XXVII. Camino a casa y discusión

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  So we're taking the long way home, tonight 

 Now we're stuck in the middle of nowhere  

(...)

—¡Estoy cansado Harry! —se quejó Louis. La tarde se había convertido en noche y el sol se había ido para dar paso a la luna, que los iluminaba mientras caminaban por calles vacías y tristes.

—Te dije que no debíamos acortar el camino —reprendió. El rizado miró a su alrededor en busca de alguien que pudiera ayudarles, sin embargo lo único que podía ver era oscuridad, paredes frías y el suelo cubierto de hojas secas en tonos marrones y anaranjados, oscurecidas.

—Bueno, no es mi culpa, sino de alguien quien perdió su billetera.

—No puede ser que ya estemos discutiendo, sólo llevamos unas horas de novios —lloriqueo murmurando. Todo comenzó cuando decidieron volver a casa, tomando un "atajo" y terminaron perdidos. Han estado toda la tarde dando vueltas entre calles desconocidas y poco agradables, Harry no debió de distraerse viendo a su novio.

—Cinco horas con veintitrés minutos para ser exactos, ¿es qué acaso lo olvidaste? —, Harry lo miro con ambas cejas arriba, sorprendido.

—¡Por dios, no seas dramático! —atacó, desesperado. Todo lo agobiaba, Louis enojado, estar perdidos, la oscuridad, el dolor de sus pies y piernas, y los extraños sonidos ocultos.

—¿Ya quieres terminar?—, Harry abrió más sus ojos, indignado. ¿Cómo Louis podía pensar eso? Caminó más rápido, sin saber a dónde se dirigía, sólo apresuro el paso.

—¡No! ¿Y tú sí? —contestó. Lo que había comenzado en un susurro se había tornado en gritos que martillaban su cabeza, tal vez debió de comer más que una ensalada, su estómago lo reclamaba. Miró su alrededor, nada todavía, parecía un desierto, sólo ellos dos, arrastrándose por la arena.

—¡No, nunca dije eso!—gruñó el ojiazul, la rabia emanaba en su voz. Sopló los mechones de cabello que estorbaban en su visión y continuo con su expresión colérica.

—¡Bien! —contestaó por último el rizado.

Diez minutos pasaron con el silencio guiándolos entre las tinieblas de la noche, una nube cubrió la luz que reflejaba la luna, las facciones de ambos apenas podían apreciarse. Louis fue el primero en volver a hablar.

—Harry... ¿podrías cargarme? Por favor —pidió adolorido. Harry se detuvo, incrédulo. Louis no dejo de mirarlo, no era bueno pidiendo disculpas, así que no dijo nada, sólo se quedo parado, con ojos suplicantes. Y Harry hubiera dicho que no, de no ser porque aquella mirada lo hipnotizaba, soltó un suspiro acompañado de una sonrisa y levantó al ojiazul. 

—No veo nada —refunfuñó a los pocos pasos avanzados. Las farolas estaban apagadas y de los hogares no salía ni una chispa de iluminación.

—Tal vez es un pueblo fantasma —dedujo Louis, no escuchaba nada más que el zumbar del viento y el crujir de la hojas con su paso. Podía estar en lo correcto, hace un par de calles las personas alrededor comenzaron a disminuir para dejarlos varados en un rincón vacío.

—Claro, suena creíble —dijo sarcásticamente, Louis rodó los ojos y comenzó a acariciar los rizos de Harry con amor. Ahora cree que le gusta hacer eso, porque sus rizos son una maraña de cabello perfectos para alborotar.

—¿Y si dormimos y mañana vamos a casa? —propuso sonriente, Harry se detuvo y Louis bajó. El más bajo miró las casas a su alrededor, todas parecían abandonadas. Tuvo una genial idea.

Gracias a Niall [Larry Stylinson].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora