mis manos por su cuello.-Podría pasar el resto de mi vida chupando tu deliciosa...- La interrumpí poniendo una mano en su boca y sonrió.
-Ni se te ocurra decirlo.
-Por qué no? Te da vergüenza escuchar que me gusta tu vagina?
-Dios, eres realmente ordinaria.- Reímos y tomó mi mano para darle un beso en la parte superior de esta.

-Ha sido lo más perfecto y hermoso que he sentido. - Ella hablo aun sobre mí y puso sus manos a cada lado de mi cara. Su marcado abdomen estaba contraído y lo acaricié.
-Lo sé, ha sido maravilloso.- Le respondí con sinceridad y sentí mis ojos pesados.
-Vamos a descansar. - Se acostó a mi lado y le abrace pasando una de mis piernas por entre las suyas y mi brazo alrededor de su cintura. Recosté mi cabeza en su hombro y acaricié su abdomen mientras me fijaba en su cicatriz.
Con cuidado subí mi mano por su pecho, pero antes de llegar a mi destino su mano apretó mi muñeca y me detuvo. La mire, pero ella tenía los ojos cerrados.

-Pronto tendrás las respuestas a todas las dudas que hay en tu cabeza, por ahora solo descansa.

Soltó mi mano y suspire al tiempo que me recostaba sobre ella y cerraba mis ojos dejándome vencer por el sueño y el cansancio.

Quédate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora