XXXVII. Depresión (pt. 1)

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Hay cosas que nunca cambian. El sufrimiento está presente a pesar de que nadie lo note. Las sonrisas pueden esconder una historia dolorosa. Nunca sabremos lo que hay en la mente de una persona.

Harry miró sus muñecas, las cicatrices eran prácticamente invisibles sobre las nuevas marcas, había sabido esconderlas muy bien, nunca nadie se enteró, porque le parecía algo realmente estúpido cuando estaba cuerdo, sin embargo, en el momento que el dolor se apoderaba de él no podía evitarlo.

Llevaba un tiempo sin caer en las telarañas de la depresión, la felicidad que su pareja y amigos le regalaban era suficiente para no perderse en la oscuridad. O lo había sido hasta ese momento.

James fue quien lo encontró, tan vulnerable como no lo había visto en días. Louis no estaba cerca, él había decidido partir en búsqueda de su propia familia, pero nadie podía culparlo, realmente los necesitaba.

Tal vez Harry exageró al rogarle que no lo abandonara, mientras Louis le prometía que volvería tan pronto como pudiera, sólo necesitaba de tres días para ver si podía localizar a su madre y recuperarla, y si no era así regresaría con el consuelo de que gracias a ella estaban juntos. Sin embargo, esos tres días se convirtieron en una semana esa semana en dos y luego en cuatro, Harry esperaba cada noche en la sala que por algún milagro de cualquier dios existente e inexistente la puerta fuera abierta por un sonriente y cansado Louis, y si su familia estaba a su lado aún mejor, pero nada de eso ocurría, las llamadas de Louis desaparecieron al iniciar la tercera semana, y Harry aún recuerda esa frase que la mala señal al otro lado no dejó escuchar, pero claramente Louis había dicho "te amo" con una sonrisa en sus labios, ninguno de los dos sabía que esa sería la última vez que escucharían las voces del otro.

¿Dónde estaba Louis? ¿Por qué no había regresado como lo prometió?

Esa no era una jodida película de Hollywood para que la gente desapareciera y en el siglo XXI no pudieran comunicarse, era imposible. Pero lo estaba viviendo, y el miedo y dolor lo habían arrinconado y dado un gran golpe duro en el estómago, haciéndolo liberar todo el aire de su interior para caer en lo más profundo del sufrimiento, Harry estaba deprimido; entonces notó que ver, besar y compartir momentos con Louis era lo que lo mantenía sonriente, lo mantenía vivo.

¿Y qué pasaba cuando su felicidad se alejaba mientras él estaba atado de brazos y piernas? No podía ir tras las sonrisas, no podía ver ni siquiera donde estaba, sus ojos estaban vendados por las lágrimas y su boca bloqueada por los sollozos descontrolados de su corazón.

Soñó con él, con su suave manera de acariciar y las tiernas sonrisas que regalaba mientras dormía, soñó con esos abrazos que podían durar horas, con sus deliciosos labios, sólo soñó con él. Y esa fue la señal que le indicaba que estaba en el borde, perdiendo la cabeza por la desesperación de tener a su novio de regreso en sus brazos, ¿dónde estaba? Su mente imaginan lo peor, su cabeza le jugó un mala broma que lo dejó arruinado. No, no no, era imposible.

Louis volvería, quizás había perdido su teléfono, o el cargador de este, o cualquier otra cosa. Su familia estaba bien, Louis estaba bien, su corazón se lo gritaba.

La soledad fue demasiada para él, había perdido su razón de vivir.

-Oh no otra vez, ¡Kim llama a una maldita ambulancia! -James, James estaba ahí. Harry quería gritarle que se fuera, que la única persona por quien quería ser salvado era Louis, que si no era él, nadie más lo movería; no pudo hablar. Intento abrir los ojos, sólo para indicarle que estaba bien, que no se preocupara y se fuera; le fue imposible. Como ultimo medio se esforzó por mover algún musculo, quizá golpearlo y hacerle saber que tenía suficientes fuerzas para quedarse a esperar a su príncipe ahí; pero sentía como si sus extremidades hubieran sido cortadas. Un pitido aturdió su oído cuando la sirena comenzó a escucharse a lo lejos, y después, nada. Cayó en la oscuridad y el silencio.

Sus ojos parpadeaban despacio, todo se veía borroso y los colores se distorsionaban. Tres rostros pudo distinguir: un doctor, una enfermera y un precioso querubín de ojos añiles. Las frases eran imposibles de comprender, "él estará bien, muchacho" fueron las últimas palabras que capturó antes de que la oscuridad lo volviera a atrapar.

Odiaba los hospitales, eran fríos y tristes. Estaba atrapado en cuatro paredes pulcramente blancas mientras escuchaba los lentos pitidos de la maquina que registraba sus latidos, sus párpados pesaban demasiado como para siquiera buscar de donde provenían las caricias en su cabello, las cuales lo reconfortaban.

No podía ver, pero podía escuchar. Prestó atención y logró oír un goteo constante, exploró más allá para localizar el canto de los pájaros afuera y la tranquila respiración de un acompañante. La puerta se abrió y un par de pasos se aproximaron a él.

-Buenos días, he venido a informarle lo que los testigos afirman que ocurrió -la voz femenina era muy dulce, Harry imaginaba a una enfermera joven, pero muy experta en su trabajo-. Comunican que la noche del sábado encontraron al joven, eh... Harry Styles desangrándose en el suelo de la cocina, uno de sus amigos dice que ya se había lastimado a sí mismo antes, pero nunca tan extremadamente, además esto no había ocurrido desde hace meses...

-Fue mi culpa -Esa voz.

-Señora, éste tipo de cosas ocurren muy a menudo y no hay por qué culparse, son sólo problemas comunes en diferentes cabezas, esta fue la manera de Harry de sobrellevar una situación incontrolable y dolorosa para él, los jóvenes recurren a esto para liberarse... Ahora, si me disculpa tengo que retirarme, volveré en unos momentos para revisar al paciente.

Harry sintió un beso en su frente, que lo hizo sentir pequeño.

-Mi niño, fui una mala madre al dejarte a tu suerte, pero tenía miedo de volver y que sintieras odio hacia mi, porque es mi culpa que tú estés aquí, no tuve el valor suficiente para dar la vuelta y cuidar de ti, dejé que tu padre me guiara hacia lo que parecía correcto y sin embargo sólo terminamos peor. Quiero que sepas que te acepté desde antes que tú mismo revelaras tu secreto, yo ya lo sabía, pequeño. Te amo Harry, sobre todo, lo hice desde la primera vez que te vi en mis brazos y lo seguiré haciendo hasta el último día de nuestras vidas, sólo quiero que seas feliz. Jamás dejaría de amarte, cariño. -Su voz estaba rota para entonces, Harry sintió otro beso en sus cabellos antes de que el tacto desapareciera y la mujer saliera de la habitación, ella era Anne, su madre.

(...)

¿Emocionados, sorprendidos, anonadados? 🌚
Okay, okay. Sólo estoy atando unos cabos sueltos para poder terminar GAN si dudas, así que si recuerdan algo que nunca se aclaró pueden decírmelo, o si quieren que me adentre más en algún personaje podemos darle tiempo, sólo quiero que estén satisfechos con el gran final.

Gracias a Niall [Larry Stylinson].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora