Gracias a Niall [Larry Stylinson].

XXII. Mary

Recuerden que cambie el nombre de Jay por Mary.

(...)

Mary esperaba a su hijo en aquel sillón que la hacía ver tan poderosa, Louis llegaba tarde y en sus condición es no fue la mejor decisión que pudo tomar, daba tantos problemas que ya no encontraba la manera de castigarlo.

Además estaba arruinando su estrategia, Eleanor comenzaba a quejarse de la manera en la que Louis la trataba y eso era malo, bastante. Si ellos decidían terminar sería el fin, se quedaría sin nada del beneficio que conseguía y volvería a tener una mala vida.

El sonido de la puerta cerrándose fuertemente la hizo volver a la realidad, Louis había llegado. Esperó en su lugar con la espalda recta, el rostro serio, los brazos cruzados y una pierna encima de la otra, mostrando el poder que fingía tener.

Entonces apareció, su hijo estaba como la mierda, literalmente. Tenía los ojos rojos e hinchados, nublando el azul y dejándolos completamente apagados, su castaño cabello hecho un desastre, despeinado y mojado —pues afuera estaba lloviendo—, la ropa empapada y su cuerpo temblando. Sorbía por la nariz y las lágrimas que aún resbalaban por sus mejillas se mezclaban con las gotas de lluvia que permanecían ahí.

Se veía tan débil, frágil, triste y vulnerable que le recordó a aquél día.

Ese en el que Troy se marchó dejándola a su suerte, cuando sólo tenía diecinueve años, cuando creía que el amor era infinito y las personas que más amabas jamás te harían daño, se equivocó.

Louis le rogó con la mirada que no lo regañara, puesto que ya había sufrido demasiado por ese día. Mary lo comprendió y sin decir ninguna palabra lo dejó emprender su camino hasta la habitación, donde se encerró y no salió, estaba hecho un desastre.

Al anochecer Mary se sentía mal, le dolió ver a su hijo de la misma manera que ella se encontraba hace ya bastante tiempo, era tan igual a ella aquel día, igual de rotos y lastimados. Sintió que era su culpa, que su hijo lloraba por algo que ella había cometido, sin embargo ella sólo quería ayudarlo, y ayudarse a sí misma, quería lo mejor para su familia, y no quería que a Louis le sucediera lo mismo que a ella.

Negó con la cabeza alejando los recuerdos y el arrepentimiento de su mente, Louis no podía ser como Troy ni sufrir como ella, su familia merecía lo mejor y no un corazón roto, ni un mal camino en sus preferencias, ni un abandono, ni nada de eso. Louis merecía ser feliz con la persona indicada, y Eleanor parecía ser esa persona. O con eso quería ocultar la verdad de sí misma, la verdad de que Ele y su hijo estaban juntos sólo por dinero, la verdad de que no quería a un hijo como su padre, gay. Sin aceptar que en realidad ella le estaba haciendo a su hijo lo que ella sufrió.

Porque Louis le recordaba tanto a Troy, que le dolía ver como seguía su camino, cambiando a su "mujer" por un hombre. No no y no, Louis no tenia que hacer sufrir a su novia y no tenía por qué ser gay.

Él tendría una hermosa familia con Eleanor lejos de todo pecado —como la infidelidad que ella sufrió, y el estar con alguien de su mismo sexo—, varios bebés y unidos sobre todo, algo que ella no tuvo con su familia. Perdió a su esposo y distanciaba a sus hijos. ¿En qué clase de madre se ha convertido? Cuestionó a sí misma adentrándose en la fría cama, Mark había ido de viaje y se sentía sola, como cuando tenía diecinueve años.