Harry finalmente fue en busca de ayuda.
Louis estuvo rogando semanas para que Harry cediera a ir a ver a un psicólogo por el miedo de que algo ocurriera de nuevo, porque definitivamente temía perderlo.
Las terapias eran semanales y de una hora y media o en pocas ocasiones duraban dos, sus manos estaban entrelazadas desde que salían de su pequeño departamento hasta que la puerta de la habitación de consulta los separaba y Louis era muy paciente imaginando lo grandioso que sería Harry cuando fuera más seguro de sí mismo y evitara caer en las autolesiones; una vez que terminaban Harry salía más relajado e incluso con alegría, sus manos estaban juntas en el camino a casa.
Era la rutina de cada sábado, ambos se levantaban temprano para hacer ejercicio como recomendó el psicólogo y después de tomar un baño se dirigían al edificio especializado, el tiempo de espera transcurría rápido para Louis, y luego de pasear juntos en el parque camino a casa, ellos volvían; su gato siempre los esperaba ahí para comer y jugar.
Sin embargo, ese día Fígaro no los esperaba listo o animado para jugar, sino para que lo ayudaran. Entonces Louis y Harry actuaban como dos padres tiernamente preocupados cuando su lindo gatito se lastimó.
Louis inmediatamente corrió a su rescate y notó que había caído en una pelea con gatos callejeros claramente más grandes y fuertes que él, pero no era su culpa para nada, el pequeño gato sólo buscaba amigos.
Harry por su parte fue quien revisó sus heridas, y se aseguró de que estuviera cómodo y mimado, el pequeño felino era afortunado de haber conseguido a ellos como dueños.
Fue cuando Harry se dio cuenta de lo feliz que lo haría tener un bebé, quizá dos, tres aún parecía una buena idea, y cuatro eran pocos de todas formas. Pero tenía sólo diecisiete años, muchas cosas por hacer por su cuenta y con Louis. Decidió que lo hablarían más adelante.
El rizado admiraba como Louis, a su lado, mimaba al felino en su regazo mientras veían una película, La vida es bella, específicamente. Harry admitía haber llorado mucho la primera vez que la vio, y las siguientes un poco tal vez. Aunque no le hubiera gustado vivir específicamente aquella historia, a él le hubiera encantado tener un padre así porque, bueno, el que tiene lo odiaba. En el transcurso de –menos de– tres semanas Anne y Gemma lo habían visitado siete veces, y su padre seguía fingiendo que no existía, simplemente no podía ser indiferente a ese hecho.
Su melancolía se obligó a desaparecer cuando alguien llamó a la puerta, Louis conectó sus ojos y le dedicó una sonrisa, diciéndole tiernamente que él tenía que atender. Harry rodó los ojos, sonriendo mientras se levantaba.
Apenas abrió la puerta, el exaltado de Zayn entró corriendo y gritando.
—¡Louis William Tomlinson y Harry Edward Styles! —ambos lo miraron sorprendidos, sin embargo el animo de Louis cambió a enojo rápidamente.
—Maldito, despertarse a mi bebé —regañó, tratando de calmar al asustado gato, Harry solía decir que era una mascota muy consentida y que Louis lo trataba demasiado bien, pero él se justificaba de una u otra forma.
—¿Qué pasa?¿Ganaste la lotería?
—Esto es más importante
—¿Qué podría ser más importante que ser millonario para entrar a si a nuestro hogar?
—Louis, el dinero no compra la felicidad y hay muchas cosas demasiado más importantes por encima de...
—Bla bla bla. Lo sé, amor —Y Harry también decía que a veces Louis era demasiado infantil, aunque así le encantaba, una combinación perfecta entre inmadurez, diversión, amor, y quizá un poco de todo.
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Gracias a Niall [Larry Stylinson].
FanfictionHarry Styles, lindo, no muy popular. Toda su vida y pensamientos se basan en una sóla persona, en Louis Tomlinson, su compañero de clases desde hace cuatro años. Ha caído en depresión cada vez que recuerda la forma en que Louis lo ignora. Pero su p...