Quédate.

Madre E Hijo

Vanesa
Que mierda acaba de pasar? Me quedé como idiota viendo la puerta del baño e hice un puchero. ¿Se había enojado? digo, fue una estupidez, no pudo haberse enojado por eso.

Suspire y me levante recogiendo la ropa y saliendo de la habitación para ir al baño de al lado y darme una ducha.

Cuando termine volví a la habitación y encontré a Michelle recostada en la cama, suspire y me acosté junto a ella con cuidado. Me dio la espalda ignorándome y mire al techo sin saber qué hacer.

Tenía que abrazarla y pedirle perdón? Nej, le di la espalda también e intente dormir.
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Al día siguiente desperté temprano y me levante. Michelle seguía dormida y trate de no hacer ruido para no molestarla. Era la primera vez en lo que llevamos de relación que dormíamos enojadas con la otra, siempre que discutíamos hablábamos y dormíamos abrazadas, sin importar que tan grave fuera el asunto, pero anoche fue diferente, fue una estupidez y dormimos dándonos la espalda.

Me puse un pantalón de pijama y una camiseta del equipo Real Madrid. Salí descalza y fui a la cocina, y cuando entre, vaya susto que me di.

-Pero qué coño...?

Una mujer joven estaba parada lavando un plato el cual casi cae al suelo apenas hable. La mujer vestía una camiseta que dejaba al descubierto parte de su estómago y una diminuta pantaloneta, la cual ayudaba a resaltar su enorme trasero.

-Eh, ¿buenos días?

La chica preguntó y sacudí la cabeza.

-Si buen día, Ana es tu nombre?
-Así es, supongo que la señora Michelle le hablo acerca de mí.
-Algo así.- Le di una mirada rápida a sus piernas y negué rápidamente.

-Es algo temprano no crees?

Pasé por su lado y serví un vaso de agua.

-No acostumbro a dormir tarde, además quería preparar algo para el desayuno, pero la alacena está vacía y en la nevera solo hay una que otra cerveza.

Abrí la nevera y asentí dándole la razón.

-Debe haber algo por ahí, yo me encargare de comprar más cosas.
-Como diga, quiere que le prepare algo ahora?
-Más tarde gracias.

Ella asintió y le regale una sonrisa antes de salir. Fui a la habitación de Damian y lo encontré viendo televisión.

-Buenos días monito.

Él me miró y sonrió.

-Buenos días ma.

Me acerqué a su cama y me senté a su lado.

-Donde esta Esben?

El busco debajo de las cobijas y río señalando algo.

-Cómo amaneces?
-Bien.

La cosa con pelos se removió y se asomó. Sonreí y lo acaricié.

-Nunca tuve un perro.

Damian habló mirando al cachorro y me fije en su semblante triste.

-Yo tampoco.

Sonreí con melancolía y fije mi atención en la bola de pelos color dorado.

-A papá no le gustaban los perros y mamá era alérgica a ellos.

Damian se estaba abriendo y fije mi mirada en él.

-Crees que me extrañen?

Suspire escuchando su pregunta y me acomode a su lado para poder abrazarlo.