XXIV. Sobredosis

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Mary corrió hacia el cuerpo de su hijo que yacía en el suelo, con lágrimas resbalando por sus mejillas desde los ojos, las cuales lograban hacer borrosa su visión, impidiéndole observar aquel destrozado cuerpo.

—¡Louis! ¡Louis! —comenzó a gritar agitando la débil figura del castaño, como una pluma arrastrada por el aire— ¡Despierta! —suplicó, los sollozos que escapaban por su boca rompían el silencio que la soledad había dejado.

Pronto en la puerta el cuerpo de Lottie se hizo presente, observando la escena cubriendo con una mano su boca y con lágrimas comenzando a descender, se dejo caer a un lado de su hermano y su madre, también preocupada.

—¡Llama a una ambulancia! —ordeno Mary, Lottie asintió y marcó el numero con las manos temblorosas, habló en un hilo de voz dando a notar su nerviosismo y preocupación, unos minutos más tarde, en la habitación estaban dos médicos cargaban el cuerpo de Louis en una camilla— Cuida a tus hermanas —pidió su madre antes de salir al hospital junto su hijo.

La castaña se quedó plantada en la habitación de su hermano, incrédula a lo que acababa de ocurrir, con la preocupación emanando su ser, y las lágrimas creando un camino salado por sus coloradas mejillas. Observó con detenimiento aquel vacío cuarto, en el suelo notó polvo blanco como nieve, el aire estaba invadido de humo que calaba en sus fosas nasales, restos de porros regados por la cama o el piso...

Entonces se dio cuenta de lo mal que estaba su hermano, Louis había regresado a consumir droga, ¿Por qué?

Hacia bastante tiempo que su hermano se había propuesto dejar todo aquello, incluso se lo prometió, un sollozo escapó de los labios rosados de Lottie, llevó su puño al pecho y se hincó en el suelo solo para imaginar al ojiazul ahí, ingiriendo todos esos productos dañinos, con los ojos llenos de lágrimas y su corazón sintiéndose apretado.

Levantó del suelo el celular de Louis, llena de miedo porque sabía que algo muy malo venía, y repasó los contactos hasta dar con el que buscaba, marcó. Uno, dos, tres y cuatro tonos bastaron para que alguien contestara al otro lado.

¿Hola? —, una grave voz sonó por el móvil.

—Hola Harry, soy Lottie, la hermana de Louis —contestó tomando una bocanada de aire, nerviosa.

Uhm...

[...]

Louis sintió su cuerpo ser sacudido con fuerza, después sus oídos fueron lastimados por una distante y distorsionada voz, lo siguiente fueron varias sombras cruzando por sus ojos, para terminar con varias luces rojas y azules, mientras su cuerpo era arrastrado, antes de que sus ojos se cerraran involuntariamente y todos sus sentidos se apagaran.

Despertó, sin embargo aún no era capaz de distinguir voces, ni colores o luces. Todo pasaba en cámara lenta y era opacado por el dolor en su cabeza, borroso.

Podía recordarlo todo, cada escena vivida a lado del rizado se reproducía en su cabeza, esa era la película que más amaba y la que más odiaba al mismo tiempo. Louis piensa en el día que conoció a Harry, recuerda que el ojiverde no despegaba su mirada de él, y a pesar de ser incómodo, lo hacia sentir admirado.

También piensa en como estuvo evitándolo e ignorándolo, ahora Louis sabe que fue muy estúpido de su parte hacer aquello, porque se da cuenta de la maravillosa persona que hizo sentir mal por todo ese tiempo.

Recuerda como después de herirlo lo busco y terminó siendo castigado a causa de una pelea que tuvo con Dafne; ese mismo día estuvo viéndolo mientras comía, algo un poco psicópata si le preguntan; quizá no tan loco como observarlo dormir entre las clases, cosa que hizo después y de la cual realmente no se arrepiente.

Gracias a Niall [Larry Stylinson].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora