No La pierdas

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-Que quiere mocosa estúpida?

Negué asustada y vi el aparato en su mano, sus colores eran brillantes y él tocaba la pantalla con sus dedos haciéndolo sonar.

Era de noche y mis papás no habían llegado, yo tenía hambre, pero mi hermano se había comido lo poco que había.

-Qué es? -Pregunte señalando el aparato en su mano y el me miro mal.
-Es un celular. -Asentí y me quede mirándolo.
-Puedo... Puedo tocarlo? - Él río y me empujó de la cama.
-Vete de acá mocosa. Lárgate a dormir.

Me levanté del suelo y me fui a mi cama con lágrimas en los ojos. Como todas las noches.

Fin Flashback

Bastardo. Alexa utilizo la palabra adecuada para definir a ese hombre. Alejé esos recuerdos y apreté la mandíbula. Ahora si quisiera, compraría todos los malditos celulares del mundo, incluso compraría todas las empresas de las marcas de celulares.

-Pero que hace? - Lexa preguntó y vi que intercambiaban celulares bajo la confusa y atenta mirada de Mike. Suspire con una mezcla de ira y tristeza a la vez. Michelle se había dado cuenta de que yo no era la persona que ella quería para su vida, pero vamos, quien va a querer a alguien como yo? ¿Estoy jodida vale? Pero me duele que sea con ese hombre que posiblemente sea.... Odio pensarlo.

-Maa. - Sofí me sacó de mis pensamientos y cogió mi cara con sus manitos. Sonreí tontamente y me senté en la cama de nuevo.
-Necesitas algo?
-Necesito largarme de aquí ahora mismo. - Respondí sin ánimos y Alexa se sentó junto a mí.
-Hermana yo...
-Tu sabias de eso? - Nos miramos y ella aparto la mirada.- Lo sabias y no me dijiste.
-Estábamos buscando el momento adecuado.
-Hace cuanto lo saben?
-Ricardo hace algunos meses y Marcela y yo nos enteramos hace unos días.

-Meses escondiendo algo tan importante para mí. - Hable dolida. -No quiero seguir hablando.
-En algún momento tendrás que hacerlo.- No respondí y la puerta se abrió, Michelle entro sonriendo y Sofí salto en mi regazo.

-Permiso. - Lexa salió y yo me acosté. No quería hablar, no quería discutir, tampoco quería saber que tanto hablaba con ese hombre, solo quería despertar y ver que todo era una pesadilla.
Narrador X
-Cómo te sientes? - Pregunto y Vanesa miro por la ventana simplemente. -No quieres hablar?

La volvió a ignorar y Michelle frunció el ceño. Iba a hablar, pero la interrumpieron.

-Vanesa. - Ricardo y Marcela entraron notando de inmediato el ambiente tenso.-Todo bien acá?
-Todo está bien, no se preocupe.
-Bien, Vanesa el doctor dio la orden para tu salida siempre y cuando sigas sus recomendaciones.

-Genial. - Vanesa hablo a la nada y los presentes se miraron.
-Le diré a la enfermera que venga a ayudarte. - Ricardo salió y el silencio incómodo continuó.
-Te sientes mejor? - Marcela hablo por primera vez. La empresaria asintió sin mirarla. -Hija, sé que esto es algo complicado pero tienes que saber que jamás haríamos algo para dañarte.

Vanesa la miro y Marcela tembló ante la fría y vacía mirada de su hija.

-Cuando este en casa quiero la maldita verdad, porque estoy segura que ya lo saben, ¿o me equivoco? - Marcela negó. -Quiero respuestas, cada estúpido detalle y cada insignificante palabra, después se pueden ir todos a la mierda.

Eso último hizo que el corazón de Michelle dejara de funcionar por un momento. Entendía que Vanesa estaba pasando por un mal momento, así que no dejo que eso le afectara demasiado.

-Yo tengo que irme. - Michelle hablo y Vanesa soltó una risa sin gracia confundiendo a las dos mujeres.
-Ve, tu nuevo amigo debe estar esperándote. No te preocupes por mí, al fin y al cabo, ya todos me han decepcionado. - Hablo secamente y Michelle abrió la boca para hablar, pero nada salió de ella. Salió sin decir nada y Marcela fue detrás para detenerla.

-Querida, no le prestes atención, ahora mismo está pasando por algo muy difícil, está herida, no dejes que te afecte y por favor, no te alejes de ella.
-Es ella quien me aleja.- Hablo con la voz rota.

-Ella es así, no permite que nadie entre en su vida porque piensa que se volverá débil y odia ser débil, pero contigo es diferente.
-Por qué diferente?
-Porque te quiere de verdad.- Marcela hablo con sinceridad y Michelle la abrazo cuidando de no lastimar a Sofí.

-Debes tenerle paciencia, Vanesa es algo.... Especial, pero no es mala persona, solo se siente agobiada cuando ve que están rompiendo sus barreras, se asusta e intenta bloquear a las personas.
-Yo la quiero. - Michelle hablo llorando.
-Lo sé, y ella te quiere de vuelta. Nunca había visto el brillo en su mirada al hablar de una mujer o al salir con una, tú le has devuelto ese brillo que había perdido, tú le has devuelto la sonrisa y le has enseñado que se puede amar. Y eso el algo por lo cual estoy agradecida, por un momento sentí que nuestra pequeña había vuelto, y todo gracias a ti y a esta hermosura que tienes en tus brazos.

Michelle se separó y limpió sus lágrimas.

-De verdad gracias. Pero debes esperar, hay cosas que ella tiene que saber y por más que quiera que estés a su lado, no es bueno, para ninguna.
-Lo sé y lo entiendo, le daré su espacio pero sin alejarme mucho.
-Gracias por entender, y no lo olvides, ella te quiere, no la pierdas.
-No lo haré. 

Hablo con seguridad, y lo iba a lograr, esperaría a Vanesa hasta el fin del mundo si era necesario.

En otra parte de Manhattan
Robert
La vida da muchas vueltas, y lo redondo que es el mundo lo confirma. Hace años había perdido a mi hermana. Esa pequeña mocosa que era maltratada por mi madre y por mí, ¿ahora era el momento de arrepentirme? Si era así, lo estaba, estaba arrepentido de haberla tratado como la trate, pero era solo un niño asustado y celoso, no media mis palabras ni mis acciones. Perdí a mi única hermana de tan solo siente años.

Un día desperté y simplemente no la vi más, pregunté por su ausencia, pero nadie respondió, se prohibió hablar de ella y mencionar su nombre. Yo con ocho años aun no entendía algunas cosas y fue por eso que deje de preguntar.

Hoy quince años después estoy convencido que la he encontrado, en un país enorme y en unas circunstancias que yo diría fueron obra del destino. Me alegraba saber que podría ser la mujer del orfanato quien llevara mi misma sangre y haría lo posible por recuperarla. Pero debía empezar por contarle a mis padres, ellos estarán realmente emocionados.

Pero la vida da vueltas y está en constante cambio, y algunas veces arrepentirse y culparse por el pasado no arreglan el presente.

Quédate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora