XXXI. Despedida

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Louis preparaba la comida mientras que Harry terminaba de ducharse, habían estado peleando casi media hora para decidir a quién de los dos le tocaba cocinar.
Habían hecho un juego, en el cual el gatito (al cual habían decido llamar Fígaro) tenía que decidir, se sentaban en el suelo y colocaban al animal en medio, este iría con alguno de los dos, quién prepararía la comida. Louis estaba agradecido porque, de alguna manera, probaba que el gato lo amaba y prefería a él, aunque también se sentía desilusionado, debido a que la comida de Harry le encantaba.

Una vez que termino de preparar la receta, sirvió dos platos, que colocó uno enfrente del otro, había estado planeando algo romántico mientras cocinaba, llevó un pequeño jarrón que encontró por ahí, y colocó dentro una rosa que acababa de comprar, junto a los ingredientes, horas antes, colocó el jarrón al centro de la mesa.

El mantel, la rosa y la comida. Todo parecía estar listo. Sólo tenía que arreglarse.

Subió veloz las escaleras y cambió su ropa lo más rápido que pudo, él había tomado un baño antes que Harry, así que nada más arregló su cabello para después de volver abajo, con un vestuario más decente. Decidido a esperar a su novio.

Siete minutos después Harry bajaba las escaleras, alegando por el agua fría con la que le tocó ducharse, sus palabras se cortaron una vez notó la sorpresa de Louis. Cubrió su boca con ambas manos escondiendo una encantadora sonrisa.

—¡Sorpresa! —festejó. En realidad no había razón para celebrar, ni causa del regalo, simplemente Louis lo quería. El rizado corrió hasta el ojiazul y lo abrazo murmurando muchos "gracias" mientras dejaba pequeños besos por toda su cara, causándole cosquillas.

—Gracias, bebé —las palabras escaparon de sus labios, haciendo que el castaño se sonrojada. "Bebé" es una palabra muy linda para llamarlo, si se lo preguntan—, se ve delicioso —alagó.

Louis estaba bastante complacido con la reacción de su novio, así que, después de intercambiar un par de besos y palabras más, el par tomó asiento uno enfrente del otro. Él miraba con atención a Harry cuando este probo el primer bocado, su expresión fue de satisfacción.

—Esto está muy bueno —le hizo saber, y sí, Louis estaba tan rojo como un rubí, porque en toda su vida sólo había cocinado una vez, y fue para su primer novia, nada salió bien para ser sinceros, la comida se quemó y la chica salió enferma del estómago, ¡pero vamos! Louis era tan solo un chico de trece años.

Ahora, no sabe cómo, pero la comida resultó buena, deliciosa según él. Y a Harry también parecía gustarle.

Su "romántica" comida fue interrumpida diez minutos después por el timbre, estaban a punto de terminar cuando el molesto ruido se hizo presente, Louis había decidido ignorarlo, pero cuando este sonó repetidas veces y siendo muy molesto, se levantó enfadado, dispuesto a liberar su furia con la persona en la entrada.

Su ceño fruncido se ablandó un poco al ver a una pequeña en la puerta, sin embargo no fue amable.

—No compramos galletas —advirtió, cerrando la puerta de golpe, justo cuando dio media vuelta para regresar el sonido volvió. Rodó sus ojos y dejo escapar un bufido, él solo quería un día lindo junto a su novio.

—¿Quién era? —preguntó Harry desde el pequeño comedor.

—Una niña —contestó, pensando en la forma más amable de pedirle que se largara. Sin embargo, no pudo pedírselo, ya que ahora era Harry quien estaba en la puerta.

—¡Emma! —gritó, demasiado feliz para ser sólo una pequeña cualquiera, y... Oh, no era una pequeña cualquiera. Louis la recordaba, la forma en qué la conoció fue extraña, ella no quería soltarlo.

Gracias a Niall [Larry Stylinson].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora