III. El pasado [EDITADO]

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Tuvieron que regresar al salón después del encuentro con el subdirector, al parecer, la profesora no asistiría a la institución por problemas de salud, y mandarían a un profesor de remplazo durante el tiempo que ella faltara, el cual no sería poco, según les habían informado, la mujer había sufrido un accidente en las escaleras, nada interesante.

Sin razón alguna busco con la mirada a Harry, pero no logro verlo por ningún lugar, tal vez después de lo que le hizo, el rizado no lo molestaría más, y eso era... ¿bueno? Ni siquiera él sabía lo que sentía por Harry, aveces pensaba en él toda la noche; pensaba en sus ojos esmeralda, sus perfectos rizos y la linda sonrisa que siempre iba acompañada por hoyuelos, sin embargo, estaba convencido de que no sentía nada por él.

Al parecer Zayn notó que buscaba algo, porque le dio un golpe con el codo para llamar su atención, señalándole a Dafne como si eso fuera los que el castaño buscaba, Louis fingió que así era, y se acercó a la rubia, la verdad es que odiaba a esa chica, se la pasaba molestando a todo mundo y no era secreto para nadie que ya se había acostado con media escuela. Pero ni siquiera su cuerpo eran tan bueno, obviamente Louis tenía más culo que ella.

Dafne, al notar que Louis caminaba hacía ella, inmediatamente adoptó una pose coqueta, eso era algo que Louis más odia de ella, la ojimiel dejó su café en una mesa y le sonrió de una manera que se suponía era seductora, mientras Louis rodaba los ojos, suspirando exageradamente, ¿y si " accidentalmente" derramaba la bebida de Dafne sobre ella misma?

-¡¿Qué te pasa idiota?! -gritó la mujer cuando recibió -el no tan caliente- líquido, Louis empezó a reír y Dafne le devolvió la jugada, vaciando lo que quedaba del café sobre su cabello. Y oh no, a Louis Tomlinson nadie lo humillaba y menos una maldita zorra creída.

-¡Maldita puta! -Le importó poco que fuera una mujer, literalmente se le fue encima sin el propósito de lastimarla, porque tendría grandes problemas. Sólo era una advertencia.

-¡Pelea de perras! -gritó una voz masculina que en ese momento no pudo distinguir. Louis no era una "perra", aunque eso no fue lo peor, lo peor vino segundos después y fue:

-¡JÓVENES! -Un hombre castaño con ojos color café, que se veía de la misma edad que el profesor Horan, estaba parado en el marco de la puerta, al parecer el maestro de reemplazo-. Ustedes dos-, señaló a Dafne y a Louis, los problemas a penas comenzaban para el castaño-. A la oficina del director -No podían oponerse, el maestro había visto todo el espectáculo y no había manera de negarlo. Esta vez no se salvaría fácilmente.

(...)


Cuando sintió que de sus ojos ya no podía salir una lágrima más, decidió levantarse. No era nada bonito recordar a la familia que una vez tuvo a su lado, amándolo, aquellas personas que lo habían abandonado cuando les confesó que prefería a los chicos que a las chicas, y lo que más le dolía era recordar el llanto de Gemma y Anne al despedirse de él, ambas lloraban sin consuelo.

Pero estaban obligadas a hacerlo, por culpa de su padre: Desmond, aunque lo extrañara y lo quisiera, gracias a él se había quedado solo, gracias a todas sus ideas religiosas. Porque según él, Dios no acepta la relación de dos personas del mismo sexo, pero, ¿eso es verdad? ¿En verdad tienes que cambiar lo que sientes solo por que un libro escrito por el hombre lo dice? ¿Es verdad que no puedes amar a quién tu quieras? ¿Tienes que bloquear tu corazón y olvidar a esa persona? ¿Tienes que prohibirte amar a quien desees? Sólo porque la sociedad así lo quiere... Se supone que el amor es amor, sin importar nada.

No lo haría, no se olvidaría de Louis solamente porque sus padres o las demás personas no lo creen correcto, cada quien es libre de amar, cada quien controla su vida y los demás no deben intentar cambiarla. Amaría al ojiazul, y haría hasta lo imposible por que él sintiera lo mismo. Bajaría cada estrella para él, recogería cada grano de arena y cada gota de lluvia, y todo lo que sus hermosas perlas zafiro pudieran ver y desear.

Sus ojos estaban demasiado rojos e hinchados, cansados de derramar lágrimas. Se dedicó una sonrisa a si mismo, sólo para sentirse fuerte, haciendo lo que su madre le dijo una vez, una de esas veces que ambos se sentaban en el balcón a apreciar el atardecer y hablar sobre lo que fuera, Anne le dijo que si una vez se sentía vació, pensará en ella, porque siempre estaría con él, en su corazón.

No sabía cuanto tiempo llevaba adentro de los baños, de seguro no mucho; estaba agradecido de que nadie lo hubiera visto llorando, aunque sus ojos probablemente lo delataran y no iría a clase en ese estado, no quería que Louis lo viera así. Entonces decidió pasearse por los pasillos, algo peligroso si algún profesor lo atrapaba fuera de su aula, pero ahora era lo mejor para despejarse.

Los pasillos estaban completamente vacíos, ni maestros ni alumnos paseaban por ahí, estaba solo, como siempre. Llevaba la mirada en el suelo, iba pensando en lo que había pasado: había comenzado llorando por la actitud de alguien del que estaba enamorado hace años y había terminado por lo que su familia le hizo cuando tenía 15 años, cuando sólo era un niño que no sabía nada del amor ni de la vida, cuando no sabía que tan malas llegaban a ser algunas personas.

Había un vago y borroso recuerdo de lo que su padre le había dicho aquella tarde, apenas y recordaba sus palabras, ni siquiera su ronca voz era audible imaginariamente: "jamás aceptaré a un hijo como tú" esas palabras que en ese momento le dolieron al igual que dagas enterradas en su corazón, débil y frágil.

Los gritos provenientes de su aula lo sacaron de sus pensamientos, un hombre castaño estaba parado en el marco de la puerta, regañando a alguien adentro. Después sus ojos fijaron el lindo cuerpo del castaño a lado del de Dafne, ambos tenían las miradas abajo y se veían molestos. Louis se veía hermoso, como siempre. Su corazón volvió a latir fuerte cuando Louis levanto su vista y conectó sus miradas, y cada preocupación se fue de la cabeza del rizado, olvidando lo que hace un rato había ocurrido.

Gracias a Niall [Larry Stylinson].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora