Hazme El Amor

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Michelle
Vanesa se separó de mí y se levantó dejándome confundida. Se paró frente a la cama y se quitó los zapatos, desapuntó su pantalón, lo bajo y vi su ropa interior negra, se quitó su saco, su chaleco y los lanzo lejos junto con su corbatín.

Se sentó a horcajadas sobre mí y la mire confundida ya que no desapunto su camisa.

-Que haces? - Ella me miro y trago saliva.
-Quiero que me prometas. - Habló seria mientras se despuntaba los botones de su camisa. -Que no harás preguntas. ¿Lo prometes? - A este punto estaba confundida por la situación, pero asentí ante su petición. Se quitó su camisa y dejo ver su sujetador negro y su marcado abdomen, pero abrí la boca al ver una enorme cicatriz a la altura de sus senos, debajo de su clavícula, era vertical y de unos ocho centímetros, me quede con la boca abierta mirando aquello hasta que sentí la mano de Vanesa en mi barbilla haciendo que la mirara.

-Pase lo que pase, no toques esta zona. Puedes tocar todo lo demás, pero este va a ser tu límite, ¿está bien? - Asentí -No tengas miedo, luego lo entenderás.

Y sin más se inclinó y me besó, lento, como con miedo.

-Hazme el amor. - Susurré y ella se detuvo mirándome.
-Nunca he hecho el amor con nadie. No sé cómo hacerlo.-Parecía asustada pero la bese.
-Solo déjate llevar.
-Y si lo arruino? Y si...
-Y si te callas y me besas? - Sonreí y la tranquilice, la atraje de nuevo y la bese con más pasión.

Pase mis manos por su cuello y la acerque más a mí. Dejo mis labios y fue a mi cuello, saco su lengua y la utilizó para hacer círculos en la zona, gemí fuerte y mis manos se abrieron en su espalda para acariciar. Solté un grito cuando sentí una fuerte mordida en mi cuello, que de seguro dejaría marca. Sus besos bajaron por mi clavícula y llegó a mis senos aun cubiertos por el vestido. Me miro como pidiendo permiso y moví mi cabeza en forma positiva.

Tire mi cabeza hacia atrás cuando ella se llevó uno de mis senos a la boca y el otro lo acarició con su mano. Hizo lo mismo con el otro y enrede mis dedos en su cabello.

-Dios...- Gemí sin aliento y le quite su sostén y acaricie sus perfectos senos. -Ven aquí. -  A diferencia de hace un momento, Vanesa tomo mis labios despacio, sin prisa y disfrutando de nuestras lenguas entrelazadas creando la danza más placentera y perfecta de todas.

Sentí sus senos rozar los míos y soltamos un gemido. Suspire mientras veía a Vanesa separarse un poco para luego volver a introducir su lengua en mi boca quien la aceptó gustosa. Abrí mis manos y acaricie su espalda lentamente disfrutando de la sensación de sus besos y me limite a absorber lo que esta sexy y hermosa mujer me estaba entregando.

Ella suspiro mientras desviaba sus besos a mi cuello de nuevo mientras mis manos acariciaban su espalda y luego las enredaba en su cabello para pegarla más a mí. Su lengua acariciaba mi cuello y dejo besos húmedos. Sentí su mano en mi muslo como la primera vez y empezó a subir mientras acariciaba, lentamente fue subiendo y puse mi mano encima de la suya para detenerla.

Vanesa
-Que pasa?- Pregunte jadeando cuando Michelle me detuvo.
-Yo...yo no...- Acaricie su mejilla y espere que continuara.-Yo bueno... Ya sabes...
-No, no sé, dime.-Tenia una pequeña idea de lo que iba a decir, pero quería escucharla.
-Hace mucho que no... Ya sabes...- Hizo señas raras y sonreí.

-No has estado con alguien en mucho tiempo. - Asintió sonrojada y le di un tierno beso y acaricie su mejilla.-Seré cuidadosa, lo prometo.
-Lo sé.
-Dime si te lastimo.
-No lo harás. - Ella habló y cerré los ojos un momento, no podía perder el control con ella, jamás la lastimaría a propósito, pero nunca se sabe, y es mejor ser precavido.

La mire un momento y mi mano subió por su muslo por debajo de su vestido. Ella cerro los ojos cuando toqué su zona sensible y yo cerré los míos al sentir lo mojada que estaba.

-Estas empapada. -Gemí y acaricié.
-Es tu culpa.- Sonreí y la bese mientras quitaba sus bragas, me separe y las lance lejos, termine de quitar su vestido y observe su cuerpo desnudo sobre la cama, era tan excitante la imagen que apreté los puños para controlarme un poco.

Quédate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora