10. Los ojos no mienten

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Se removió en el sueño sintiendo un peso extra en su brazo. Aclaró la vista y observó al chiquillo durmiendo plácidamente encima de él. Era muy temprano, a penas el amanecer había comenzado hace algunos minutos pero la verdad era que para él ya había amanecido. Despertar con aquella imagen le había inflado el pecho de tal manera. El corazón se le quería salir de su lugar. La sonrisa que le salió fue enorme y fue inevitable sentirse emocionado.

Tomó la cabeza de Josh y lo acomodó en el sofá. Se detuvo a ver el rostro completamente dormido del castaño. Era hermoso, sin duda alguna, y en realidad no temía enamorarse de él. Acarició la mejilla ligeramente sonrojada y sonrió cuando Josh se removió entre el sueño.

-¿Donde estabas?- preguntó Amanda completamente seria. Hasta podría asustarse.

-En...reunido con Marcelo- dijo sin pensar mucho en la excusa tan mala que había dicho.

-¿A las seis y quince de la mañana?- preguntó Amanda alzando una ceja mirándole expectante.

-¿Porque tantas preguntas? No soy un niño como para que me tengas vigilado- dijo Francesco algo enojado.

Amanda caminó directo a la habitación del italiano y se sentó en la cama con los brazos cruzados. Estaba indignada, él se había ido a media noche quien sabe para donde sin decirle nada. No era que ella tenía que saber cada paso de él pero por lo menos decirle que estaba bien.

-Me debiste decir, estaba preocupada- habló ella.

-A ver Amanda, aclaremos algo. No tengo porque decirte que hago y que dejo de hacer. Solo somos mejores amigos. Sé que te preocupas por mi y lo aprecio pero todo tiene un límite- replicó algo enojado él.

-Lo sé- dijo bajando la cabeza apenada -Lo siento- añadió y Francesco supo que se le pasó la mano.

-Sabes que odio que me cuestionen- dijo apenado Francesco y Amanda asintió.

Francesco fue a dónde ella estaba y la abrazó. Besó su frente y le sonrió algo cómplice. Quizás era muy temprano para hablar del chiquillo pero era imposible esconder su emoción. Amanda frunció el ceño pues el rostro de su mejor amigo escondía algo.

-Anda, cuéntame, que esa expresión que tienes de emoción no te la quita nadie- habló la chica.

-¿De que hablas?- preguntó desinteresado -¿Que expresión?-

-No te hagas el tonto Francesco- advirtió ella

-No me hago, Amy-

Amanda rodó los ojos y no insistió. Sabía que por muy mejores amigos, casi hermanos, Francesco seguía siendo muy reservado con sus cosas. Muy pocas cosas, aún llevando años de amistad, ella sabía de él. Contrario a ella, Amanda siempre fue muy abierta con sus amigos.

-Odio que seas tan reservado. Yo hasta te conté cuando y como perdí mi virginidad y para que me digas algo tengo que darte un golpe para que hables y tengo un cinco por ciento de probabilidad de que lo hagas- volvió a rodar los ojos

-Estoy bien- sonrió Francesco, su mejor amiga lo conocía mejor que él -Voy a dormir cinco minutos más y vuelvo al trabajo- 

Francesco se deshizo de su chandal y su camisa y se tiró boca abajo en su cama. Amanda lo abrigó con el edredón y se fue a desayunar, dejándole el de Francesco guardado.

Tú eres mi mate「 Heart of Wolves II 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora